miércoles, 25 de septiembre de 2013

ANECDOTA DE UN GRAN SUSTO! Historia se remonta a la capitalización de Minas de Sal y Yeso. El boche del director de CORDE y la lección de conciencia a favor de una comunidad.


Por Mayobanex De Jesús Laurens.
Tras la culminación del proceso de capitalización de la empresa Minas de Sal y Yeso, con su posterior arrendamiento a la empresa multinacional Cemex Dominicana en el año 1999, con la dirección de CORDE, encabezada por su director el arquitecto Eduardo Selman, sucedió una historia real con el administrador de la empresa ubicada en Las Salinas de Barahona.
 
Selman había solicitado al administrador, persona quien suscribe el presente artículo, para que preparara los expedientes completos de todo el personal y que les hicieran los cálculos para pagarles de forma total sus prestaciones laborales acumuladas hasta esa fecha, acto que se hicimos sin demora alguna.

No solamente preparamos los expedientes y sus cálculos para el pago de los derechos laborales de los empleados, sino también que le hicimos un listado de las personas que a mi entender debían ser pensionadas, habiendo acumulado más de 20 años laborando en Minas de Sal y Yeso.

Llevamos ambas relaciones de expedientes (prestaciones laborales y solicitud de pensiones definitivas de por vida) al director de CORDE, Eduardo Selman. Cuando le expusimos la idea de que se pudieran pagar las prestaciones laborales y que también pudieran ser pensionados a la vez, me miró fijamente a los ojos y me dijo que eso no se podía, que era imposible y violaba las leyes laborales.

Imploré al arquitecto Eduardo Selman considerar mi solicitud, dado que el dinero que se tenía para pensiones y pago de prestaciones laborales si no se hacía ambas cosas, parte de esos recursos irían a las arcas del Estado y a lo mejor otro uso se le daría, perdiéndose la oportunidad de ayudar a humildes obreros que dieron toda su vida a Minas de Sal y Yeso.

Ante mi insistencia, la comprensión y generosidad del director de CORDE se puso de manifiesto, expresando que yo tenía toda la razón y que lo mejor era ayudar a esa pobre gente que se vayan  a sus casas con el dinero de sus prestaciones laborales y puedan disfrutar de una pensión mientras vivan.

Ante el susto recibido y la impresión positiva posterior, le dije a Selman que la comunidad de Las Salinas y esos humildes obreros jamás olvidarían esa noble decisión de él, de pagarles sus prestaciones laborales y también pensionarles.

A todos los obreros y empleados se les pagaron sus derechos laborales de forma completa y unas 150 personas que habían acumulado 20 años o más de labor se les pensionó con su último salario devengado.

Hoy, al encontrarme por las calles con algunos de esos obreros, me hacen referencias a las gestiones nuestras y de la dirección de CORDE, agradeciéndonos el gesto a favor de ellos.