Tomado de Infobae.com
Lidiane
Leite, de sólo 25 años, conduce desde 2012 el municipio de Bom Jardim,
en el estado de Río de Janeiro. Está desaparecida desde que empezaron a
investigarla por corrupción
La
historia es increíble, pero real. Muestra el alcance inimaginable de la
corrupción en la periferia de las principales ciudades brasileñas.
Lidiane
Leite tenía 20 años cuando se puso de novia con Beto Rocha, un político
de larga trayectoria en las barriadas populares de Bom Jardim. En 2012,
se quería presentar como candidato a la alcaldía del municipio de
25.000 habitantes, pero las denuncias de corrupción en su contra eran
demasiado pesadas.
Entonces,
se le ocurrió que Leite -que entonces tenía 22 años y ninguna
experiencia política- podía postularse en su lugar. Ella accedió y ganó
las elecciones.
La
primera decisión que tomó fue nombrarlo como su asesor principal.
Mientras él gobernaba, ella se sacaba selfies en todos los lugares y
situaciones posibles, como una estrella.
Al
tiempo hicieron algo insólito. Se fueron a vivir a una mansión en la
ciudad de São Luís, capital del estado de Maranhão, ubicada a 275
kilómetros de Bom Jardim.
Durante
más de un año gobernaron a distancia. ¿Cómo? Según cuenta la prensa
brasileña, comunicaban sus decisiones a través de WhatsApp.
Semejante
desquicio no podía durar mucho. Su inexplicable crecimiento
patrimonial, agravado por su ostensible irresponsabilidad, atrajo la
atención de la policía.
Los
investigadores no tardaron en descubrir que había desviado millones de
reales destinados a planes educativos. Cuando reunieron las pruebas, la
acusaron formalmente.
Para
ese momento, Leite ya había desaparecido, alertada de que estaban
siguiéndola de cerca. Ya van casi dos semanas sin que se sepa nada de
ella.