Imagen
del 18 de junio de 2015 de asistentes a una charla sobre drogas
sintéticas en el centro comunitario de Weston en Miami (Estados Unidos).
EFE
AFP FORT LAUDERDALE, Estados Unidos/Tomado de Listin Diario
Un
hombre intentó romper a patadas la puerta del cuartel de policía, otro
corrió desnudo por la calle huyendo de perros imaginarios, decenas han
muerto: la flakka, una barata droga sintética que produce delirio, se
esparce en el estado norteamericano de Florida.
Conocida
como "locura a 5 dólares" por el costo de una dosis, la flakka es un
potente y adictivo estimulante producido en China similar a las sales de
baño, que ha golpeado con particular dureza al condado de Broward, una
turística zona en el sur de Florida (sureste de EEUU).
"Broward
es considerado como el punto focal de la flakka o el alpha—PVP", el
componente de la droga, explica a la AFP Heather Clark, de la
organización United Way que ha liderado una campaña para crear
conciencia en la población sobre la droga también conocida como
"gravilla", por su apariencia de cristal arenoso, ilegal en Estados
Unidos.
Generalmente
fumada pero también inyectada o inhalada "es realmente una droga muy
peligrosa. No es recreativa, no es algo que se pueda consumir sin que
produzca efectos adversos", dice Clark.
- Sustancia venenosa -
Esta
droga, cuyo nombre viene de la palabra en español flaca, se consigue a
través de internet a 1.500 dólares el kilo y llega de China en pequeñas
cargamentos por correo, que vendedores locales se encargan luego de
distribuir, según un informe anual de organizaciones estatales y civiles
sobre el abuso de drogas en Broward, divulgado este mes.
"Es
una sustancia altamente venenosa, que puede haber sido intencionalmente
diseñada para que sus efectos duren más y específicamente para ser más
adictiva, porque eso es bueno para las ventas", indica James Hall,
epidemiólogo de la Nova Southeastern University que ha estudiado por
años el mercado de la droga en Florida.
Desde
septiembre, cuando apareció la droga en las calles de Broward, han
muerto 34 personas. Las salas de emergencia de los hospitales reciben
hasta 20 casos por día, según Hall, que colabora con las autoridades de
Broward para compilar los datos.
Además
de generar problemas cardíacos, agresividad y paranoia, su consumo
puede derivar en psicosis: "la temperatura del cuerpo se eleva a 105
grados fahrenheit (40 grados centígrados), las víctimas se desgarran la
ropa, algunos creen que su cuerpo está ardiendo, corren por las calles
convencidos de que están siendo perseguidos", dice Hall.
De allí que los casos bizarros en Broward no dejen de acumularse.
Un
hombre corrió por su vecindario desnudo, alegando que era perseguido
por una jauría de pastores alemanes. Poco después en marzo, otro intentó
romper a patadas la puerta del departamento de policía de Fort
Lauderdale para escapar de un supuesto atacante. Días más tarde, una
tercera persona quedó empalada al tratar de escalar las rejas de esa
comisaría.
En
mayo, la policía de Fort Lauderdale mató a un hombre que, drogado con
flakka, mantuvo secuestrada a una mujer con un cuchillo.
- Poblaciones vulnerables -
Pero muchos otros casos, menos espectaculares pero igual de devastadores, no salen en el noticiero.
Java
Jackson, de 26 años, consumió flakka el 25 de mayo y a las pocas horas
moría en un hospital, afirmó su tía Rose Waters, durante marcha en Fort
Lauderdale el jueves pasado, convocada por organizaciones locales.
"Esta
droga es muy fácil de obtener, es muy barata, lo que la hace atractiva
para mucha gente, pero es más mortal que cualquier otra sustancia que
hay en las calles", dijo Waters, de 57 años.
Por
su precio, la droga ha afectado sobre todo a poblaciones de bajos
recursos o vulnerables como los vagabundos, explicó el capitán Dana
Swisher, de la policía de Fort Lauderdale.
La
flakka se ha beneficiado de estructuras de distribución de otras drogas
similares que ya existían en Broward, lamentó Swisher, y de allí su
prevalencia en la zona.
Y
mientras las autoridades siguen tratando de cortar las vías de
distribución, advierten de un ciclo que se repite: cuando una droga de
diseño empieza a controlarse, otra aparece y ocupa su lugar.
"El
año pasado fue el molly, ahora es la flakka, no sabemos cómo se llamará
luego. Estos son solo términos de la calle y estas drogas pueden
contener cualquier cosa. Los usuarios están permitiendo ser usados como
conejillos de indias", dijo A.D. Wright, jefe de la oficina de la DEA de
Miami, luego del arresto la semana pasada de tres personas por
distribuir la nueva droga de diseño.