miércoles, 9 de diciembre de 2015

GERSON TERRERO! La oposición venezolana y la administración de su triunfo electoral

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Por Gerson Terrero Amador
En cualquier país de América Latina o del mundo unas elecciones legislativas pasande manera normal y sin dar mucho ruido. 


A cada rato y en diversos lugares, y a veces sin que nos demos cuenta, ocurren elecciones. Los certámenes electorales parecen no interesarle mucho a nadie, pero es si no ocurren en Venezuela. Cuando ese país vive algún proceso electivo,se activan de una vez todas las alarmas internacionales, sobretodo alarmasde rechazo e intimidación contra su gobierno y sus instituciones legítimamente establecidas. Ese interés internacional por Venezuela debiera llamar la atención de todo aquel o aquellaque cuente con un mínimo de sentido crítico de la realidad. (Cabe aclarar que Venezuela es el país donde más elecciones se hacen en el mundo, y no elecciones casuales o coyunturales, sino elecciones institucionalizadas, limpias y transparentes,sostenidas por un clima de verdadera democracia).

Con la llegada al poder de Hugo Chávezen 1999 se inicióen ese país el desmantelamiento de un esquema que se había mantenido por décadas. La principal fuente de riqueza, el petróleo, estaba en manos privadas y el nuevo gobiernola traspasó al dominio estatal. Se generó un proceso de inclusión social que contó con el apoyo de la inmensa mayoría de la población.Fueron titánicos los logros en materias de sanidad, educación, salud, viviendas, alimentación, reducción de la pobreza, participación popular en el gobierno, atención a la niñez, a la juventud, a los discapacitados y a la vejez, etc., etc., etc. Pero esos tantos logros, si bien fortalecieron a los venezolanos desfavorecidos, vulneraron a la vez los intereses de sectores poderosos que vivían a expensas del sistema que Chávez destruyó.

Estos sectores de poder jamás se dieron por vencidos y armaron todo tipo de jugadas, primero contra Chávez y luego contra Maduro, hasta lograr los resultados del pasado 6 de diciembre del 2015, que le dieron un triunfo contundente en las elecciones legislativas. Así desde 1999 hasta 2015, el gobierno de Venezuela ha soportado todo tipo de ataques, desde paros petroleros hasta golpes de Estado, sin dejar de mencionar las frecuentes cantaletas de fraude cada vez que los resultados les han sido desfavorables, a pesar de que el sistema electoral venezolano es transparente y diáfano. Pues tras la muerte de Hugo Chávez en 2013, la Oposición y sus poderosos aliados mundiales arremetieron de forma rabiosa contra Maduro, primero desconociendo los resultados de su elección presidencial y luego montándole una súper guerra económicaacompañada de sabotajes y un amplio despliegue mediático, queal junto de los bajos precios del petróleo, el hostigamiento del imperio estadounidense, el disgusto de una buena parte del chavismo y los errores del propioNicolás Maduro, llevaron a los resultados eleccionarios ya mencionados.En consecuencia, la Oposición será muy pronto la mayoría en términos legislativos, de modo que en esa esfera de la vida institucional venezolana, ellos ya no son Oposición, sino Gobierno.

Como lo han dejado entrever varios líderes opositores, entre los que citamos aHenry Ramos Allup y a Henrique Capriles Radonski, laOposición no triunfó porque fuera mayoría en Venezuela; triunfó porque una parte significativa del chavismo decidió castigar a Nicolás Maduro.En otras palabras, la Oposición síganó, pero de refilón. Sin embargo en el día de hoy este sector camina y se manifiesta decidida a barrer desde la Asamblea Nacional con todo lo que huela a Hugo Chávez, olvidando que más del 60% de los venezolanos apoya las reivindicaciones chavistas, de los cualesuna buena parte les votóa favor el pasado domingo 6 de diciembre del 2015. Una victoria mal administrada, fácilmente se convierte en una derrota inesperada.Los chavistas no votaron directamente por el programa opositor; votaron en contra de una guerra económica creada por la misma Oposición, pero de la que paradójicamente se culpaba a Nicolás Maduro, más quizás por sus ineficaces resultados a la hora de enfrentarla. 

El objetivo primario del chavismo disgustado no era adjudicarle un triunfo a la Oposición, sino darle una lección a su presidente chavista. De modo que antes de lanzarse a desaventuradas ocurrencias, los opositores debieransentarse a analizar el contexto de su victoria e interpretar sus variables. El domingo 6 de diciembre se votó en contra de las colas en los supermercados y contra el desabastecimiento, pero nunca se votó a favor de la agenda neoliberal, ni a favor de los grandes grupos económicos transnacionales, ni en contra de los programas sociales, ni para que se le dé libertad a todos los opositores que están presos por crímenes contra el Estado, ni para que se atente contra la naturaleza democrática, popular y participativa del Gobierno.

La Oposición ha ganado porque ha recibido favorablemente el votoque le fue asignado como castigo a su contendor, y si no entiende esta realidad, es posibleque pierda en alguna desaventura lo que hoy celebra con tanta alegría. Y si finalmente se encamina a los extremos, ese país puede afrontar una situación muy peligrosa. El ambiente se polarizará aún más y tras la imposición de la agenda neoliberal, el chavismo entonces responderá unificado en una fuerza compacta que, además de su alta aprobación popular, controla el Poder Ejecutivo, 20 de las 23 gobernaciones y 240 de las 335 alcaldíasdel país. Cuando a la Oposición lascosas se le escapen de las manos,desde luego que llamará la intervención extranjera.

Pocos seres humanos en la vida han sido tan vilipendiados como el actual presidente venezolano. Le han dicho de todo, desde “burro” hasta“loco” y“animal”. Y pronto los epítetos se recrudecerán aun más frente a un posible referéndum revocatorio el próximo año 2016. Hay gente que le odia y le desea tantos males sin siquiera conocerlo. Se le inculcó al mundo que es una fiera y que su gobierno es la más cruel dictadura. Quizás su noble gesto de reconocer sin tapujos unos resultados que le eran tan adversos, hizo abrir a la verdad a muchos corazones. Todos le cayeron encima y él peleó contra todos, incluyendo gentes de su partido que jamás entendieron sus razones. Aun así,una parte grande y significativa de los convocados a las urnas le manifestó su apoyo. Su“dictadura” no lanzó a los uniformados a las calles, ni mató opositores, ni se procuróun autogolpe de Estado. Más bien le dio al mundo la lección histórica de una jornada electoral encomiable y tan diferente a la que pintaron sus adversarios. Claro, pintaron un panorama turbio, por si los resultados no les favorecían.

La Oposición pudo haber recibidocon su triunfo un arma de doble filo. Si Maduro, como gobernante,era el culpable de todos los males del país, ahora los opositores, que controlarán uno de los principales poderes del Estado, tendrán también su cuota de responsabilidad en el destino de Venezuela. ¿Para qué utilizarán el poder que se les ha otorgado? ¿Para adaptarse a la Venezuela de los nuevos tiempos? ¿O para correr el desenfreno de querer devolverle a ese paísla situaciónanterior a 1999, cosa tan rechazada por la mayoría de todos los venezolanos y las venezolanas? Esperemos a ver hasta dónde llega la euforia.