Por Miguel Guerrero/Tomado de El Caribe
La
fragmentación del voto opositor promete una cómoda ventaja al
presidente Danilo Medina, más allá de las reveladas en recientes
encuestas. La aparente imposibilidad de una concertación entre todos los
grupos que le adversan hará que el crecimiento de cualquiera opción
opositora vaya en detrimento de las demás.
Además,
el cotejo de los pronunciamientos públicos de los partidos y candidatos
opositores indica cuán lejos están de encontrar puntos de coincidencia
con vista a un acuerdo o compromiso electoral, que aliente la esperanza
de una segunda ronda de votación o ponga en duda la reelección del
mandatario.
A
pesar de la última encuesta publicada, la de Gallup, que sitúa a favor
del presidente Medina la intención del voto en 51.8%, el más bajo desde
su ascenso a la presidencia, un análisis frío de la situación sugiere
que deberá moverse tras el lanzamiento esta semana de su campaña
mejorando su posicionamiento, aun cuando sus adversarios vean en sus
apariciones y actividades públicas una intención proselitista sin un
impacto mayor en las mediciones de popularidad. También debe favorecerle
la aparente unidad peledeísta, dada con la asistencia, protocolarmente
obligada, del expresidente Leonel Fernández a la campaña electoral, a
despecho de que su integración sea sólo ceremonial, pues entre sus
partidarios tendrá el efecto de una señal de activación, pues de esa
victoria dependerá la de muchos de ellos.
Además,
el presidente Medina tiene a su favor el indiscutible buen
comportamiento de la economía, reflejada en una estabilidad
macroeconómica y una serie de ejecutorias de gran impacto social, aunque
sería un error menospreciar el ascenso en las encuestas del candidato
principal de oposición, Luis Abinader, tratándose de una figura joven
con una tasa baja de rechazo. La campaña, ya en marcha, mostrará el lado
a favor de quién se irán moviendo las agujas del reloj.