Loma Miranda es una extremidad de la
Cordillera Central, quien a su vez es la columna vertebral de la
República Dominicana y la Isla La Española. Justamente en su cintura y
en el medio de la cuenca Yuna (bautizada como Yuna - Camú por nuestros
aborígenes), la segunda más grande pero la que capta más humedad del
territorio nacional, se levanta tímidamente esta montaña, con una
inmensa alfombra de coníferas al lomo y escurriendo agua en forma de
arcoíris (Valle de Bonao y Valle de La Vega Real).
Desde
el punto de vista político - territorial, Loma Miranda se encuentra en
la frontera entre las provincias de Monseñor Nouel y Concepción de la
Vega, donde los municipios de Jima y La Vega se dan las manos. Esta
montaña está separada unos 17 kilómetros de La Vega y apenas unos 7
kilómetros de Jima; siendo Sabana del Puerto y Manaclitas sus dos
asentamientos humanos más importantes. El primero está en su pie de
monte y el otro en su cima.
De acuerdo a la clasificación ecosistémica de Holdridge (12), en Loma Miranda concurren tres zonas de vida:
•Bosque húmedo Subtropical (bh-S) en el plano basal o pie de monte
•Bosque muy húmedo Subtropical (bmh-S), en las faldas o laderas y
•Bosque muy húmedo Montano Bajo (bmh-MB) en la cúspide, más hacia la Loma de Guarey.
Tres zonas de vida para una sola montaña
resulta ser altamente complejo y biológicamente muy frágil. Este solo
parámetro es un claro indicador de su sensibilidad ecológica y su
altísima vulnerabilidad para las actividades mineras; cuya secuela
deletérea podría desencadenar procesos degenerativos o de simplificación
y fragmentación de hábitat injustificables.
Desde el punto de vista de la
clasificación ecosistémica basada en un sistema de Provincias Ecológicas
(3), es fácil distinguir a simple vista dos formaciones ecológicas
dominantes y varias asociaciones:
•Formación del bosque húmedo de zona montañosa (BH-zm) en el pie de monte de la Cordillera Central.
•Formación bosque de coníferas de la
zona intermedia (BC-zi), compuesta por la zona pinera que se levanta
desde sus laderas hasta su cúspide.
Entre las Asociaciones Ecológicas más importantes se deben destacar:
•Los bosques de galería del Río Jaguey y
varios manantiales que se desprenden tanto hacia Norte - nordeste
(Valle de la Vega Real), como hacia el Este - Sureste (Valle de Bonao).
•Aguas lóticas o fluviales (Río Jaguey y Charco - cascada de Acapulco) entre las múltiples escorrentías iniciales o manantiales.
•Bosque mixto bastante representativo en algunos casos, donde la mezcla de coníferas y latifoliadas es claramente visible.
Diversidad Biológica
Esta formación orográfica (Loma
Miranda), es el extremo septentrional del "Continuo Ecológico" o
"Corredor Biológico" que va de Norte a Sur, desde La Vega (Miranda -
Casabito) hasta Baní (La Barbacoa - La Tachuela), pasando por Bonao (La
Calentura - El Pichón), Villa Altagracia (La Humeadora - Los Botados) y
San Cristóbal (Muchagua - El Manaclar), con una extraordinaria riqueza
de plantas y animales endémicos o autóctonos y con diferentes grados de
amenazas (13).
Se trata de la segunda subregión con
mayor nivel de endemismo del territorio nacional, siendo superada
solamente por la Sierra de Bahoruco, la principal mina de vida de la
República Dominicana (15). En este corredor cordillerano se han
identificado hasta el presente, unas 423 especies botánicas endémicas y
62 animales que han evolucionado en la cima de estas montañas (13).
Otros estudios más puntuales (11)
indican que La flora vascular del área de estudio está compuesta por 410
especies de Espermatofitas, las cuales corresponden a 316 géneros en 98
familias, y las Pteridofitas (helechos y aliados) son 34 especies, para
un total de 444 especies correspondientes a 316 géneros.
Estos datos indican que la riqueza
botánica es algo proverbial. Hay un caso digno de resaltar y es la
presencia destacada del Pinus occidentalis, quien reina en las cumbres
cordilleranas, pero que nunca desciende tanto hacia las llanuras como lo
hace en la cortina verde de Loma Miranda.
Sin temor a equivocaciones, esta
conífera endémica de La Hispaniola representa uno de los ecosistemas más
valiosos del país, no solo por descender hasta puntos increíblemente
bajos, sino por las extrañas asociaciones ecológicas de bosques mixtos,
que forma precisamente en sus fronteras con el bosque latifoliado húmedo
de laderas y de pie de monte.
La fauna animal, por su diversidad
estructural y funcional, es la menos conocida; pero lo que se conoce es
suficiente como para comprender su heterogeneidad, sus niveles de
endemismo, sus valores e importancia como ente dinámico de la
biodiversidad y sustento del equilibrio ecológico que debe reinar en
todo espacio natural estable.
Los inventarios realizados a nivel de
reconocimiento hablan de una buena representatividad de la avifauna, con
más de 30 especies avistadas especialmente en Loma Miranda y su entorno
inmediato; una importantísima representatividad autóctona en anfibios y
reptiles; donde los niveles de endemismo rebasan el 85% en el primero y
el 83% en el segundo (13).
Estos
niveles de exclusividad en la fauna, muy especialmente en la más
estable, asociada al medio físico, como son los reptiles y los anfibios,
son elementos indicadores de la integridad y funcionabilidad de los
ecosistemas que los alberga.
Riqueza Florística
La flórula de Loma Miranda acusa una
enorme riqueza botánica, pues en su reducida extensión geográfica, le da
albergue a 444 especies y una asombrosa diversidad de géneros, con 316,
casi una especie por género. Eso es algo casi inaudito y de muy difícil
repetición en el territorio nacional. Esta es una densidad de género
que supera cualquier ambiente continental, no importa lo rico y diverso
que sea.
Es muy probable que ni siquiera en las
áreas protegidas mejor conservadas del país, encontremos algo parecido.
Este solo elemento es suficiente como para cuidar este espacio de todo
tipo de intervención que pudiese poner bajo riesgo la integridad
ecosistémica de Loma Miranda. Pero todavía hay algo más grandioso y
espectacular, en este reducido espacio que a lo mejor no representa ni
el 0.01% del territorio nacional y todavía más, no representa ni el
0.001% de la isla. tenemos casi la mitad de las familias hasta ahora
conocida para la isla de la Hispaniola.
Eso quiere decir que en menos de 50
kilómetros cuadrados, tenemos la mitad de las familias botánicas que
existen en 48,670 kilómetros cuadrados, si solo consideramos el
territorio nacional y más grande aún si consideramos que este diminuto
espacio, tenemos la mitad de las familias que existen en los más de 77
mil kilómetros cuadrados de la isla.
Estas curiosidades de la naturaleza que
jamás puede presentar un espacio continental es lo que hace grande a un
país insular como el nuestro. Loma Miranda tiene 444 especies de plantas
correspondientes a 316 géneros, agrupados en 95 familias. Estos
levantamientos de campo realizados por el equipo técnico del Jardín
Botánico Nacional nos indican que todavía Loma Mirando puede presentar
más sorpresas cuando se haga un levantamiento florístico mucho más
detallado, pues los dos inventarios que arrojan estos datos,
corresponden a exploraciones circunscritas al espacio que probablemente
fuera utilizado para la explotación minera.
Las expectativas y curiosidades
científicas de Loma Miranda se magnifican si consideramos que los
taxónomos y expertos en botánica sistemática lograron identificar 20
especies más o que no fueron reportadas en la lista de especies
anteriores. Estas 20 especies botánicas nuevas fueron localizadas en
parcelas muestrales construidas dentro del bosque latifoliado húmedo,
donde se realizaban las exploraciones mineras.
Estos mismos técnicos del Jardín
Botánico Nacional "Dr. Rafael María Moscoso" revelan otros datos más
curiosos todavía y es que en el entorno inmediato, pero fuera del área
que era objeto de las exploraciones mineras, se encontraron 18 especies
de plantas más que tampoco fueron identificadas en los inventarios del
2007 ni del 2008, elevando a 38 las especies que se deben sumar a las
444 del último de los inventarios botánicos.
Esto
es para maravillar a cualquier especialista o experto en la materia,
porque no solo es que se encontraron 38 especies nuevas, sino, 20
géneros botánicos nuevos y tres familias botánicas adicionales; de
manera que ahora, en estos precisos momentos; Loma Miranda tiene una
riqueza florística de 482 especies, agrupadas en 336 géneros y 98
familias.
En loma Miranda hay una buena
representatividad de la cobertura vegetal imperante, donde se encuentran
todo los tipos biológicos o formas de vida las cuales se clasifican por
su hábito de crecimiento, donde hay desde hierbas (herbáceas) hasta
árboles, que son los dos tipos biológicos predominantes; pero también
existe una buena representatividad de arbustos, lianas y trepadoras
(reptantes). El sotobosque dominado por herbáceas en las áreas
perturbadas, se convierte en herbáceas de hojas anchas, que se asocian a
los helechos en los ambientes más húmedos y debajo del bosque; también
se encuentran algunas palmas (etípites), formando parte del universo
florístico tan especial que allí se concentra.
Con respecto a su distribución original,
vale decir, su estatus biogeográfico, las 444 especies encontradas en
los inventarios botánicos, se distribuyen de la manera siguiente (11):
•46 son endémicas de la isla Española, para un 10% de endemismo y en cambio;
•319 nativas, un 72% y
•78 exóticas o introducidas (un 17.5%), de las cuales 38, se encuentran creciendo espontáneas o naturalizadas.
•Las restantes 40, aún se hallan bajo
cultivo o de forma persistente en áreas antropizadas abandonadas, bien
sea de agricultura o de ganadería y en lugares donde se fabrica carbón
vegetal.
Es decir, las especies autóctonas
compuestas por las endémicas y las nativas, representan un 82% de las
plantas presentes, indicando el predominio total de las mismas en los
ambientes y ecosistemas estudiados. Conviene señalar que entre ellas se
encuentran especies raras, poblaciones muy bajas de algunas especies
propias de la zona y otras que aunque se encuentran en casi todo el país
y hasta en el resto de la isla de La Española, enfrentan diferentes
grados de amenaza.
De las 6,000 especies de plantas
vasculares que crecen en La Española, según los últimos conteos de
técnicos del Jardín Botánico Nacional de Santo Domingo, unas 5,500 son
exclusivas de la República Dominicana (8). Se estima que aproximadamente
un 20% de la flora dominicana confronta problemas de conservación,
donde Loma Miranda puede ser uno de los únicos buenos refugios que aún
le quedan a algunas especies como el Candongo, Manacla Colorada y el
Cacao Cimarrón (7).
Variedad y Singularidad de la Fauna
Precisamente
para Loma Miranda y su entorno (cabecera de los ríos Jayaco, Jaguey,
Pontón...), están reportadas varias especies de invertebrados endémicos
que se encuentran sumamente amenazados. Para la misma zona que la minera
Xstrata Nickel Falcondo intenta explotar a cielo abierto, se reporta
una mariposa hermosísima conocida como Damisela Gigante de la Hispaniola
(Phylolestes ethelae) (15).
Lo mismo ocurre con las Ranitas
Osteopilus vastus (también conocida como Hyla vasta) y la
Eleutherodactylus minutus, también reportadas para el sistema Miranda -
Casabito (13). De igual manera se reporta la presencia de algunos
reptiles endémicos como la Culebrita Ialtris agyrtes y la presencia de
aves con distribución sumamente restringidas como el Zumbadorcito de
montaña (Mellisuga minima).
Los inventarios sobre la Avifauna de
Loma Miranda y su entorno hacia Guarey, consultados por el Cuarto
Informe sobre Diversidad Biológica indican la existencia de al menos 33
especies de aves agrupadas en 19 familia (13). Entre las aves
identificadas se encuentran unas 16 especies residentes, 6 son nativas
pero también habitan en las Antillas Mayores, 9 son endémicas de la
Hispaniola y una migratoria viene a reproducirse en el país y una
introducida.
Un elemento digno de atención especial,
es el Zumbadorcito (Mellisuga mínima), el cual se le vio anidar en los
bosques de Miranda, específicamente en el bosque de galería del Río
Jaguey. Esta es una de las aves más pequeñas del mundo, superada
únicamente por Cuba que tiene un zumbadorcito aún más pequeño que el
nuestro.
Aunque ninguna de las especies presentes
en Loma Miranda, de acuerdo a las categorías de amenaza establecidas
por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y Bird Life
International, se encuentran en peligro; ni siquiera las listas
nacionales reportan algún riesgo; pero algunas aves se encuentran
incluidas en CITES.
La Cuyaya (Falco sparverius, nuestra
pequeña Águla); el Zumbadorcito (Mellisuga mínima), el Zumbador
Esmeralda (Chlorostilbon swaninsonii) y el Zumbador Grande
(Anthracothorax dominicus); se encuentran enlistadas en el apéndice II
de la Convención que regula el Comercio Internacional de Especies
Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, mejor conocida como CITES.
En cuanto a las especies de los grupos
de Anfibios y Reptiles, se reportan 12 especies del primero (en 4
familias) y 20 especies del segundo (agrupadas en 11 familias). De los
anfibios hay 10 especies endémicas (un 83%) y dos son introducidas. De
los reptiles, 17 son endémicas (un 85%), dos son nativas y una
introducida (13).
Con respeto a las amenazas, hay cinco
especies de reptiles amenazados y tres para los anfibios. Tanto los
anfibios como los reptiles, son especies relativamente estables y si
encuentran en esa proporción tan elevada de endemismos, pues es un
elemento clave a la hora de valorar la calidad de los ecosistemas y
ambientes que lo sostienen.
Clima e Hidrología Oculta
Loma Miranda recibe directamente los
vientos alisios del nordeste provenientes del Océano Atlántico, a través
de la inmensa llanura del Valle de la Vega Real o Valle del Cibao
Oriental; pues esta montaña es el primer obstáculo, el primer muro o la
primera barrera natural que se levanta al fondo del corredor del Yuna,
esa planicie que se extiende desde la Bahía Escocesa - Bahía de Samaná
hasta el pie de monte de la Cordillera Central.
Es por estas condiciones naturales
excepcionales que Loma Miranda se convierte en una especie de "Esponja
Natural" (4) o alfombra verde que absorbe la humedad que arrastran las
nubes, las condensa y las convierte en lluvias. Y aunque muchas veces ni
siquiera llueve, pero como la vegetación natural en las laderas
montañosas se oponen a los vientos alisios, las nubes se precipitan o
chocan contra la vegetación, provocando un fenómeno que se conoce como
"precipitación horizontal".
La Precipitación Horizontal consiste en
que las nubes, al chocar contra la pantalla verde del bosque, cada árbol
en pie se convierte en una trampa natural que atrapa las gotitas de las
nubes, las cuales se condensan en las hojas, las ramas y el tallo, cuya
humedad luego se escurre por la corteza, provocando otro fenómeno
asociado conocido como "flujo de los tallos".
El flujo de los tallos es la humedad que
poco a poco comienza a escurrirse silenciosamente, imperceptiblemente y
a veces, hasta con el goteo constante del follaje, provocando una mayor
cantidad de agua que llega al suelo y que al llegar, por ser fruto del
escurrimiento, no corre, sino que se infiltra, provocando otro fenómeno
que se llama "flujo subsuperficial", que es el movimiento del agua por
la epidermis del suelo o capa subsuperficial de la tierra.
Este flujo subsuperficial contribuye a
llenar los poros del suelo, las lagunas o lagos subterráneos que forman
la napa freática, los cuales se llenan paulatinamente y luego se rebosan
creando miles y miles de diminutos manantiales, que luego se convierten
en cañadas, arroyos, riachuelos que luego toman cuerpo y se convierten
en los innumerables ríos que luego descienden torrencialmente hasta
remansarse al llegar a las llanuras (3).
Estos fenómenos asociados de
precipitación horizontal, flujo de los tallos asociados al goteo
persistente y posteriormente el flujo subsuperficial; son tres fenómenos
asociados del bosque nublado que los instrumentos meteorológicos
(pluviómetros), no registran, pero que es un ingreso real de agua que
llega al suelo y luego al manto freático que mantiene con agua y un
flujo permanente en las fuentes acuíferas que provienen de las montañas
más expuestas a los vientos locales que se precipitan o chocan una y
otra vez con la vegetación natural que se le opone.
Este fenómeno múltiple asociado que se
ha consensuado entre los especialistas llamar como "bosque nublado", es
uno de los temas emergentes de la hidrología que se viene estudiando en
el mundo durante las últimas tres décadas, asombrando a la comunidad
científica al comprobarse, que sin que llueva verticalmente como vemos
caer el agua desde el cielo, los árboles están sustrayendo u ordeñando
las nubes para pasar la humedad directamente al suelo.
De
esta manera se ha estimado que algunos bosques nublados atrapan hasta
170 veces más agua que toda la que cae durante el año como precipitación
normal (4). En otras palabras, la precipitación horizontal, que no
miden los pluviómetros porque el agua se escurre directamente desde las
nubes hasta el interior del suelo; produce casi el doble del agua que
ingresa al bosque como lluvia o precipitación vertical, que sí es
registrada por los pluviómetros.
Ese es el verdadero aporte silencioso
que hace el bosque nublado, donde cada planta superior o cada árbol en
pie, es una trampa natural, una mina de agua que se le sustrae a las
nubes para pasársela a los ríos. Si el árbol desaparece, con él también
se esfuma el agua, pues es la rugosidad de las copas que atrapa la
humedad del viento y la condensa para que luego fluya por el cuerpo
físico de la planta hasta alimentar el suelo.
Este fenómeno tan importante se ve
opacado y hasta eliminado totalmente cuando la minería descapota el
suelo y lo deja totalmente desnudo. El suelo mineral se calienta muy
rápido durante el día, elevando la temperatura más allá de lo normal y
provoca el efecto contrario al que producen los bosques nublados. Eso
quiere decir que en lugar de depositar agua en la napa freática, la
substrae y se la devuelve a las nubes. Es así como las nubes drenan los
suelos, le sacan agua al manto acuífero en lugar de aportarle.
Este fenómeno de sequía y desertización
que promueve la minería a cielo abierto, casi siempre pasa por alto o se
desconoce totalmente por los mismos especialistas que aún siendo
expertos en minería, entienden muy poco de la dinámica desecante de la
minería. Cualquier ignorante podría decir que es un disparate decir que
la minería drena al revés el manto freático, pero es así en la realidad.
La minería le saca el agua a los suelos;
pues en un suelo seco y expuesto a los vientos, siempre está perdiendo
agua o exportando agua del subsuelo hacia el aire o hacia las nubes. Las
corrientes de aire (brisas o vientos), por naturaleza, siempre tienen
un efecto desecante, donde el agua del manto acuífero o napa freática,
sube desde las profundidades del suelo hacia la superficie, a través de
un fenómeno llamado "capilaridad".
Probablemente ese es el mayor impacto o
el daño mayor que provoca la minería pero que nunca aparece reflejado en
ningún estudio de impacto ambiental. De esta manera, en una zona de
bosque nublado, donde los árboles están alimentando directamente a los
ríos, la minería hace exactamente lo contrario, al desnudar el manto
vegetal para dejar el suelo expuesto al aire y por lo tanto, a la
desecación y a la desertificación.
La Huella Ecológica de la Minería
Loma Miranda puede convertirse en
ejemplo evidente, claro y palpable de todo lo que puede hacer la minería
en una montaña extraordinariamente rica en biodiversidad, de un jardín
repleto expresiones vivientes que se convierte en un desierto donde la
vida huye al quitarle su sustento, el manto terrestre o materia orgánica
y sustraerle el agua que llega por escurrimiento de la esponja del
bosque nublado.
Si alguien por desconocimiento se atreve
alegar que el bosque nublado está más arriba del proyecto minero de la
Xstrata Nickel Falcondo; estaría reflejando su escasa visión de la
dinámica natural del flujo subterráneo que rompe la minería a cielo
abierto, donde nada se puede hacer para recomponer los canales naturales
del subsuelo al ser re-direccionados con los cortes.
Pero todavía peor, no solo se agrede una
montaña de vida y se le sustrae el agua, sino que crea una herida que
sangrará por mucho tiempo, pues la hemorragia de la minería a cielo
abierto no se contiene con aplanar el suelo por bancos y colocarle una
película verde encima; pues cuando el suelo pierde su capa orgánica,
pierde su capacidad de absorción y administración del agua que le llega
desde los árboles.
La erosión laminar o lavado del suelo,
es incontenible en la minería y por tales razones se hacen las famosas
presas de cola. El daño mayor de la erosión de la minería a cielo
abierto no está en la cantidad de sedimento que arrastra, que es un
problema mayúsculo en sí mismo, sino en las sales minerales que suelta
la roca madre al ser lavada.
En el caso de Loma Miranda, se sabe que
la laterita o roca madre rica en hierro y otro metal pesado, como es el
cromo (5); es un peligro de contaminación potencial sumamente peligroso
para los cuerpos de agua de la zona y los cuerpos de agua receptores a
los cuales tributan los arroyos y ríos. Es decir no es por el uso de
explosivos (22) ni ningún otro método o técnica de explotación lo que
contaminaría el agua hasta hacerla no apta para el consumo humano, sino
los metales pesados.
La "sal de cromo" que produciría la
laterita de Loma Miranda, puede arruinar totalmente la calidad de las
aguas que el bosque nublado y el flujo hipodérmico de las laderas de
esta montaña le sirven al Río Jagüey que desciende rápidamente hacia el
Valle de La Vega Real para juntarse más adelante con el Río Pontón y
alimentar al Camú y por ende al Yuna, receptor final de todas las aguas
de la cuenca.
Pero lo mismo podría ocurrir con los
arroyos Barraco, Hatillo, Blanco, Guaní y Guardarraya que escurren desde
los acuíferos de Loma Miranda para luego alimentar directamente la
Presa de Rincón. Todas estas fuentes acuíferas pueden ser contaminadas
con Cromo al ser lavada la laterita con las lluvias directamente desde
el suelo desnudo o indirectamente con los movimientos de tierra y el
mismo flujo subterráneo.
Todos estos impactos son invisibles y
pasados por alto en cualquier estudio de evaluación de impacto
ambiental; pero también hay otros impactos visibles que son imposibles
de obviar, como son el descapote, remoción y eliminación de la cubierta
boscosa, dejando sin su manto superficial las faldas de Loma Miranda. Ya
no se trata de la eliminación de especies valiosas de la
extraordinariamente rica biodiversidad florística de esta montaña, sino
de desnudar la montaña conduciéndola inevitablemente a un proceso de
desertificación.
La
desertificación y la sequía son dos fenómenos naturales concurrentes que
se convierten en uno de los retos de mayor consideración que está
enfrentando la humanidad y a la cual se le tendrá que dedicar los
mejores esfuerzos y energías de cara al futuro (1).
Otro impacto derivado y que aunque no se
ve, es más evidente que todos los anteriores, es la fragmentación y
destrucción de hábitat (18). Este es el pecado mayor de la minería a
cielo abierto, dentro o fuera del bosque nublado, pues se trata de
aislar, separar, perturbar, menoscabar, simplificar y arruinar el
espacio de la vida silvestre, la casa de animales que habitan en el
suelo, en el tronco o tallo de los árboles, en las ramas, la copa y
follaje de las plantas donde construyen sus nidos, hacen vida social y
se reproducen.
Pero aún más, si nos olvidamos de la
importancia de las aguas de la biodiversidad y los suelos; no podemos
pasar por alto la destrucción del paisaje. El impacto ambiental más
fuerte de la minería a cielo abierto, es sin dudas, el impacto visual,
donde queda totalmente evidenciado la agresión ejercida contra el medio
físico y biológico. Lo peor de Loma Miranda en este caso, es que queda a
la orilla de la Autopista Duarte, la principal arteria vial de la
República Dominicana.
Falconbridge ha tenido la suerte de que
sus explotaciones mineras hasta el presente han tenido una pantalla
natural que se las oculta, como ocurre con las lomas de La Peguera, El
Verde y Frasier en Monseñor Nouel y las lomas de Ortega y Pontón en La
Vega; pero Loma Miranda está totalmente expuesta a las principales vías
que allí concurren. ¿Cómo ponerle una venda en los ojos de todo el que
pase por allí para que no vea la destrucción?
Un ejemplo evidente de lo que pasaría en
Loma Miranda de ejecutarse este proyecto, es Loma Pontón, que si
estuviese expuesta como lo está esta, causaría un escándalo mayúsculo al
ver que se ha apeado o destruido toda una montaña, al transformar
totalmente su topografía y por ende, su relieve natural (5).
Un Bien Patrimonial
Hay cosas tan valiosas que nunca deben
negociarse, que no se deben vender ni mucho menos alquilar
(concesionarse). Loma Miranda es uno de esos ejemplos insuperables, que
no solo es el segundo asiento de la vida más valiosa de La Española,
sino, una inmensa mina de agua y que por algunos de los caprichos de
nuestra madre naturaleza, sorprendentemente curiosos y maravillosamente
misteriosos, está encima de un gran depósito de níquel.
Loma Miranda es un bien de la nación que
ni se compra ni se vende. Se trata de una invaluable riqueza de la
patria puesta bajo resguardo de sus hijos del presente, pero que le ha
correspondido a cuidar y salvaguardar a los veganos y sus vecinos más
cercanos de las provincias Monseñor Nouel, Juan Sánchez Ramírez y
Duarte. De La Vega es el tesoro, pero quienes más y mejor lo disfrutan,
son los moradores de Fantino, Rincón, Ranchito, Bonao y Macorís.
Esta
montaña ubicada en la frontera donde Bonao y La Vega se dan las manos,
es también la frontera entre el Yuna y el Camú, cuyos abanicos
aluvionales han dado lugar a dos inmensas planicies, consideradas las
más fértiles entre los campos agrícolas de la República Dominicana: el
Valle Intramontano de Bonao y el inmenso Valle del Cibao Oriental o de
La Vega Real.
Este tesoro de vida llamado Loma Miranda
es un bien de la nación que para negociarse, venderse o negociarse para
fines de destrucción, transformación o arruinarse hay que consultar
previamente a todos sus dueños que son los dominicanos de hoy y los
dominicanos que aún no han nacido pero que en cuestión de dos o tres
décadas, vendrán a reclamar su propiedad. Son voces que hoy no existen
pero son los dominicanos del mañana que vienen dotados de todos los
derechos que hoy nosotros nos atribuimos, por el solo hecho de nacer en
esta tierra.
Por estas razones es que los bienes
patrimoniales, como su nombre lo indica, son de la Patria, cuya posesión
supera a los gobiernos, funcionarios y dominicanos del presente para
ser la propiedad de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, razón
por la cual nadie puede disponer de ellos, pues siempre existirá unas
generaciones futuras que tienen que vivir con los mismos recursos que
hoy disponemos.
Ya en la "Eco 92", en la cumbre anterior
a esta, se discutió el mecanismo a implementar para que las
generaciones presentes escuchen las voces del futuro, las voces de los
que aún no existen, que aún no han llegado pero que ya tiene derechos
adquiridos por su condición humana que jamás se pierde en el tiempo ni
en el espacio (17). Lester Brown, antropólogo y conservacionista
norteamericano, así se había pronunciado en el mismo seno de las
Naciones Unidas y ante la humanidad directamente al proclamar que "La
Tierra que hoy nos sostiene y nos alimenta, no es una herencia de
nuestros padres, sino una propiedad prestada que tenemos de nuestros
hijos, sus verdaderos dueños".
Una Mina de Agua
Para valorar a Loma Miranda en su justa
dimensión es preciso evaluarla con una visión holística o espacial, pues
de lo contrario es algo más que imposible hacer una valoración justa.
Como se señaló anteriormente, ella es un
muro que se levanta resueltamente como una barrera infranqueable al
fondo del Corredor Yuna - Camú, deteniendo y atrapando la humedad de los
vientos alisios provenientes del Océano Atlántico. De esta manera Loma
Miranda es una represa de nubes, vale decir, una trampa de humedad que
propicia y recoge las lluvias que se dan en estas inmediaciones de la
Cordillera Central.
La captación de agua que hace esta
vertiente nororiental de la Cordillera Central, desde Villa Altagracia
hasta La Vega es una de las más pronunciadas que se dan en todo el
territorio nacional y de ahí que se le haya denominado el "frente
húmedo" (4). Frente húmedo porque nunca hay período de sequía y en
cambio las precipitaciones alcanzan niveles tan altos que se aproximan a
los 4,000 milímetros de precipitaciones anuales.
Loma
Miranda, por encontrarse colgando de las cumbres cordilleranas, recibe
entre 2,500 y 3,000 mm/a (4), que son valores pluviométricos muy altos y
que explican las razones por las cuales esta montaña es una verdadera
mina de agua. Estos niveles pluviométricos no es necesario registrarse
con instrumentos meteorológicos porque la misma naturaleza se encargó de
colocar instrumentos mil veces más precisos. En la misma cabecera del
Río Miranda que se encuentra en la margen derecha de la Autopista Duarte
al subir la cuesta de esta montaña, es fácil de observar un bosque casi
puro de Sablito (Scheflera morototoni).
Esta planta es un indicador natural de
la pluviometría mucho más elocuente que cualquier pluviómetro o
instrumento meteorológico destinado a registrar la humedad relativa o
las precipitaciones del lugar donde hacen presencia, pues ella no crece,
no se desarrolla naturalmente si las precipitaciones no rondan entre
los 2,000 - 3,000 mm/a. Su presencia en Loma Miranda indican que nos
encontramos evidentemente frente a una mina de agua.
Precisamente, es ésta función
inigualable que la minería a cielo abierto, puede arruinar, pues la
minería practicada a cielo abierto rompe violentamente con el relieve,
hace plana la topografía escarpada y hasta puede borrar por completo
toda una montaña. La montaña es la represa de las nubes, donde cada
árbol en pie es una trampa de agua, la cual se escurre como por encanto
entre el follaje, ramas, corteza y hojarasca para rellenar los lagos
subterráneos, de donde luego brotan los manantiales que paulatinamente
se convierten en cañadas, arroyos y ríos.
Esta es la verdadera función que
desempaña Loma Miranda y principal razón por la cual no puede ser
negociada con la Xstrata Nickel ni ninguna otra empresa minera, ni hoy
ni en el futuro. Con todo el dinero que aporte el níquel, el zinc, el
hierro, el cobre e incluso el oro o cualquier otro mineral asociado...,
todos juntos no superan el valor del agua, ni mucho menos la
biodiversidad de este espacio natural (21).
Miranda es una Mina de "agua", donde el
níquel es tan solo su subsuelo o riqueza mineral intemperizada y
orgánicamente sepultada para filtrar el líquido de la vida.
Romper con este delicado equilibrio de
riqueza biológica autóctona, con los más altos niveles de endemismo y
una floresta intacta que le sirve de trampa a la humedad de las nubes,
que escurre y llena de agua la napa freática y como bendición irriga los
campos agrícolas del Cibao Oriental, le quita la sed a San Francisco de
Macorís, Rincón y Fantino entre otros de los múltiples asentamientos
humanos que se despliegan en forma de racimo en ambas márgenes del
corredor Yuna - Camú; sería un crimen de "lesa patria".
La Huella Social
Los daños de la minería a cielo abierto
al ambiente, son invaluables cuando se ubican en zonas de gran riqueza
hídrica, máxime cuando además, el escenario se compone de una
extraordinaria biodiversidad como lo es Loma Miranda. Son los
asentamientos humanos inmediatos de El Algarrobo, Sabana del Puerto, El
Pino, Manaclita y las decenas de poblados y ciudades que dependen de las
Aguas de Miranda como fuente segura de agua potable.
Este intento de agresión contra Loma
Miranda no es un juego. Claro, para atentar contra esta montaña hay que
tener una mente fría y ser un insensible ante la vida. Por eso es que no
se entiende cómo se puede esgrimir razones técnicas o científicas para
justificar la explotación minera de esta "reserva de agua", como si las
lomas de La Peguera, El Verde y Ortega - Pontón, no fueran un reflejo
fiel de lo que le pasaría.
Los riesgos ambientales de la minería a
cielo abierto son multidimensionales y en el caso específico de Loma
Miranda, tienen una connotación muy especial por su sensibilidad hídrica
y ecológica de alcance social. Como se ha indicado, el descapote puede
dejar al descubierto o a la intemperie una serie de metales pesados que
pueden contaminar peligrosamente las aguas que se le sirve a decenas de
poblados y asentamientos humanos.
La huella social y ecológica que
representa la explotación minera de Loma Miranda debe comenzar por
evaluar la inversión realizada por el Estado en la Presa de Rincón, el
riesgo de afectar la calidad del agua que se le sirve a la capital del
nordeste y poblados vinculados al sistema de acueductos que dependen del
ramal principal Rincón - Macorís. Pero lo más inquietante es que se
pueda poner bajo riesgo la producción agroalimentaria del principal
granero agrícola de la República Dominicana (5).
Es por ello que la sociedad dominicana
tiene una cita con su destino en Loma Miranda. Las comunidades de su
entorno se han puesto de pie (21). Sus reclamos han sido escuchados por
las comisiones de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Congreso
Nacional. La Academia de Ciencias de la República Dominicana y la
Universidad Autónoma de Santo Domingo la han propuesto como Área
Protegida y solo falta la decisión del Ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales.
Explotar Loma Miranda es un pecado
ecológico muy grande que ninguna autoridad estará en capacidad de
soportar. El pasivo ambiental que generaría posiblemente no encontrará
suficiente recursos para ser resarcido. Todos los veganos, bonaenses y
macorisanos, tienen que encontrar en cada dominicano, un grito de
solidaridad y su mejor compañero de lucha.
En Loma Miranda, es la nación dominicana
la que se ha puesto de pie para impedir que una empresa minera de
ultramar venga a arruinar su porvenir...
* Extracto del boletín especial
de la Comisión de Recursos Naturales y del Equipo Ambiental de la
Academia de Ciencias: LOMA MIRANDA; HUELLA ECOLÓGICA Y SOCIAL DE LA
MINERÍA.