Por José Corniell L.
Una mala Señal…
Errar al momento de enviar una señal puede ser fatal para quien
la envía, así como para quienes están en la obligación de interpretarla
y llevarla a cabo.
Así se puede ver cuando en el béisbol, el receptor le pide una
Curva o un Slider al pitcher y este viene con una Recta a 99 millas. Los
resultados pueden ser catastróficos.
También puede ser catastrófico, cuando un controlador de
tráfico aéreo, que es la persona encargada profesionalmente de dirigir
el tránsito de aeronaves en el espacio aéreo y en los aeropuertos, de
modo seguro, ordenado y rápido, yerra al dar las señales adecuadas.
Igual sucedería si en una curva cerrada, no existe una señal de
tránsito que le indique al chofer que debe bajar la velocidad e ir con
mucha precaución al transitar ese tramo carretero; y así sucesivamente,
en cada una de las situaciones y circunstancias que ameritan de una
señal clara, para evitar que se produzcan situaciones desagradables y
muy lamentables.
La sentencia que el viernes 27 del pasado mes de marzo del
presente año 2015 emitió el juez de la Instrucción Especial de la
Suprema Corte de Justicia, Alejandro Moscoso Segarra, dando un No Ha
Lugar al senador Felix Bautista, acusado de malversación de fondos
públicos, para que se entienda bien, robo, envía una muy mala señal a la
sociedad dominicana y al mundo.
Esta perversa decisión de la Suprema Corte de Justicia ha
recibido la repulsa del Ministerio Público, la oposición política e
importantes sectores de la sociedad civil que entienden que con este
caso perdió el sistema de justicia dominicano, la democracia y el
interés nacional de que se haga justicia contra quienes han desfalcado
el erario.
Además del senador del PLD por la Provincia de San Juan de la
Maguana, fueron favorecidos por ese adefesio jurídico y atentado contra
nuestro prostituido sistema judicial, el diputado y ex director del
INTABACO, Adalberto Rosa, así como algunos aspirantes a diputados por la
provincia de Santiago e importantes ex funcionarios del gobierno del ex
presidente Leonel Fernández, pasando estos de encartados a grandes e
inmaculados señores.
La señal que envía la Suprema Corte de Justicia a los
dominicanos y dominicanas con esa sentencia es, sencillamente
desafortunada, grotesca y de muy mal gusto para quienes esperábamos que
el sistema judicial dominicano se ponga los pantalones y meta detrás de
los barrotes a aquellos que han delinquido.
Y como de esa señal no hay mucho que interpretar, que no nos
sorprendan pues, los actos de “indelicadeza”, desfalco, robo, o como le
quieran llamar, que podrían, sin ningún pudor, seguir saliendo a la luz
pública, a los fines salir de susto y de la posibilidad de que en un
gobierno que sirva se le pueda juzgar, porque ya fueron juzgado en estos
gobiernos que erigen monumentos al robo y la impunidad.
Si los hombres y mujeres probos y de buena voluntad e intención
no asumen con decisión el quehacer político, para dirigir el estado con
ética y moral, nuestra sociedad terminará en el lugar hacia donde la
están conduciendo, en el despeñadero.