La diferencia
POR : Kilssy Mendez
Vivimos
en un mundo tan moldeado y adaptado al sistema imperante, que la
mayoría de las veces el intentar hacer las cosas de un modo diferente,
conlleva a ganar más enemigos que amigos.
Miradas
mal dirigidas, envidias, perversión y tergiversación de las verdaderas
razones que nos impulsan a llevar a cabo ciertos proyectos, son solo
algunos de los sentimientos que genera el tratar de contribuir y aportar
para generar un cambio en nuestro entorno.
Por
lo mismo el dejar de accionar de forma diferente, logrando notables
beneficios en la sociedad porque el otro quiera o porque sea intolerante
a los cambios, aunque estos sean para bien, es una forma de sumisión.
Es
cierto que todos los seres humanos debemos adaptarnos al sistema al
cual pertenecemos, pero esta adaptación está muy lejos de sumir nuestras
ideas innovadoras o emprendedoras a los deseos ajenos, porque siempre
podemos optar por ser diferentes aportando algo nuevo, ¡No todo está
hecho! Y solo descubriremos lo que hace falta en nuestra vida y en
nuestra sociedad, teniendo un punto de vista crítico y diferente, que no
sea necesariamente controversial o en su efecto, una tendencia mal sana
de nadar todo el tiempo en contra de la corriente.
Admiro
a aquellas personas que pueden volver a dar vida a algo que creíamos
muerto, opaco o sin gracia (Casas, monumentos, pinturas, etc.),
rescatando del pasado algo valioso y convirtiéndolo en un hermoso presente manteniendo su esencia, pero con una mejor óptica.
Hay
personas que no nacieron para ser seguidores sino para crear sus
propios movimientos y lineamientos. Lo que implica tener una fortaleza
extraordinaria de persistir en hacer la diferencia a pesar de las
críticas que genera ser un ente con ideas y criterios propios.
Ser
diferente no es sinónimo de malformación o de ser desadaptado, ser
diferente es tener un mundo propio, donde los sonidos, sentidos, colores
y formas, poseen aspectos peculiares y que al estar bien dirigidos,
aplicándolos de una forma adecuada a nuestro entorno, genera algo
singular y tan extraordinario, que es digno de ser recordado por mucho
tiempo.