Por Praede Olivero
Cuando una entidad cumple con su deber, cacarea si quiere, pues es esa su obligación o deber. Es más, la publicidad de cada actividad es cacareo suficiente.
Cuando esa misma entidad no cumple con su deber y encuentra críticos, su deber, su obligación es ser autocrítico o hacer silencio.
No se puede denostar a un pueblo que a una sola voz criticó que en el 150 aniversario de la Restauración de la independencia de la República Dominicana, liderada por el General Gregorio Luperón, los tres símbolos principales de la ciudad de Barahona estén sucios y rotos en las narices de todos y en especial de la comisión llamada a evitar esa afrenta.
No se puede aceptar como explicación lo que se ha hecho y la ayuda dada a otras instituciones, menos lo que han hecho funcionarios como los gobernadores que han cumplido con su deber hasta gastando sus propios recursos cuando la gobernación no ha recibido presupuestos adecuados.
Lo correcto es ser autocrítico y arreglar los monumentos, cambiar la bandera sucia y rota, como primera respuesta a las críticas con fundamento.
Decir que los críticos nunca han puesto un huevo y cacarean es una falta de respeto y una pobre actitud defensiva.
La principal crítica la leí en Ecos del Sur, principal vocero de la ciudad y de la región, uno de los mejores diarios digitales del país y del mundo, el cual acaba de cumplir 4 años, por lo que lo felicitamos, por lo tanto no se le puede atribuir ese epíteto.
Sobre el público crítico, no le podemos responder así, tiene todo el derecho a reaccionar así, es muestra de que siente la patria, sus héroes y mártires, sus símbolos y sus fechas conmemorativas.
En lo que a mi concierne, no tengo que hacer defensa, mis hechos hacen honor a mis palabras, sin tener que estar en instituciones públicas, sin tener que manejar presupuestos, sin cobijarme en la sombra del poder, como martí digo que la mejor manera de decir es hacer.
Y como no soy de los que tiran la piedra y esconden la mano, sostengo mis denuncias y reclamo solución, porque es una ofensa a la patria ondear una bandera sucia y rota en la principal plaza a Duarte y la bandera en la ciudad de Barahona.
Que no me hable TBB de altura, de vientos, ni de otras excusas, pues para eso debe haber dinero y más si afirma que han suplido de bandera otras instituciones.
Quiero informarle a ese distinguido amigo que en una ocasión mi tío Manuel Olivero y yo, junto a varios amigos fuimos a una empresa y compramos una bandera grande para su uso en la Plazoleta Duarte y que en otra ocasión vi un trapo como bandera en el cuerpo de bomberos, protesté, la mandé a quitar y les compré una nueva. Ahora estoy dispuesto a comprarles la bandera que sustituya el trapo sucio y roto, que como ofensa a la patria ondea en la Plazoleta Duarte.
Sobre el busto de Luperón es triste lo que pasa, sin oreja, rota la nariz, levantada la pintura y no pudieron acondicionarlo para el 150 aniversario de la Restauración. Como diría el amigo Virgilio la celebración 50 aniversario le quedó grande al 150 aniversario, no sólo en Barahona, sino en el país, es como si cada vez sintiéramos menos la patria, al menos el sector oficial.
En cuanto al monumento a los artilleros barahoneros que usando tres cañones enfrentaron a los barcos españoles en el puesto de Barahona el 8 de febrero del año 1864, en medio de la lucha por la Restauración, antes estaba mejor que ahora, pues hasta la leyenda le quitaron, por lo que los visitantes preguntan qué es eso?y se van sin saberlo, a menos que encuentren alguien que les de la información.
Quisiera que un proyecto que voy a presentar a Efemérides Patrias, al Cabildo Municipal, a la Gobernación Provincial, a otras instituciones y personalidades para celebrar o conmemorar el 150 aniversario de ese hecho el 8 de febrero del año 2014, sea acogido, pues no sólo soy un pico de oro como dicen algunos, sino que mi fuerte es la acción, lo que creo ha quedado suficientemente demostrado.
Finalmente quiero decirle a TBB que la historia no es sólo para escribirla. La historia no es solo para leerla. La historia no es solo para contarla. La historia es para vivirla o revivirla.