sábado, 15 de marzo de 2014

DAVID RAMIREZ! Los pecados capitales de un premio, artículo de opinión

DDB: Es una obligación publicar todas las ideas públicas, sin censuras de ninguna índole.
 
Por David Ramírez/Tomado de Campesino Digital 
Prácticamente, en todas las religiones del mundo (monoteístas y politeístas), en sus textos sagrados incluyen un conjunto de “normas”, “reglas morales” o filosóficas para administrar su conducta ante los ojos de su Dios o de sus Dioses.

Estas “normas”  religiosas o filosóficas suelen estar acompañadas de advertencias y castigos que pueden acarrearle a los desmesurados que se atreven  hacer caso omiso de ellas. Los cristianos, por ejemplo, tienen en su texto sagrado, la biblia, los siete pecados en los cuales los hombres no deben incurrir  o abusar por los peligros que podrían acarrearle a sus almas.

Entre los siete capitales más importantes en el libro sagrado de esta religión monoteísta tenemos la envidia, la avaricia y la soberbia. El segundo, como todos los pecados mortales, es para nosotros es el más dañino, el más frecuente en las personas, porque el exceso por la búsqueda de bienes materiales o beneficios económicos suele estar acompañado de deslealtad y traición deliberada.

Eso es precisamente lo que sucedió con los miembros y ex miembros de una fundación en Barahona que solía anunciar cada año un premio (que lleva el nombre de un gran cacique quisqueyano) para los barahoneros de la farándula y la comunicación.

La soberbia, quizás fue  otro pecado, el que motivó a que un abogado y comunicador cometiera uno de los errores más infantiles y tonto de su profesión: trabajar en la ilegalidad. Cualquier profesional del Derecho sabe que toda empresa,  institución o premio debe estar debidamente autorizada y registrada para sus funciones. Que esa fundación ni el premio no estuvieran registrados por tantos años es un error imperdonable, nos  obliga a cuestionar su capacidad como profesional del derecho.

Por ultimo tenemos la envidia, siendo Barahona un pueblo pequeño con tantas necesidades y desempleo es normal que,  la persona que “triunfe” en su búsqueda económica , en medio de tantas adversidades pueda ser envidiado por  otras personas, pero en el caso de esa fundación y su premio hubo mas que envidia, hubo ira (otro de los grandes pecados), y frustración de parte de un prominente abogado, miembro y fundador de esa institución que vio como sus ideas de unos premios eran puesta en un mercado, vendiéndose como un racimo de plátano.

Ese abogado registró a su nombre la fundación y el premio en diciembre pasado al darse cuenta de que era una oportunidad de oro ya que su colega cometió un gran error al no registrarlo, además porque creía que el trato que había recibido en el pasado de ese colega y comunicador, junto con su asistente, Aleximandro, fue irrespetuoso, no solo porque se apoderaron de sus ideas, su fundación y su premio, sino porque le despojaron de su  joya mas preciosa: El Ateneo Municipal.

Ahora fue que lo comprendí todo, el abogado y antiguo dirigente de clubes se dirigió a la capital, llenó de ira y frustración, directamente  a las oficinas de  ONAPI  con una sola idea, que lo atormentaba: ¡Los traidores deben morir cuantas veces produzcan sus traiciones! ¡Los traidores deben morir cuantas veces produzcan sus traiciones! ¡Los traidores deben morir cuantas veces produzcan sus traiciones!

Cuanto me alegro no haber sido incluido (este año). entre los nominados de ese premio,  arropado de miembros carcomidos por la avaricia, envidia y soberbia.