Tomado de Diario Libre/Foto de archivo
A
Olivares, el de la Junta, el tiro le salió por la culata. No fue
gracioso, ni cayó en gracia con su propuesta de adelantar la campaña
electoral.
Lo suyo ahora fue lo mis-mo de antes, y de siempre: llevar la contraria a Roberto, el presidente de la Junta.
Este
había negado la posibilidad de que el organismo pusiera en cintura al
oficialismo, alegando que no era tiempo todavía. La campaña no se había
iniciado oficialmente.
Olivares,
entonces, quiso que su compañero hiciera lo que nunca se había hecho:
arrancar en diciembre, y no en febrero o marzo, como lo establece la ley
y la costumbre.
Los
partidos, que serían los beneficiarios, dijeron que no, incluyendo al
PRD, al cual se supone representa Olivares. Pues no se le conoce cambio
de adhesión, y cuando fue considerado y nombrado fue teniendo en cuenta
esa condición.
El
suyo fue por tanto un pronunciamiento de oposición, sólo que perdió de
vista la actual situación en que los partidos que antes eran adversarios
naturales, ahora comen en el mismo plato con el gobierno. El caso de su
partido, el PRD, y por igual del PRSC.
La carta fue como dispararse en un pie, y ahora anda cojo.