Tráfico de drogas y de personas, manejo de la prostitución y juego ilegal son apenas algunos de los negocios que operan estas bandas. Casos como los cárteles mexicanos, la Camorra y los Yakuza mantienen en vilo a gobiernos
Cada vez que alguien pronuncia la palabra "mafia", el pensamiento se deriva en la mayoría de los casos, hacia la célebre "Cosa Nostra". Los ajustes de cuentas entre los gángsters sicilianos se hicieron tan famosos que traspasaron las fronteras de la isla del sur de Italia y llegaron al cine de la mano del director Francis Ford Coppola y su exitosa trilogía "El Padrino".
Los años pasaron y los tiempos cambiaron, los mafiosos sicilianos dejaron de ser los "amos del mundo" en su rubro, y ya ni siquiera son los más temibles dentro de su país.
El epicentro del terror mafioso en Italia se movió hacia el norte de Sicilia, más precisamente hasta Calabria y Nápoles. En la primera de las regiones nació la poderosa 'Ndrangheta, como se denomina a la mafia calabresa, que controla la mayor parte del tráfico de cocaína en Europa (con lo cual factura más de u$s37.000 millones por año), y sólo en Italia cuenta con cerca de 5.000 miembros a su servicio.
Otros de sus negocios ilegales son el tráfico de armas y la prostitución, los cuales mezclan con actividades lícitas como la construcción, los restaurantes y los súpermercados. Además tienen vínculos con Los Zetas, uno de los dos grupos de narcotraficantes mexicanos que operan en el Estado de Veracruz, y recientemente un fiscal italiano reveló que los calabreses tendrían en la mira al Papa Francisco por su intención de desmontar las actividades económicas oscuras del Vaticano.
También sobre la costa del Mar Tirreno, aunque unos kilómetros al norte de Calabria se encuentra Nápoles, en la región de Campania y donde manda la Camorra. Inmortalizada con la película Gomorra, basada en el libro del mismo nombre escrito por Roberto Saviano, la mafia napolitana controla el puerto de la ciudad (el principal de Italia y uno de los mayores del continente europeo) por donde se contrabandean videojuegos, relojes y ropa de marca, entre otros productos. Otra de las tareas que le dejan jugosas ganancias es el vertido en sus propias tierras de residuos químicos y restos tóxicos, que llegan a la terminal portuaria provenientes del resto de Italia y media Europa. Todo esto complementado con el ya clásico tráfico de drogas, el regenteo de prostitutas y la extorsión.
Sin embargo, fuera de Italia tiene su casa matriz el que tal vez sea el grupo criminal más temido del planeta: la mafia rusa. Heredera de la ex Unión Soviética, comenzó su auge a finales de la década del '80 con la caída del comunismo y la privatización de las empresas estatales, las cuales fueron compradas por los nuevos oligarcas que contrataron los servicios de protección de diversas bandas criminales.
Si bien sus jefes son de origen eslavo, entre sus integrantes hay chechenos, uzbecos, azeríes (oriundos de Azerbaiján) y georgianos, entre otros miembros reclutados de las ex repúblicas que conformaban la antigua URSS. Algunas de sus principales actividades delictivas son la extorsión, el narcotráfico, el tráfico de armas y personas y el manejo de la prostitución. Y uno de sus sellos distintivos luego de cometer un crimen es cortarle los dedos a sus víctimas, para que no puedan ser reconocidos por las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia.
Otro grupo con una fuerte penetración en Europa es sin dudas la mafia turca. Dueña de la denominada "Ruta dorada del opio" entre su país y Afganistán, moviliza el 80% de la heroína que se consume en el Viejo Continente, pero también consigue fuertes ingresos con el tráfico de armas, de personas y de órganos. Sus 20.000 integrantes se encuentran repartidos entre Alemania, Holanda e Inglaterra, todos lugares con un alto consumo de drogas y hacia donde se produjo la mayor parte de la emigración turca durante la década de los '70.
Muy cerca de allí también opera la mafia israelí, que al igual que sus famosos "colegas" italianos de Nueva York está dividida en cinco familias. Su negocio más redituable es el tráfico de drogas, y más precisamente de éxtasis, por el cual en 2003 el Departamento de Estado norteamericano emitió un documento en el que reveló que Israel se transformó en el centro neurálgico del tráfico mundial de la mencionada "droga de diseño". Pero los israelíes también incrementan el dinero en sus arcas gracias al tráfico de armas, de diamantes y de personas, la extorsión, el lavado de dinero, el juego ilegal y la prostitución, entre otros ítems.
Al circuito del crimen organizado de Europa y Medio Oriente lo completa la mafia albanesa, conocida por su alto grado de ferocidad, violencia y crueldad, y con amplios nexos con la clase política de su país. En el Viejo Continente recauda más de 2.000 millones de dólares por año con la venta de drogas, lo que equivale al 25% del mercado regional. Mientras que otros negocios muy rentables son el tráfico de personas y de tabaco, la comercialización ilícita de vehículos robados, la adjudicación ilegal de contratos públicos (lo que confirma la mencionada complicidad con las autoridades), y la prostitución. Sobre este último rubro la Policía británica cree que las bandas albanesas regentean a su antojo el 70% de la industria del sexo en Londres. Y del otro lado del Océano Atlántico también maneja un amplio espectro delictivo en los Estados Unidos, donde es responsable de hasta el 40% de la oferta de heroína.
También en Latinoamérica
Cadáveres colgando de puentes, decapitados o consumidos por el ácido son sólo algunas de las atrocidades que cometen los cárteles mexicanos y sus ejércitos de sicarios para infundir temor entre sus rivales y la sociedad civil. E incluso una parte de este accionar sanguinario, que ya se ha cobrado la vida de más de 50.000 personas, es mostrado con total impunidad a través de sitios web como El Blog del Narco.
El mayor negocio de estos grupos, que a diario luchan por un botín de miles de millones de dólares, es el tráfico de drogas y de personas hacia Estados Unidos. Éste se reparte entre siete bandas: el Cartel de Juárez, el Cartel de Tijuana, el Cartel de Sinaloa, el Cartel del Golfo (que se disputa el Estado de Veracruz con Los Zetas), y la Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, estos dos últimos que rivalizan por el control del Estado de Michoacán.
No obstante, en Centroamérica no sólo tienen que preocuparse por los narcos mexicanos, sino que un poco más al sur, en El Salvador, Guatemala y Honduras el dolor de cabeza permanente para las autoridades son las "maras". Estas pandillas, que en Latinoamérica poseen más de 70.000 miembros, también operan en algunos barrios de Los Ángeles, Canadá y España y se dedican principalmente al narcotráfico, el robo de automóviles, la trata de personas y el lavado de dinero, entre otros "rubros". Los dos mayores grupos son la Mara Salvatrucha (o MS-13) y "La 18", cuya serie de delitos se teme que puedan llegar hasta Sudamérica.
Los tentáculos en Asia
Una de las características más conocidas de los habitantes del Extremo Oriente es su amabilidad hacia los demás, pero incluso allí hay lugar para uno de los grupos más violentos del crimen organizado a nivel global. Se trata de la mafia china, organizada en tríadas que tienen sus cuarteles generales en el país más poblado del planeta así como también en Hong Kong y Taiwán. Dos de sus actividades más lucrativas son el tráfico ilegal de personas y la falsificación, distribución y venta de todo tipo de productos, pero también obtienen cuantiosos fondos con las tarjetas de crédito apócrifas, los talleres clandestinos (generalmente textiles), la prostitución y los crímenes por encargo.
Además blanquean en otros países el dinero proveniente de la heroína que introducen en Estados Unidos desde sus campos en Tailandia y Laos. Si bien sus ramificaciones se extienden por la mayor parte del planeta, la presencia más fuerte de la mafia china se encuentra asentada en las grandes ciudades de EEUU, Ámsterdam, Londres, Buenos Aires y la región central de Alemania.
Al top-ten del crimen organizado lo completa la mafia japonesa, más conocida como la "Yakuza". La Policía nipona estima que existen cerca de 80.000 miembros dentro de su territorio, a diferencia de Estados Unidos donde la banda "apenas" tuvo 5.000 integrantes en su momento de máximo esplendor. La mayoría de sus ingresos proviene del manejo de la prostitución, el tráfico de drogas, el juego y la protección de la pornografía infantil.
Pero no todo es ilegal dentro de esta agrupación, ya que durante la última década han trasladado parte de sus ganancias hacia el mundo de las finanzas, concretando vínculos con más de 50 empresas que cotizan en la Bolsa de Tokio. También los fondos de cobertura administrados por la Yakuza especulan con bienes raíces, y uno de estos casos es la comprobada conexión entre la Tokyo Electric Power Company (TEPCO), que posee y gestiona los reactores de Fukushima, y el Matsuba-kai, una organización criminal.