Elizabeth Holmes tiene una fortuna de US$4.500 millones.
Monitorear lo que le pasa al cuerpo se ha vuelto una manía en Silicon Valley, California.
Numerosos entusiastas llevan hasta dos o tres brazaletes para tener un estricto control de su presión arterial las 24 horas.
Esos dispositivos usan sensores que cuentan la cantidad de
pasos que ha dado el usuario (el índice recomendado es de 10.000 por
día, es decir, ocho kilómetros).
En todo el valle californiano, nuevas empresas se apresuran a
aprovechar la euforia en torno de esta tecnología. Están adaptando los
aparatos para medir las funciones del cuerpo a los teléfonos
inteligentes, con el fin de producir un flujo de datos que podría -o no-
ser útil para médicos y especialistas si estos tuvieran tiempo de
procesarlos. Ya hay decenas de start-ups, quizás centenares.
Esto es posible porque la gente más que nunca antes está
hiperconectada a internet, todo el tiempo, como si estuviera en el modo
“siempre encendido”.
Luego de darle “me gusta” a una persona o convertirla en
amiga en las redes sociales, uno ahora puede sumar su propio cuerpo a la
experiencia digital.
Multimillonaria
En un rincón del campus de la Universidad de Stanford en el
que Facebook alguna vez tuvo oficinas, Elizabeth Holmes trabaja en un
proyecto de monitoreo de la salud que la ha mantenido ocupada en los
últimos once años.
Su compañía, Theranos, es la antítesis de la nueva “fiebre
del oro” en el sector de la salud, aunque no está desconectada de ella.
Holmes sólo tiene 30 años, pero ha impulsado su empresa desde
que era veinteañera. Recién ahora ha salido a la luz y se ha vuelto
conocida.
Esta joven tiene clarísimo lo que quiere. La seguridad que
muestra en sus propósitos es una de las pricipales características de
Silicon Valley.
Se viste de negro como lo hacía el fallecido Steve Jobs, de
Apple. Como él, Holmes tiene tanta fe en sí misma que genera una suerte
de campo magnético.
A diferencia de algunos rivales, la tecnología de Theranos sólo requiere una gota de sangre.
Y al parecer tiene ese influjo desde los 19 años, cuando
abandonó sus estudios de ingeniería en la Universidad de Stanford para
fundar su propia firma.
Theranos ha sido hasta ahora una compañía desconocida, pero
inversionistas privados han comprado acciones y han hecho que su valor
trepe a nada menos que a US$9.000 millones.
Holmes todavía es propietaria de la mitad del negocio, lo que
en los papeles la convierte -según la revista Forbes- en la mujer más
joven en volverse multimillonaria por iniciativa propia.
Theranos ha atraído a renombrados “creyentes”. Su compañía
tiene uno de los directorios con más personajes famosos de Estados
Unidos, entre ellos los exsecretarios de Estado Henry Kissinger y George
Shultz, además de un exsecretario de Defensa.
Theranos tiene una meta clara y directa: volver las pruebas
de sangre más simples, disponibles en todo momento y baratas, además de
que no sean “alarmantes”.
Holmes está convencida de que tiene ante sí un enorme
desafío: “Desde el principio me pregunté qué podía hacer para cambiar el
mundo”.
Y completa: “Influir en la vida de las personas de una forma significativa”.
Costo
Una gran cantidad de diagnósticos médicos están basados en
puebas de sangre. Tan sólo en Estados Unidos se realizan miles de
millones de tests cada año, con un costo -también- de miles de millones
de dólares. Pero muchas personas los consideran costosos e invasivos.
Hay un temor generalizado a las agujas.
Theranos tiene algunos accionistas muy poderosos, como Henry Kissinger.
Holmes dice que, como consecuencia, cerca de la mitad de la gente no se realiza las pruebas que piden los médicos.
Theranos tiene una lista de precios que incluye más de 200
tipos de análisis de sangre. El monto se cobra de antemano. Los tests
son mucho más baratos que los de empresas ya establecidas, que
generalmente envían la cuenta después de realizarlos.
En las pruebas se usan muestras de sangre mucho más pequeñas,
un poco más de una gota. Y luego la sangre es analizada rápidamente en
las instalaciones de la firma: laboratorios automatizados protegidos por
el secreto comercial.
“Manejamos tan poca cantidad de sangre que nos vimos
obligados a desarrollar nuevos sistemas de análisis químico para el
procesamiento”, explica Holmes.
Interesante, sí. ¿Pero son estos tests realmente una revolución en el cuidado de la salud?
Holmes dice que todo depende del acceso a la información:
“Cuando alguien se entera de que un ser querido se enferma gravemente,
por lo general es demasiado tarde para hacer algo al respecto… Es una
experiencia muy dolorosa”.
Un gran número de personas usan aplicaciones de teléfonos inteligentes para monitorear diferentes aspectos de la salud.
“Si creamos un sistema que ayude a cambiar esto, entonces haremos una gran diferencia en el mundo”.
Con tal fin, Theranos se asoció recientemente con la mayor cadena de farmacias de Estados Unidos.
Walgreen’s tiene más de 8.500 comercios en todo el país. Sus
locales han comenzado a instalar lo denominados Centros de Bienestar
Theranos.
Visité uno de ellos a un kilómetro de la sede central de la compañía en la University Avenue, en Palo Alto.
La experiencia fue sencilla: un empleado agradable me pasó
una toallita suave y tibia por el dedo, usó una suerte de lápiz con una
pequeña aguja que apenas sentí cuando me lo aplicó y en un segundo la
ampolla se llenó de sangre.
Los resultados me llegaron por correo electrónico 24 horas después.
“Ahorrar dinero”
Según Elizabeth Holmes, para que la detección de enfermedades
sea lo más tempraana posible, es muy importante estar cerca de donde la
gente vive. Y eso es lo que ofrece Wallgreen’s.
Antes del lanzamiento de sus centros en las sucursales de la
cadena de farmacias, Theranos ganaba dinero vendiendo sus servicios a
grandes compañías farmacéuticas.
Holmes con la prueba de sangre.
Para ellas, la prueba a gran escala de nuevos fármacos es un
proceso caro, que consume mucho tiempo y es engorroso. El desarrollo de
una nueva droga es precisamente la etapa en la que los costos se van por
las nubes.
Acelerar los tests permite recabar más información sobre la
eficacia de las drogas de forma más rápida. Pruebas de sangre sencillas y
frecuentes pueden permitirles a las compañías farmacéuticas ver más
rápidamente el impacto del ajuste de las dosis en los pacientes.
Theranos también tiene en la mira a Europa. Para los
pacientes, el costo de las pruebas de sangre puede ser un asunto
“invisible” cuando el que paga es el servicio público de salud. Pero,
según Holmes, análisis más baratos podrían ahorrar “una increíble
cantidad de dinero”.
Y si las personas comienzan a tener un interés más cotidiano
en su salud al realizarse pruebas sanguíneas más frecuentes, las
enfermedades podrían detectarse más tempranamente, piensa la empresaria.
Las pruebas de sangre conforman un mercado de miles de
millones de dólares tan sólo en Estados Unidos, dominado por grandes
corporaciones como Quest Diagnostics y LabCorp. Las empresas ya
establecidas probablemente no quieran que una novata como Theranos les
quite mercado al lanzar servicios nuevos y diferentes.
Theranos es una firma ambiciosa, con una fundadora muy ambiciosa y que todavía tiene mucho por demostrar.
Pero los sistemas de salud están comenzando a abrir los ojos a
las implicaciones que tiene la medicina personalizada. Y el
diagnóstico, incluyendo las pruebas de sangre, estarán en el centro de
los grandes cambios en la manera en la que concebimos nuestra salud.