Que
un candidato que al mismo tiempo es presidente logre entretener a la
población o desviar la atención pública con una llamada de campaña, y a
tan pocos días de las elecciones, hace insospechable el resultado.
Un
presidente que igualmente es candidato se sienta profeta en su pueblo, y
tenga ánimo para hacer de la campaña un reggaetón, se pasa de
confianza.
Pero,
además, esa cita de poder de “llegaron los monstros”, tiene al
tigueraje a mil, pues en tanto para algunos será lenguaje pedestre,
impropio de un mandatario, para los muchachos de la calle será eufonía.
¿Qué
en las redes hace chistes a su costa? Mejor todavía, pues da a lugar a
desahogo, y nada mejor que un desahogo en tiempo de crispación.
Si
la gente está en reírse, y encuentra que se olvida de sus tormentos, y
si no protesta, ni reclama, ni demanda, difícilmente la oposición se
haga con votos nuevos.
No
puede decirse que el choteo fuera igual para todos, pero en el relajo
incluyeron otras llamadas: “Hola, soy Guillermo Moreno, llámame para
atrás que se me acabaron los minutos...”.
Y todo con su correspondiente jajaja.