Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
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EXABRUPTO.-
La suspensión de la publicidad oficial hasta después del 15 de mayo,
más que una medida de racionalidad política o de equidad electoral, fue
un exabrupto. El gobierno se la dio de ofendido por la forma como los
medios manejan las denuncias sobre uso excesivo de propaganda.
No
admiten como verdad los reportes o estudios que se hacen, pues sus
propias mediciones dicen otras cosas. Entonces, sí creen más a entidades
de sociedad civil, lo justo es que paguen su ingenuidad. ¿Dónde va la
publicidad del gobierno? A televisoras, emisoras y periódicos del sector
privado. No han gritado por lo alto, pero de seguro lo harán por lo
bajo, pues sin duda el efecto se sentirá, y pronto. La campaña electoral
se caracteriza por faenas diversas, pero sobre todo es un tiempo de
zafra. Así que si no quieren mambo, el gobierno no les dará mambo. Aun
cuando la vida política no sea tan productiva como antes. La pista
seguirá ahí, disponible, solo que a falta de música no seguirán bailando
los millones. ¿Tiene razón el oficialismo al enfadarse y considerar
injusto el coro que se entona en su contra por el gasto en publicidad?
Lo cierto es que si antes se le iba la mano, ahora que cierra el
bolsillo, deberá encogérsele el corazón...
BONO
PUBLICIDAD.- La situación ahora será más interesante, pues se daba por
descontado que el gasto de publicidad del gobierno era excesivo. Ahora
que anuncia que no, y de seguro habrá procedido de inmediato, no habrá
certeza ni sospecha. El próximo estudio de Participación Ciudadana, se
supone, dará cero. Un punto por tanto que gana dicha entidad, aun cuando
no se sepa en qué. No habrá mayor transparencia, pues no existirá lo
que deba transparentarse. No habrá ahora, y hasta después del 15 de
mayo, lo que podría considerarse Bono Publicidad. Esto es, el subsidio a
los medios, a los programas, a los productores. La idea es que estos
actúan a manera de bocinas, por lo que si no les llega el alimento, se
consumirán en su propia salsa. Habrá que ver, pues. El gobierno cuenta
con buenos estrategas, e incluso famosos, y su actual estrategia
confunde por lo equívoca. Está dando más de lo que le piden, y nadie es
tonto para no advertir la jugada. La reelección cree gozar de tan buena
salud que se permite una que otra calentura, sin que estas vayan más
allá de una gripe ocasional...
AGUANTAR,
NO CORTAR.- El propósito era de denuncia, muy propio de época
electoral, y de que controlara el gasto en publicidad, creándose una
situación de equidad y transparencia. Era que aguantara el brazo, no que
se lo cortara. El gobierno pensó que muerto el perro, se acababa la
rabia, y dio un sablazo por lo más sano. Ahora ni unos ni otros. Si la
transparencia hubiera sido la real preocupación, hace rato que se
hubiesen hecho estudios conexos. Por ejemplo, uno sobre el reparto. Se
vería que el gobierno, al dar, beneficiaba más a los extraños que a los
propios, y la justificación a mano sería el rating. La publicidad era
más efectiva colocándola en los espacios de mayor audiencia o conducido
por las estrellas de la radio y de la televisión. Los llamados líderes
de opinión. Incluso, entre las muchas consideraciones, estuvo la ración
del boa. De ahí el disgusto de que hablaba. Al amplificar la denuncia,
la queja, la comprobación, estaban mordiendo la mano que los alimentaba.
Esos no eran los imprescindibles, sino los malagradecidos...
RESOLUCIONES.-
La situación, insisto, no deja de ser interesante, pues al suspender la
publicidad, el gobierno deja de ser culpable o sospechoso. Sin embargo,
intriga saber si esos estudios que el gobierno considera maliciosos, y
hasta perversos, seguirán haciéndose. Si no hay efecto ¿a qué la causa?
Pero hay más. Entre las últimas resoluciones de la Junta Central
Electoral hay que acuerda contratar una empresa especializada para que
haga lo mismo que Participación Ciudadana: un monitoreo de la publicidad
política, que no sería más que otra forma de poner un pie en el cuello a
la reelección. Al parecer el organismo seguirá adelante en su
propósito, y no solo el monitoreo, sino también la auditoría del padrón.
Es un dinero a gastar, pero no importa. Debe blindarse ante los
reclamos que puedan originarse afuera, pero por igual de los ataques
internos. En un caso único, los vigilantes tienen a su vez quienes los
vigilan, y los recelos de adentro podrían ser más peligrosos que las
sospechas de afuera...