Tomado de Infobae.com
Continúa la tradición anti-vaticana: Nobel de la Paz para Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi
La adolescente paquistaní y el
indio que lidera la lucha contra el trabajo infantil fueron los elegidos
entre candidatos como el papa Francisco, el médico congoleño Denis
Mukwege y el ex analista de la CIA Edward Snowden
La adolescente paquistaní Malala
Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo
Infantil, el indio Kailash Satyarthi, han ganado el Nobel de la Paz
2014, informó hoy el Comité Nobel de Noruega.
El comité reconoció a Satyarthi
por su “lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el
derecho de todos los niños a la educación”.
“Los niños deben ir a la escuela
y no ser explotados financieramente”, exclamó el presidente del comité
Nobel noruego, Thorbjoern Jagland.
Mientras que Malala es conocida
por haber padecido la violencia extremista de los talibanes en su país,
Satyarthi se destaca por su constante militancia en favor de la
educación de los niños. Este es su perfil de Twitter:
La elección de ambos líderes
está claramente conectada. Yousafzay, que hoy tiene 17 años, trabaja
para la fundación que lleva su nombre en pro de mayores libertades para
la mujer en todo el mundo, enfocándose especialmente en su país,
Paquistán, donde el extremismo islámico está presente y pretende coartar
las iniciativas individuales de mujeres que quieren orientar su vida
con libertad.
La tradición anti-vaticana
Muchos calificaban al papa
Francisco como “favorito”, pero tradicionalmente este galardón le ha
sido esquivo al Obispo de Roma. El Premio Nobel de la Paz viene
acumulando por otra parte varias elecciones caprichosas o francamente
desacertadas. En algunos casos, porque la persona galardonada no reunía
los méritos suficientes; en otros, porque la decisión del comité
reflejaba un concepto por lo menos excéntrico de lo que es la
contribución a la paz mundial.
De Al Gore, ex vicepresidente de
los Estados Unidos, que lo recibió por animar un documental
catastrofista y de escaso rigor científico sobre el cambio climático
–una materia en la que no es experto pero que le reportó una fortuna
millonaria-, a Wangari Maathai, una activista ecologista keniana, cuya
principal actividad era plantar árboles, las últimas entregas incluyeron
también a Barack Obama, cuya premiación resultó polémica por ser ex
ante, o sea a cuenta de futuras posibles contribuciones a la paz que
siguen pendientes, a un Comité de la ONU contra las armas químicas por
hacer su trabajo o incluso un premio estímulo a la Unión Europea en su
peor momento.
El testamento de Alfred Nobel no
es en absoluto ambiguo –vale aclarar- en la definición de la
contribución a la paz que deseaba recompensar con el Premio que creó; el
único que entrega Oslo, ya que los demás son otorgados por Suecia. Su
voluntad era destinarlo a “la persona que haya hecho el mayor o el mejor
trabajo por la fraternidad entre las naciones, por la abolición o la
reducción del belicismo y por la organización y promoción de congresos
por la paz”.
AP
El no otorgamiento del Nobel a Wojtyla
Como dice el historiador
británico Paul Johnson, la historia es también el registro de lo que no
pasó. Y en 2003, la noticia era que el Nobel de la Paz no fue para el
Papa Juan Pablo II.
En aquel año, el mundo entero
reconocía a Juan Pablo II como paladín de la paz, pero el comité noruego
lo ignoró una vez más, y le otorgó el premio a una activista iraní por
los derechos humanos.
Nunca como en esa ocasión fue
tan patente el contraste entre el consenso mundial y la premiación. En
tiempos en que se aceleraban los preparativos para una intervención
unilateral en Irak –cuyos resultados negativos se están viviendo hoy-, y
la opinión pública internacional asistía admirada a los esfuerzos que
un ya cansado y enfermo Karol Wojtyla hacía para evitar esa guerra
–hasta quiso viajar a Irak pero no le garantizaron la seguridad en el
desplazamiento-, el no otorgamiento del Nobel de la Paz a ese Papa
impactó más que todos los premios efectivamente dados.
AP