¡Al pobre solo le queda j…!
Por: Kilssy Méndez
Desde el momento que a mi
sobrina de apenas 4 años de edad le detectaron cáncer en el mes de
diciembre del 2013 no he podido apartar de mí los deseos de ayudar para
conseguir los recursos que se necesitan para enfrentar esta difícil
enfermedad.
Siempre pensamos que eventos
dolorosos o circunstancias que son realmente difíciles de afrontar en la
vida pasan únicamente a miles de kilómetros de nuestro hogar y que
estos nunca llegaran como una inoportuna e inesperada visita tocando la
puerta de nuestra casa, pero como mi madre lo dijera, para que le pasen
cosas a uno solo hay que estar vivos.
Aun sabiendo esto, no he dejado
de pensar y con dificultad puedo conciliar el sueño al recordar el
rostro pálido y desvalido de mi hermana, como aquel que ha perdido toda
fe y esperanza, diciéndome con lágrimas en los ojos que le pide a Dios
que la perdone, pero que desea que se haga su voluntad sin la necesidad
de que la niña sufra y padezca tanto por la enfermedad y por la escases
que enfrentan.
La comprendí completamente, yo
en mis adentros también le pedí perdón a Dios y es que aparte de las
incomodas quimioterapias y radioterapias que se le han dado para tratar
el tumor, cada vez se hace más difícil conseguir dinero para realizar el
tratamiento en Santo Domingo; irónicamente aunque la medicina es
exclusividad de los enfermos, solo los enfermos que tienen dinero tienen
derecho a esta.
Cartas y más cartas dirigidas a
políticos, funcionarios, empresarios y fundaciones pidiendo ayuda son
entregadas constantemente sin obtener ningún resultado, es inaudito ver
como las fundaciones que son creadas con el objetivo de ayudar a los que
menos pueden en situaciones tan delicadas como lo es la salud, terminan
preocupandose más por patrocinar artistas en eventos y patronales para
que un grupo amanezca embriangandose y que esto los ayude a ganar más
popularidad politica y ni que decir de la última respuesta que obtuvimos
al solicitar ayuda de un funcionario por medio a un familiar y que este
nos contestara que tratarían de hacer algo a pesar de que es difícil
porque no están en tiempo de política.
Solo nos resta preguntarnos ¿Y
ahora quien podrá ayudarnos? Sin que obtengamos la respuesta de una
figura caricaturesca vestida de rojo y un corazon amarillo en el centro
del pecho conocida como “El Chapulin Colorado”, porque al parecer en la
República Dominicana no existen chapulines con suficiente astucia, no
existen personas capaces de ayudar sin buscar su propio beneficio, no
existen fundaciones que se dediquen a realizar la labor social para la
que fueron creadas y es imposible conseguir cualquier tipo de ayuda sino
se está “enllavao” para poner los documentos a “caminar”, lo que son
solo algunos ejemplos verídicos de que no es por hablar de más que
siempre se ha dicho que ¡Al pobre solo le queda j…!