Por: Virgilio Gautreaux P./Tomado de El Biran NY
La historia del BATEY
CENTRAL está íntimamente ligada a la historia del INGENIO BARAHONA. El
conjunto de edificaciones fabriles y otras infraestructuras y la
concentración de una serie de servicios en general, conferían a este
lugar la primacía dentro del conglomerado que regenteaba The Barahona
Company, constructora de este emporio azucarero.
Como centro administrativo el
BATEY CENTRAL era asiento de las oficinas de los altos ejecutivos de la
empresa, además era el sitio donde se concentraba el personal técnico
más calificado de la compañía. En la oficina principal donde laboraban
norteamericanos, cubanos y puertorriqueños.
Dentro de los criterios de
diseño y construcción del Batey Central, se tomaron en consideración las
diferentes categorías y jerarquía del personal que ocuparía las
viviendas a construirse, así como su distribución geográfica.
Dentro de las principales infraestructuras que se ubicaron en el perímetro del BATEY CENTRAL, tenemos las siguientes:
Planta eléctrica | Vía férrea hacia ciudad Barahona | Factoría de café |
Sistema de telégrafos | Muelle del Cayo | Fábrica de hielo |
Sistema telefónico | Sistema cloacal | Panadería |
Acueducto | Aserradero | Bodega de mercancías |
Fábrica de Blocks | Varias calles asfaltadas | Puente peatonal |
Red eléctrica | Residencias a Ejecutivas | Amplias áreas verdes |
Un pequeño puerto | Viviendas Funcionarios medios | Dos escuelas primarias |
Red vial desde Batey a campos caña | Viviendas de operarios y técnicos calificados | Campo de golf |
Alumbrado público | Residencial para solteros | Estadio Beisbol, cancha de Voley-Ball y Tenis |
Taller de mecánica | Lotes personal no calificado (Los Blocks) | Centro recreación popular “El Gallo”. |
Pequeña pista aérea | Hospital | Cementerio privado |
Red eléctrica hacia ciudad Barahona | Templo católico |
A estas infraestructuras se
añadió en Julio de 1927 una empresa aérea privada-The West Indies Aerial
Express-creada por El Sr. Luis Bonnet, el cual laboraba en el Ingenio
Barahona. Con tres aviones esta compañía viajaba a varios puntos del
Caribe.
La distribución espacial y el
uso funcional de estas infraestructuras, contribuía a la eficiencia en
la administración de este gran complejo, a la vez que se aprovechaban
óptimamente los recursos disponibles. En adición a esta plataforma, en
el Batey Central había un adecuado servicio de recogida de basura en
hogares y calles, junto a la limpieza de las áreas verdes. También un
cuerpo de celadores-algunos a caballo-se encargaba de la seguridad del
perímetro, hasta en horas de la noche.
Con la puesta en marcha de las
instalaciones, llegó al Batey Central un importante contingente humano
integrado por funcionarios, profesionales de diversas ramas, técnicos
para diferentes áreas del ingenio, obreros calificados y mano de obra
especializada, lo cual representó un salto cualitativo. Además de los
norteamericanos, arribaron puertorriqueños, cubanos, isleños de habla
inglesa, así como gente bien preparada dominicana que laboraba en otros
ingenios del país. Esa gente fue un importante “refuerzo” para la
colectividad barahonera del campo y de la ciudad, la cual asimiló
rápidamente muchos de los conocimientos y habilidades que poseían los
nuevos residentes.
Bajo el influjo de modernidad
que proyectaba el Batey Central, en poco tiempo la ciudad de Barahona
estaba recibiendo el suministro de agua potable, energía eléctrica y
otros servicios, a la vez que el Ayuntamiento se esforzaba en levantar
nuevas infraestructuras y apoyar el proceso de urbanización. En efecto,
calles, parques y zonas de recreación, fueron construidos. De igual
modo, se dictaron nuevas disposiciones en materia de ordenamiento
territorial, disposición de la basura, salud ambiental, seguridad
ciudadana, etc., todo esto en el marco de los “efectos multiplicadores” positivos que el Batey estimulaba.
Para los barahoneros durante
muchas décadas el Batey Central, sus locomotoras, el humo blanco de la
chimenea del ingenio, el perfume del azúcar que llegaba a la ciudad, las
matas de flanboyán, de amapolas, laureles y otras especies, dejaron un
recuerdo imborrable. Los extensos solares con grama y la limpieza
general, aún los tenemos frescos.
El lugar era un gran jardín
lleno de chinchilines, ciguas, rolones, carpinteros, palomas y
zumbadores. Grandes árboles llevaban elegancia y sombra a hogares y
calles, las cuales estaban siempre limpias y bien conservadas.
Las casas bien alineadas,
limpias, con su red protectora contra insectos y su techado típico,
impresionaban al visitante. El ingenio se ocupaba meticulosamente del
mantenimiento y reparación de las casas. Plomeros, electricistas y
jardineros, prestaban atención permanente a las áreas residenciales. Los
patios tenían muchas plantas frutales.
Un recuerdo imborrable para
generaciones de barahoneros era escuchar el potente silbato de vapor del
ingenio, el cual anunciaba el inicio de determinadas jornadas
laborales. Crecimos escuchando ese familiar y ronco sonido que se metía
por las casas, subía las lomas cercanas de la ciudad y luego se dirigía
hacia las comunidades vecinas. Junto este “sonido principal”estaba el de las diferentes locomotoras de la empresa.
Del estadio de Beisbol y de las
canchas del Batey Central, surgieron excelentes deportistas que se
destacaron en varias disciplinas deportivas, surgiendo buenos peloteros
como los hermanos Albott, Norman y Teófilo James. Fueron excelente
beisbolistas los hermanos Neris, Lulín y Fuche Martínez. Se
distinguieron igualmente los hermanos Messon, Frank en Boxeo y Yaní en
Beisbol. Ricardo Joseph, aunque no era nativo del lugar, se desarrolló
jugando en el Play del Batey. También despuntaron brillantemente el
Outfield Julito Edwars y el lanzador Manén Meades. Más adelante descolló
la cuarteta de los hermanos Nin, integrada por Manuel, Freddy, Héctor y
Jorge. Otros notables fueron Julio Gómez y Picho Padilla. En
Volley-ball sobresalieron Angelito Adolphus, Enrique Molina y Rafael
Pérez Oviedo (Pipí). Posteriormente sucesivas generaciones de
deportistas bateyeros han mantenido en alto la antorcha deportiva y la
competitividad de esta colectividad, en Campo y Pista, Levantamiento de
Pesas y otras disciplinas.
Por décadas el Batey Central
basaba su dinámica económica y social en estrecha sinergia con lo que
acontecía al emporio azucarero. La estabilidad en los niveles de
producción y exportación durante varias décadas, aseguraba la
sostenibilidad financiera de la empresa, la que realizaba
permanentemente aquellas inversiones que posibilitaran mayores niveles
de ganancia. En los inicios de los años cincuenta los propietarios de la
compañia construyeron una moderna factoría de café.
En 1957 el Tirano Trujillo
adquirió el Ingenio Barahona, produciéndose paulatinamente importantes
cambios en el modus operandi del central azucarero. El nuevo enfoque
administrativo significó un reordenamiento de parte de la estructura
administrativa. Sin embargo, esto no afectó significativamente las
actividades productivas. Incluso, en la zafra correspondiente al 1958-59
se molieron 949,750 toneladas de caña y se produjeron 97,260 toneladas
de azúcar.
El Dictador en los últimos años
de su régimen tenía apremios financieros debido a los voluminosos gastos
realizados en la construcción de la Feria y también para financiar sus
crecientes gastos militares. En adición, el sátrapa estaba acorralado
por el boicot comercial a su gobierno, debido a las sanciones económicas
que le fueron impuestas por las naciones del continente, luego del
atentado en Junio de 1960 al Presidente venezolano, Rómulo Betancourt.
Urgido de divisas frescas para
financiar las importaciones desde otros mercados fuera del continente
americano, Trujillo aplicó férrea medidas en los ingenios de su
propiedad para incrementar la producción y exportación de azúcar y sus
derivados. Para ello debió aumentarse la sobreexplotación a la que ya
estaban sometidos los trabajadores.
Estas y otras medidas
posibilitaron que en los tres años finales del régimen, creciera la
producción en las empresas azucareras propiedad del Tirano. En este
lapso, se observa que el ingenio Barahona eleva sustancialmente su
molienda de caña, así como la producción de azúcar y melaza. Esto
requirió frecuentemente medidas represivas y veladas amenazas. Al caer
la Dictadura algunos funcionarios de Ingenio Barahona fueron repudiados
por la población.
En años posteriores a la
decapitación del déspota, ya en un ambiente democrático, fue posible
incrementar sustancialmente la producción azucarera estatal sin tener
que recurrir a la represión a que estaba acostumbrado Trujillo y sus
administradores. En efecto, en los años 1973-74 y 75, el ingenio
Barahona superó las 100 mil Toneladas Cortas de azúcar. Para 1975 este
central produjo más de un millón de Toneladas Cortas de caña.
A partir de la segunda década de
los años setenta el gobierno de entonces comienza a politizar todos los
ejecutivos del Consejo Estatal del Azúcar y dirigencia de los ingenios
del consorcio, los cuales son rápidamente copados por hábiles cuadros
políticos, pero desconocedores de cómo administrar una empresa tan
compleja como la azucarera. De este desatino no escapa el ingenio
Barahona, el cual se ve atiborrado de botellas. El deterioro
institucional se refleja de inmediato cuando los méritos partidarios son
colocados por encima de la capacidad técnica y la buena administración
de los recursos.
Mientras el CEA y sus ingenios
son azotados durante años por estos sunamis políticos, las empresas
azucareras privadas racionalizan sus gastos y realizan aquellas
inversiones que le posibilitaran enfrentar la competencia internacional y
las oscilaciones de los precios internacionales del azúcar. Por el
contrario, años de permanente saqueo debilitan casi de forma
irreversible el consorcio azucarero estatal, el cual en los años ochenta
con un préstamo del Banco Mundial de US$ 35 millones (contraído en
1979), tardíamente trata de reaccionar, realizando algunas inversiones
en ciertos ingenios, sin embargo, el programa no se completó.
Sin duda alguna, la entrega en
1986 de la Dirección del CEA a una persona comprometida con un ingenio
privado, agudiza la deteriorada posición del complejo, cual a partir de
ese año pasa de producir 454,500 Toneladas Métricas de azúcar, a sólo
56,000 TM en 1999.
En lo que respecta a “nuestro”ingenio
la política de desguazamiento que también se le aplica, lo lleva de
producir 61, 400 Toneladas Métricas a sólo 3,051 en 1998, verificándose
en 1999 un modesto repunte (14, 900 TM).
Sumido en deudas por doquier,
maquinarias y equipos dañados u obsoletos, infraestructuras del campo
destruidas y sobre todo, una pesada nómina de políticos, el CEA contrae
onerosos préstamos y compromisos de corto plazo que comprometen
previamente los ingresos futuros de las zafras, razón por la cual las
amenazas de colapso se convierten en realidad. A partir de 1996 las
autoridades nacionales se proponen desprenderse del anteriormente
poderoso complejo azucarero, el cual es prácticamente abandonado a su
suerte, agudizándose su descalabro.
Es bueno consignar que los
trabajadores y empleados del ingenio Barahona no se quedaron cruzados de
brazos mientras su empresa era desguazada y abandonada. En los años
finales de la década del noventa se produjeron numerosos movimientos
huelgarios. Asimismo, la sociedad civil de la provincia, el pueblo en
general y los medios de comunicación locales, se levantaron apoyando el
mantenimiento de su central azucarero. Los barahoneros no estaban
dispuestos a que les despojaran de su principal fuente de trabajo, que a
su vez era uno de los centrales azucareros con mejor infraestructura
tanto a nivel de factoría, como en sus campos de caña. En esta lucha,
también participaron los pobladores de las comunidades ubicadas en el
Valle de Neyba.
En este trajinar, el otrora y
orgulloso Batey Central, es prácticamente abandonado a su suerte. Las
hermosas y pintorescas viviendas paulatinamente se van deteriorando por
falta de mantenimiento. La inestabilidad general y las penurias
financieras impiden a sus residentes realizar las reparaciones
necesarias, creándose así un círculo vicioso, cuyo resultado ha sido a
través de los años, la destrucción, adulteración y reemplazo de muchas
casas típicas del lugar. En adición, mucha gente de la ciudad de
Barahona y localidades vecinas se mudan al Batey Central. Los nuevos
residentes tienen costumbres, forma de actuar y tradiciones que son
ajenas al comportamiento que tradicionalmente exhibían los antiguos
pobladores del lugar. Han
Con los nuevos pobladores han
surgido nuevas edificaciones cuyo diseño y materiales entran en
contradicción con el entorno tradicional.
Habíamos señalado anteriormente
que como marchaba el ingenio, andaban las cosas en el Batey Central. La
turbulenta finalización del siglo XX para el emporio y sus trabajadores,
significó también el fin de una importante etapa en la vida y cultura
de esta emblemática comunidad.
Con el advenimiento del presente
siglo se producen en el Batey Central cambios sustanciales, que
reflejan la interacción de nuevas fuerzas económicas y sociales. Sobre
estas transformaciones volveremos en una nueva entrega.
Fuentes:
1-Conversaciones con Albott
James, Freddy Nin, Julito Edwars, Rafael Eliseo Castro, Alberto White,
Angel Thomas Kelly, Negro Petonvill, Héctor Núñez, Toño Batista, Benito
Olmo y Domingo Zafra, entre otros.
2-Banco Mundial: Statements of Loans.
3-Algunas imágenes fueron suministradas gentilmente por Julio Vargas
VGP/vgp
06 Julio del 2014