César Medina
lobarnechea1@hotmail.com/Tomado de Listin Diario
La
mayor parte del presupuesto publicitario del gobierno --en todos los
gobiernos, sin una sola excepción--, tiene carácter social para un
periodismo que se ejerce de forma liberal en los programas de radio y
televisión, fuera de la gran prensa, y que rinde una labor
extraordinaria a la diversidad política del país.
Es
una gran infamia decir que el grueso de esa publicidad tiene
aprovechamiento electoral de coyuntura y que es utilizada por el
gobierno para promover candidaturas oficialistas. Como también es falso
que la mayoría de sus beneficiarios promuevan la reelección.
No
fue así en el gobierno de Hipólito Mejía y del PRD hace tres lustros
como tampoco lo fue más recientemente en el de Leonel Fernández ni ahora
en el de Danilo Medina y el PLD.
Podrá
lucir una exageración, pero creo no equivocarme si aseguro que
probablemente cerca del 80 por ciento de esa publicidad graneada que
otorga el gobierno a los llamados “programas independientes” beneficia a
productores que simpatizan políticamente con la oposición. O,
simplemente, que no tienen compromisos partidarios.
El
fenómeno tiene una explicación que va incluso más allá de la voluntad
del Presidente de la República o de las instancias que administran la
colocación publicitaria desde el Palacio Nacional porque se origina en
los vínculos primarios de ministros y relacionistas públicos con esos
periodistas de ejercicio liberal...
... Miren bien por qué
Los presupuestos publicitarios de la instituciones públicas son
limitados y regularmente se colocan de forma directa a los productores a
través de las oficinas de relaciones públicas a discreción del titular
pero con muchas restricciones de pagos.
Con
un anuncio de esos casi siempre se le hace más daño que bien al
productor que usualmente se endeuda a partir de esa facturación
publicitaria.
Hace
unos días me encontré por casualidad en el Palacio con un viejo
productor de un programa que ya no existe y me dijo que trataba de ver a
Peralta a ver si le pagaban un anuncio que le colocó el presidente
Fello Bonnelly en 1962 cuando el Consejo de Estado.
“Un
anuncio del gobierno es casi lo mismo que tener un solar baldío en la
frontera de Pedernales antes del avance haitiano; o una mujer chivirica
viviendo en Nueva York desde hace 20 años y yo sin visa...”, me dijo ese
viejo colega jubilado en son de chiste.
Muy
distinto, sin embargo, son las colocaciones institucionales a través de
algunas publicitarias que son, en definitiva, las que se llevan la gran
tajada cuando aplican una cosa que llaman “el pronto pago...”
¿...Pero qué es eso?
El “pronto pago” consiste en la compra leonina de la deuda de
publicidad con un interés que a veces llega hasta al 70 por ciento --así
como se oye, al 70 por ciento de lo adeudado--, dependiendo del monto y
la edad de su vencimiento. Claro, cuando se “compra” la deuda es porque
ya se ha negociado su pago con algún influyente.
Es
por eso que cuando el gobierno anuncia la suspensión de la publicidad
oficial no está sacrificando nada más allá de la ilusión de los
productores independientes de programas de radio y televisión. Aunque le
quita otra pata al cangrejo de la canalla mediática...
... Que busca argumentos para cuestionar lo que parece será una aplastante victoria de Danilo el 15 de mayo.