Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
EL
PANORAMA.- El gobierno de Danilo Medina cumple su tercer año, y sigue
vivito, pero no coleando. Las encuestas que atribuyen altos porcentajes a
su gestión, descuentan un panorama de insatisfacciones en asuntos
capitales.
Muchos dicen no entender la contradicción, y la verdad que no
hay contradicción. Tiene lo que tiene, y no tiene lo que no tiene. Como
afirma el propio pueblo, a falta de pan, casabe. Y ocurre que la
oposición ni casabe, nada elaborado, solo yuca amarga. Los partidos y
los candidatos que se ubican en el frente, no leen la realidad,
prefieren el artificio, y por eso, cuando disparan, no hieren ni a la
sombra. Ese es el resultado de todos los días. Por ejemplo, se le
critica a Medina que no persiga a los malos del régimen anterior, y
hacen una parada con la consigna de “no voto por ladrones”, y la
concurrencia fue lastimosa. Incluso, un fracaso con consecuencias. No
hay espacio para una vanguardia que delira y que cree que con solo
convocar es suficiente. Pues sucede que no...
POR
IGUAL.- El gobierno por su parte también debe corregirse y no creerse
que todos los sueños se convierten en números de lotería. La oposición
tiene yuca amarga, y si a veces casabe, con más paja que masa buena.
Pero igual ocurre con el pan, no siempre tierno, acabado de salir del
horno, sino en ocasiones duro y difícil de tragar. Los porcentajes de
las encuestas están ahí, y como las caderas de Shakira, no mienten. Solo
que hay que tomar y dejar. Suficiente para relajar el espíritu, pero no
bastante para organizar una fiesta. Los estrategas del gobierno deben
ser prudentes y no pasarse de contentos, o confundir realidades
diferentes. Los números que deben importar ahora no son los de la
reelección, sino los de la gobernanza. Sin dudas que ningún candidato
mejor que Danilo Medina, pero la gobernabilidad no puede ser franca ni
fluida con tantas quejas de la población. No debe bajar los brazos y ni
dejar flancos al descubierto, pues la debilidad del oponente es una cosa
y otra la rabia que se incuba lentamente. Los sectores populares no las
cobran una a una, sino todas juntas, y con ánimo de revuelta...
EL
ESPEJO.- Nada más hay que mirar hacia América del Sur, y observar cómo
los votos fueron suficientes para ganar elecciones y reelecciones
(Michel Bachelet, Dilma Roussef, Nicolás Maduro), pero no para gobernar
en un ambiente de paz social y tolerancia política. La oposición
política debe liderar al pueblo, pero a veces es el pueblo que se desata
y obliga a los partidos a asumir la bandera de sus reivindicaciones. De
ahí que convenga que el gobierno vaya delante, pues en cualquier
descuido se levanta la marea, y no hay manera de revertir la situación.
En Brasil se hace evidente que Roussef no es suficiente, y ya Inácio
Lula da Silva a tomar carta en el asunto, o porque la presidenta lo
necesita o porque quiere crear las condiciones de su retorno. En
principio era una cruzada moral, Petrobras y demás, pero cuando de por
medio hay movilizaciones, no se sabe en qué puede parar la cosa. La
tormenta es una, pero el desbordamiento de los ríos, otra...
EL
RECAMBIO.- El presidente Danilo Medina debió haber hablado al país, y
hacer su propio balance, puesto que no es lo mismo el capitán que el
soldado. Pero además convenía que hiciera un relanzamiento de su
administración, ya que si la reelección se da por un hecho ¿por qué
esperar un año para arrancar con nuevos proyectos, planes, programas,
políticas? Si busca otro período es porque el actual no le resulta
suficiente. Entonces ¿a qué hacer trucos de cámara y no asumirse como
ocho años y no tres ni cuatro? Con todo y lo que dicen las encuestas, el
entusiasmo no es el mismo del inicio. La administración tiene que
cambiarse de ropa, y hacerlo por sí misma, o muda de camisa o de
pantalón, pues hay personajes o personeros que deben salir de escena.
Este gobierno no puede ser como esas obras de teatro que se representan
por años, como la Ratonera (The Mousetrap) de Agatha Christie. La gente
tiene tres años, lo mismo que lleva su mandato, esperando y esperando la
caída de los césares...