En
los albores de las discusiones marxistas-leninistas que se daban en la
UASD, imbuido por la fiebre de la llamada Guerra Fría, hubo un libro que
llamó mi atención, lo leí y repetí, por su extraordinaria narrativa y
los actores del mismo.
Es la historia de un hijo que
adora su madre y viceversa, metido en la lucha revolucionaria de la
Rusia zarista. Producto de esas actividades es hecho preso, y a partir
de ahí su madre deja de ser una simple ama de casa para participar
activamente en la actividad propagandística, hasta que un día ella es
hecha presa y duramente golpeada, expresando: no podrán detener la lucha
ni con lágrimas de sangre”.
Producto de esa obra al primer
hijo mío le puse Pavel. El libro se llama La Madre, de Máximo Gorki. En
el Día de las Madres, la recomiendo leerla a todas las madres del mundo.