¿Quien me lo explica?
Por Carlos J. Vidal Lassis/Tomado de El Biran NY
Hace tiempo que busco una respuesta precisa y esclarecedora a una gran interrogante que me esta llenando de angustia como la que le da a cualquiera cuando entiende que todas las posibles soluciones a su gran problema no se pueden lograr.
Investigo y analizo desde todos los ángulos posibles y sabiéndome ignorante de muchas cosas, no obstante la agravante de que soy de esas personas que les “falta mucha calle”, es decir, que no son maliciosas, a pesar de todo lo estudiado, leído y la experiencia de largos años de ejercicio profesional, no alcanzo una pista clara hacia la solución de ese gran enigma.
Esta incertidumbre que ahoga mi pensamiento, busca una explicación razonable y lógica sin que haya un asidero visible, o sea, algo por donde agarrar el desenlace.
Los profesionales de la conducta humana individual y colectiva poseen un verdadero arsenal teórico para interpretar las realidades y complejidades de la vida, sin embargo, no son suficientes ni dan a bastos para iluminar este tortuoso camino.
Los Antropólogos e Historiadores con todo y sus muy necesarios y profundos análisis de todas las vivencias ya registradas igualmente fallan en desenmarañar este misterio de nuestra sociedad, que no es solo de la nuestra, sino de casi todas partes. Hay excepciones.
En las excepciones, que son realmente tal, son muy pocas. Es posible observar y estudiar cómo y por qué han resuelto ese problema, es posible fijarnos en como ellos, los dichosos de esos pocos países bien educados y desarrollados, actúan en cada una de las circunstancias, de esas que se aplican en nuestro país, es decir, que son similares.
Lamentablemente, aquí no funcionan, aquí las rechazamos sin ver si trabajan o no, (Habemos muchos “genios” en las posiciones decisivas). Aquí las negociamos y terminamos eliminándolas porque no nos proporcionan ningún beneficio a nosotros personalmente o a los intereses que servimos. (Casi todos somos miembros de un partido para servirnos del partido, no para servirle al partido que lo mismo que servirle al pueblo). Aquí las escondemos o manipulamos o tergiversamos para evitar que aquellos que tienen la capacidad intelectual y moral evidencien a aquellos que no la tienen. Aquí somos unos grandes teatreros, amantes de las postura, que anunciamos las soluciones pero nunca las concretizamos, nunca la llegamos a buen termino, lo peor es que nunca dejamos que los que lo puedan hacer lo hagan porque tenemos miedo de que muestren tal y como somos y también porque nos “daña nuestra carrera política”.
No crean, respetados lectores, que es un artículo para meter miedo, ni causar tensión. Es para ver si alguien que me lea tiene una posible solución y me ayude a mí y todos los demás a encontrar el gran acertijo.
Porque mi dilema es explicarme a mi mismo cual es la racionalidad, la manera de pensar de aquellos que sin haber sido nunca beneficiados, habiendo sido siempre ignorados, viendo claramente como solo algunos privilegiados fueron atendidos y recompensados a expensas y sacrificios de las grandes mayorías, aceptan ser llevados como ganado manso y sonriente hacia el mismo matadero que le ofrecieron y llevaron anteriormente.
Quiero una explicación de cómo personas que se suponen pensantes y muy bien preparadas, de manera servil siguen bailando al mismo aburrido Son que le tocan, sirviendo los intereses de directores de orquestas que solo piensan en su propio porvenir y no son mas que falsos profetas, que aprovechan la bondad, bonhomía, buena fe e identificación con los mejores intereses comunitarios de los hombres y las mujeres de esta nación.
¿Puede alguien decirme por qué y cómo éste pueblo no aprende cual es el mejor camino hacia su verdadera libertad?
¿No son suficientes las lecciones de nuestra historia, los ejemplos de nuestros patricios y nuestros verdaderos héroes y verdaderos líderes que nos han educado y nos han indicado el sendero a seguir?
Los modelos de otras patrias, de otros pueblos, de otras ciudadanías claramente muestran qué hacer. Hay quienes nos lo dicen y escriben acerca de esas soluciones exitosas y describen lo que esas sociedades han realizado y como lo continúan.
¿Que tan difícil es entender que “la unión es lo que hace la fuerza”?. Claro, cuando es para beneficio de todos. Por eso, esos que escriben dicen que “hay que renovar el liderazgo”… y tienen toda la razón. Pero no son únicamente los líderes, somos todos.
Todos tenemos que dejar de pensar en nosotros mismos para que podamos conseguir algo realmente para nosotros. ¿Acaso no nos damos cuenta que mientras más y más buscamos satisfacer nuestras necesidades individuales primero, más nos las alejamos? Veamos con detenimiento y veremos que los grandes males que nos aquejan actualmente son consecuencias de ese buscar “lo mío”, ese “que se jod…” cuándo se refiere a los demás, ese “!que lu ni lu del carajo!” al transitar., Ese YO, YO y después YO.
Como pueden darse cuenta, no hay una solución fácil, ni tan siquiera una difícil. En el párrafo anterior estamos indicando algunas posibilidades, pero tenemos bien claro lo que significa primero entender esto y después que se aplica a nosotros mismos, nunca creemos que nosotros somos los responsables, siempre es el otro, u otra. Por estas y otras “cosas” más no logro coronar mi búsqueda con la respuesta adecuada.
¿Quien me lo explica?
No se, espero que haya quien lo haga. Lo único que puedo decir es que si cada uno de los que tengamos éste tipo de preocupación, decidamos aplicar algunas de las salidas viables, las mencionadas mas arriba u otras que puedan sugerir otros, uno a uno o una a una, la mejor opción estará en camino para el logro de la equidad, la justicia social y la paz.