Por FELIX BETANCES
La
política dominicana se ha tornado un tanto confusa, a juzgar por los
acontecimientos de los últimos meses, en los cuales se ha visto las
profundas debilidades de las que adolece, cosa ésta que no es un secreto
para los que tienen dos dedos de frente, aunque para algunos, es algo
extraño.
Vemos
un Partido con varios años en el poder, con un Presidente enfrascado en
una reelección, el cual no parece tener otro interés que no sea obtener
de nuevo la Presidencia de la República, para lo cual no ha escatimado
esfuerzos ni recursos algunos, en cuyo trajinar según se dice, habrán
votos que saldrán a un altísimo precio.
Un
Partido cuyos líderes se han encargado a través del tiempo, de destruir
la moral política de los demás Partidos, utilizando la sonrisa y las
simpatías, además de otras cositas; según se dice.
Crea
cierta confusión, ver a un Presidente-candidato cuya simpatía se ha
mantenido según las mediciones dadas a conocer desde hace varios meses,
en altísimos porcentajes, con relación a una oposición que aun no
arranca definitivamente.
Es
ese Presidente del cual sus seguidores dicen que ya gano, antes de
celebrar las elecciones, quien parece no sentirse seguro de eso y en
consecuencia, primero ha dicho a sus seguidores que no confíen en
encuestas y que se pongan a trabajar. Más luego, manda a sus seguidores a
buscar los votos hasta debajo de las piedras y como si esto fuera poco,
ahora utilizará tres días a la semana, del tiempo que debe dedicar al
ejercicio de sus funciones, para hacer proselitismo político.
Es
como para preguntarse qué está pasando, ya que la mayor oposición que
ha tenido y que aún se percibe, ha estado y sigue estando presente
dentro del mismo PLD, en el que su principal líder, el Dr. Leonel
Fernández, aún no da visos de su entrega a la causa de la reelección, a
no ser que las cosas cambien de repente.
Dentro
de esos enemigos, hay que contar sin lugar a dudas, a más del 80 por
ciento de los funcionarios de la gestión de gobierno, quienes sin
ninguna explicación y pese a los reclamos de la sociedad, se han negado a
presentar sus Declaraciones Juradas de Bienes tal y como lo establecen
las leyes dominicanas, en franca demostración de que algo esconden.
Por
otro lado, hemos visto al Embajador norteamericano solicitar o exigir
que deberá haber diafanidad en las próximas elecciones, no se sabe cual
es su temor; mientras que por otro lado, el Presidente de la JCE, como
si siguiera un jueguito, ha repetido una y otra vez, que estas serán las
elecciones más limpias que habrá tenido el País, en los últimos
cincuenta años. ¿Qué se esconderá detrás de todo esto?.
Por
último, nos encontramos con una oposición que no ha podido cuajar, en
razón de que los intereses personales han salido a relucir y han tenido
más peso que el razonamiento puramente social. Es decir, nadie cree en
nadie y cada uno busca lo suyo y nada más.
En
síntesis, todo parece indicar que quienes se sienten casi seguros de
ganar dadas algunas condiciones que no hay que explicar aquí, están
visiblemente nerviosos y temerosos.
¡Cual
será el temor realmente?. ¿Será que el Presidente Candidato, teme que
la imposición de candidatos congresuales y municipales, harto conocidos
como malos protagonistas, podría dar al traste con su proyecto
reeleccionista?.
Y como dice el refranero popular, “usted que s
