jueves, 19 de noviembre de 2015

ORLANDO DICE... El PRM, la reelección por la reelección y adelanto campaña

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Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
LAS EXPERIENCIAS.- El PRD, ahora PRM, sabe cómo se derrota la reelección, pues el PRD logró desplazar del poder al reeleccionista por antonomasia, a Joaquín Balaguer, en las elecciones de 1978. 


Igualmente, el PRD, ahora PRM, sabe que la reelección por la reelección no tiene triunfo asegurado, pues vivió el fracaso de Hipólito Mejía en el 2004, cuando intentó un nuevo mandato y el electorado le dijo que no. Entonces, si el PRD, ahora PRM, conoce la reelección al revés y al derecho, no tiene por qué pedir adelanto de campaña, ni querer que la Junta Central Electoral sea más papita que el Papa, y mucho menos aplicar la línea Boudreau al candidato presidente Danilo Medina, si se espera que no batee un rodado, o un simple hit, sino que la saque del parque. Que de un jonrón, y en su caso sería con las bases llenas: con muchos senadores, diputados y alcaldes. Lo que propone Eddy Olivares, titular de la JCE, fue usado contra Álvaro Uribe en Colombia, y Uribe se reeligió con tanto apoyo que todavía sigue siendo un referente, o una molestia, en la política de su país. Los recursos económicos son importantes, en política y en campaña, y sí públicos, mejor, pues permiten hasta dispendio…

LOS DINEROS.- Sin embargo, y es lo que conviene decir, ninguna reelección es invencible por mucho dinero que tenga a su favor. El fracaso de Mejía no fue por falta de recursos, y se sabe que estos fueron tan abundantes que la primera víctima fue la Constitución de 1994, que al igual que la del 2010, prohibía la reelección consecutiva. La que procura Danilo Medina transita por el mismo camino, solo que las encuestas adelantan triunfo, y Mejía, en su caso, nunca tuvo números favorables. Entonces, ponerse a denunciar el uso de fondos públicos en la campaña, no aprovecha. No es que sea una práctica necia, sino que los resultados citados demuestran que no surte el efecto esperado. Conviene ser más creativo, diseñar una campaña que llegue al electorado, de manera que la oferta de oposición sea más atractiva y efectiva que la oficial. Lo del cambio en el año 1978 funcionó, y nada pudo alterar la decisión del electorado, a pesar de todos los inventos. Esa batalla la perdió Balaguer en las urnas, pero también los militares que se impusieron como árbitros y quisieron pescar en un río que ellos mismos habían revuelto…

DEBUT, DESPEDIDA.- La pregunta que había que hacerse es por qué Eddy Olivares, miembro titular de la Junta Central Electoral, planteó ese adelanto de campaña, pues era previsible que la misma sería como la vieja y conocida canción “Debut y despedida”. Lo primero es la ley. Habla de no menos de noventa días, por lo que ampliar esos noventa días sería violar el estatuto que rige la materia. ¿Puede un organismo como la JCE, que aplica en sus decisiones y procedimientos los rigores de la ley, desconocerla, incluso sin tener razones y motivos propios? Los partidos, todos, le están pidiendo ahora que deje de lado el mandato de la Constitución que la obliga a distribuir los diputados de manera diferente, y sin embargo, se niega y prefiere acogerse al designio de un tribunal. ¿Por qué decir que no a toda la comunidad política y crear una situación que solo favorece a una parte? Todavía el pleno no conoce la sugerencia, la cual deberá poner en agenda, pero las respuestas que adelantan los propios partidos no dejan dudas del resultado final. Como en otras ocasiones, Olivares será “víctima” del efecto mayoría…

LA MISMA VARA.- Hatuey Decamps, en una rara aparición (carta a este periódico), recuerda al presidente Danilo Medina los plazos de ley, y Decamps habla a nombre de un partido que forma parte de la oposición. Entonces, habría que preguntar: Si los plazos de la ley deben aplicarse al presidente candidato, de manera que aguante su inicio de campaña, ¿sobre qué base podría la Junta Central Electoral desconocer esos mismos plazos? La ley debe ser igual para todos, aunque no siempre sea tan igual, o a veces se pase de igual. Además está la costumbre, y si se quiere, la tradición. El propio Olivares no tenía claro si en un proceso anterior se hizo lo que ahora propone, y como disidente acucioso iba a averiguarlo. Los demás afirman lo contrario, aunque alguien me dijo que una vez la proclama se hizo a finales de enero. Enero no es diciembre, y diciembre es Navidad, doble sueldo y parranda. El político o candidato que sale a la calle en diciembre, o le roban la cartera o tiene que dar canastas, cajas o fundas. Solo el gobierno se atreve, solo el gobierno…