Por: Víctor Mateo
Sin
lugar a dudas, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), a pesar de su
corta existencia en el espectro electoral como organización política,
constituye el partido opositor con mayor intención de votos y
preferencia del electorado, después del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD). Sin embargo, para nadie es un secreto que en su
interior el PRM es un partido viejo en el sistema, pues fue “creación”
consistió en la sustitución de sus siglas por otras y su cúpula es
altamente conocida por la sociedad dominicana.
Ahora
bien, la estrategia del PRM es sencilla, pues consiste únicamente en
rebatir todo lo que el Gobierno hace y dice, no más. La crítica
constructiva, la oposición objetiva, la formulación de propuestas, no
forman parte de su estrategia, ya que resulta más fácil intentar
confundir a un pueblo que siente el calor de un Presidente llano,
sincero y sin complejos, de un mandatario humilde, que no se limpia las
manos cuando estrecha la de los pobres, como lo es Danilo Medina.
El
PRM ha preferido ser el “no” del país. Cada día, al leer, ver y
escuchar las noticias, se puede notar lo antes dicho, pues todo lo que
el Presidente hace, molesta. Basta ver como el candidato de ese partido
se enfrasca en señalar y hasta en irrespetar al primer mandatario de la
nación, como que si esa figura no merece el mínimo respeto de todo
dominicano, incitando a sus seguidores para que imiten tan mal ejemplo.
Eso no es hacer oposición, eso no es saber competir.
Desde
el pasado año 2015, el Ministro Administrativo de la Presidencia, José
Ramón Peralta, ha dado vía las redes sociales, datos que evidencian la
gran ventaja que posee el candidato oficialista y Presidente de la
República, Danilo Medina, insinuando que la misma es de más de treinta
porciento en contra del opositor, Luis Abinader, y que éste último no
llega a treinta porcentuales. Eso, como era de esperarse, irritó de mala
manera a Abinader y a su equipo.
Ahora,
lo que el PRM y su candidato pretenden, es precisamente “demostrar”
mediante el invento de encuestas sin valor, ni reconocimiento en el
país, que sí “pasan de un treinta por ciento” y que el Presidente no
ganará en primera vuelta. Lo que si ha quedado en evidencia es la
desesperación y la ambición de un grupo sin escrúpulos que tiene sed de
poder, no para servirle al pueblo como lo han hecho los distintos
gobiernos del PLD, sino para volver a mal gastar y mal administrar lo
que le pertenece al Estado. ¡Cuantas cosas compai, cuantas cosas!
El autor es abogado y reside en Barahona