Por: Natán Skigin nskigin@infobae.com
Tomado de Infobae.com
El
desvío de fondos públicos disminuye el PBI de un país, provoca
desbarajustes en las áreas de salud y educación y agranda la
desigualdad. Las naciones de la región están, a la vez, entre las
mejores y las peores
Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Juan Manuel Santos, Ernesto Samper, Nicolás Maduro y Evo Morales
Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Juan Manuel Santos, Ernesto Samper, Nicolás Maduro y Evo Morales
La
corrupción se encuentra en niveles críticos en América Latina y está
entre las regiones más afectadas del mundo. Y esto tiene efectos
concretos. Un país que la ataca efectivamente puede incrementar su
Producto Bruto Interno (PBI) hasta en un 300%. También mejora la salud y
la educación. Y ataca la desigualdad. Cuanta más corrupción, más
desigualdad.
Los
datos y sus conclusiones se desprenden de un informe del Natural
Resource Governance Institute (NRGI), que elaboró un ranking de los
países más comprometidos del mundo en cuanto al desvío de fondos
públicos.
"Hay
vulnerabilidades en América Latina en cuanto cómo se usan (o 'desvían')
fondos públicos presupuestarios, sobornos en las licitaciones públicas y
en decisiones judiciales", aseguró el presidente de NRGI, Daniel
Kaufmann.
De
los seis indicadores que componen el índice de gobernabilidad, dos son
especialmente sensibles a lo que hacen las autoridades ante el desvío de
fondos públicos: el del Control de la Corrupción y el de la calidad del
Estado de Derecho, clave para mejorar el frenar los casos de sobornos.
Venezuela
aparece como el peor de la región y uno de los peores del mundo: de 209
países analizados, figura en los puestos 199 y 208 en cada uno de estos
indicadores. Y, Argentina, 140 y 171, respectivamente. "Durante los
últimos 15 años, la Argentina no ha mejorado, al contrario", detalló
Kaufmann.
–¿Por qué la corrupción, un tema tan importante, aparece en la agenda sólo cuando la economía cae?
–En
Brasil, Chile y Guatemala es número uno en la agenda, por lo que varía
mucho en el continente y el mundo. En primer lugar, depende de cuánta
importancia les dan la ciudadanía y los empresarios. Países que están
muy mal por razones económicas tienen otros temas en agenda. El segundo
punto es que, cuando surge un escándalo importante sobre la corrupción,
hay más conciencia por parte de la ciudadanía.
El otro aspecto
importante es la tolerancia de la ciudadanía en cuanto a la impunidad y
la corrupción. Hay cierta disminución en la tolerancia en casos como el
brasileño, chileno y Guatemala.
Hay países donde el problema de
impunidad y corrupción ha sido tan histórico, por tanto tiempo, que
quizás toma más tiempo para que la tolerancia disminuya. Un punto más
que cabe recalcar es la calidad y la independencia del sistema judicial.
Brasil, por ejemplo, tenía un nivel de corrupción relativamente alto,
hasta que hace 10 años comenzó a fortalecer la calidad del Poder
Judicial. Que Marcelo Odebrecht esté preso hubiera sido impensable hace
una década. Y ahora se fortaleció el Poder Judicial. Chile tuvo una
tradición de un sistema judicial independiente. El caso guatemalteco
tuvo una ayuda extranjera. Es importante un sistema judicial
independiente.
–¿En qué momentos aflora el tema en la agenda pública?
–Varía.
Un punto importante es que cuando hay un escándalo es una gran
oportunidad para que surja el tema en la opinión pública, pero sobre
todo cuando ese escándalo es nuevo, cuando no existió desde siempre. Un
ejemplo es el caso Petrobras, en el que toda la dirigencia está
involucrada.
Cuando tienes otros países, como Venezuela, donde esto
estuvo ocurriendo durante mucho tiempo, los casos no se convierten en
emblemáticos tan fácilmente. Los casos chilenos (Penta y Caval) en otros
países no serían noticias. Un shock económico negativo puede ser
importante porque la ciudadanía se pregunta: ¿qué hicimos durante la
época del auge y que estamos haciendo ahora? Las crisis de Brasil y la
caída del cobre en Chile lo demuestran.
LEA MÁS:
–¿Qué desafíos enfrentan los países más corruptos de la región?
–Venezuela
es de los países más corruptos no sólo de América Latina sino de todo
el mundo. La Argentina sale con muchos desafíos pero no tantos como
otros casos de la región. Relativamente hablando, el sistema judicial en
Argentina no es percibido como independiente o particularmente
fortalecido como en Brasil y Chile. También hay un tema de la
importancia relativa de distintos temas. En este momento, en la
Argentina lo más importante es la economía por razones obvias.
–¿Cómo se puede medir la corrupción en forma efectiva?
Las
mediciones de corrupción están basadas en percepción ciudadana con
encuestas; otras son encuestas de empresarios del Foro Económico
Mundial; y la tercera fuente importante son las organizaciones que basan
sus datos en base a expertos. Recopilamos todo eso y, con un método
estadístico, las agregamos todas. Tienen un margen de error pero con el
conjunto de todo eso tenemos datos fiables.
Nicolás Maduro con Cristina Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa
–¿Qué impacto tiene esto sobre la gobernabilidad?
–Controlar
la corrupción importa para el desarrollo económico del país. Un país
que mejora en el control de la corrupción en forma realista causa un
incremento en el PBI de hasta tres veces: del 300%. Pero eso lleva
tiempo. Eso es lo que llamamos el "dividendo de la nueva gobernanza". Lo
hemos visto en Chile, Botsuana y África, lugares que eran mucho más
corruptos hace 30 años, mientras que otros que no controlaron la
corrupción se quedaron atrás. También mejora la salud, la educación y
otros aspectos sociales. Ataca la desigualdad. Cuanta más corrupción,
más desigualdad.
–¿Cómo se la puede combatir?
–Lo
primero es reconocerla. Decir "Houston, we have a problem". No debe ir
gente de afuera y decirle al país lo que debe hacer. Cada cosa hay que
hacerla de acuerdo a la realidad del país. Hay que cambiar el
funcionamiento de la democracia interna de los partidos políticos. Pero
hay que ser realista y dar incentivos a los países para cambiar su
sistema. En algunos empiezan con reformas políticas, pero en otros es
más realista empezar con la reforma judicial, con la meritocracia en la
designación de jueves, la transparencia de los fallos. También está la
Policía, sobre todo en países donde la corrupción está relacionada con
el narcotráfico. El otro tema crucial es el tema de las licitaciones en
los contratos públicos. Esa es un área pendiente: hay mucha corrupción.
Tiene que haber más transparencia, empezando con la ley de acceso de
información. En el área de la sociedad civil se puede avanzar bastante.