martes, 17 de diciembre de 2013

KILSSY MENDEZ! Un cruel asesinato, presentado como un espectáculo de circo.

Un cruel asesinato, presentado como un espectáculo de circo.
Por: Kilssy Méndez
A pocos días de aquel fatídico viernes 13 de diciembre, aun los dominicanos no hemos salido de nuestro asombro por el vil asesinato del periodista Claudio Nazco, hecho que ha ocasionado un tsunami de preguntas sin respuestas por quienes conocían la trayectoria de este comunicador, y en el menor de los casos, aquellos que se quedan indignados ante la delincuencia que parece galopar como caballo descarriado hacia un abismo, llevando a cuesta la paz de la sociedad dominicana.


Versiones van y vienen como si se trataran de juegos pirotécnicos y a medida que avanzan las horas, se suman cada vez más relatos que entran en un juego de a quién le creo por parte de la sociedad, ocasionando que quitemos la vista del hecho realmente importante.

Quizás aquel comunicador nunca creyó en las supersticiones achacadas a este día en específico, se levantó imaginándolo un día normal, en el cual seguía en sus adentros planificando lo que haría con su vida, sus planes navideños que tan cerca estaba y las consideraciones a tomar para el próximo año 2014, significando este asesinato, así como otros, un rompimiento abrupto en la vida de un ser humano.

Resumiendo todo lo que se ha dicho y lo que se seguirá diciendo, son tres hechos en este caso los que me preocupan: Primero, la inseguridad en la que nos estamos viendo envueltos los dominicanos cada día a manos de personas, cada vez más jóvenes, sin dejar de mencionar la indolencia, la falta de sentimientos, la frialdad de aquellos que a diario enlutan nuestra patria, por rencillas, por odios, por ajustes o por impulso. Son como zombis sin una gota de remordimiento por el daño que han ocasionado, no solo a su víctima, sino el lastre de tristeza que dejan estos hechos a sus familiares, amigos, compañeros y a la sociedad en general.

Segundo, las fugaces investigaciones a las que nos tienen acostumbrados la Policía Nacional, como si más que tratar de resolver un hecho delictivo, trataran de cubrirse las espaldas como institución del orden y como en aquellos tiempos de Trujillo, buscan un culpable a como dé lugar; siendo este uno de los países con record mundial en cerrar casos en cuestión de horas, con altos niveles de complejidad.

Y por último, la falta de seriedad con la que se manejan muchos casos que se presentan en esta sociedad, trayendo a colación aspectos que no nos afectan como sociedad directamente, destapando incidencias en la vida de las víctimas que se deben manejar con respeto, porque más que aportar, desvían el curso o lineamiento que las investigaciones de casos tan dolorosos como este, deben llevar.

Nuestros uniformados deben tener mayor ética y no dejarse sugestionar por la opinión pública, ofreciendo informaciones sin terminar su labor investigativa con el debido escrutinio, y los medios de comunicación, deben dejar la guerra de información en la que han incurrido, dejando la credibilidad periodística de lado por ganar más visitas en sus sitios web, porque más que aclarar confunden a los lectores y contribuyen a casos cirqueros, casi corroborando lo que se decía hace años de los periódicos, “El papel aguanta todo lo que le pongan”.