ORLANDO GIL/Tomado de Listin Diario
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ENTRE
ALIENTOS.- La oposición acusa al gobierno de desalentar el voto, el
voto de oposición, claro está, y de presentar una situación en que el
fatalismo o lo irremediable compiten a lo peor. En ese escenario es
imposible, o más que imposible, que Luis Abinader gane y Danilo Medina
pierda.
Perversidad aparte, que sobra de lado y lado, por mucho que sean
sus poderes, los oficialistas no podrían manipular a tales extremos. El
punto de concurrencia son las encuestas, y el hecho resulta curioso,
pues la oposición se clava a sí misma el cuchillo. Atribuye al gobierno
todas las mediciones, incluyendo las ajenas. La de los medios, por
ejemplo. La percepción del electorado, con ese predicado, no es suya de
por sí, sino inducida. Aunque no por el gobierno, como se alega, sino
por la propia oposición, que se presta a ese juego de ingenuidades. El
gobierno no tendrá la Mesa de Encuestas que denuncia la oposición, pero
sí firmas que le trabajan de años y en las cuales confían. Lo mismo
debiera la oposición. Incluso, así se ahorraría tantos lloros y no
temería arrebatos. Nadie está obligado a mirar con los ojos de otros o a
tocar de oídas cuando puede escribir sus partituras…
LAS DE CARPETA.-
Aunque intriga saber quién paga esas encuestas de carpeta que a cada
momento presentan credenciales y que no son enteramente favorables al
gobierno. La oposición no las asume, y el gobierno no las replica, y
desaparecen sin pena ni gloria. La sospecha, sin embargo, queda
planeando, pues no se explica, ni tiene sentido, gastarse un dinero, que
no es poco, sin utilidad aparente o real. La cuestión luce simple.
Todas insisten en que habrá segunda vuelta, contrario a las que colocan
al candidato del gobierno por encima del cincuenta y hasta del sesenta
por ciento. Es decir, que todas toman partido, ya que recrean escenarios
distintos, y que sean de uno o del otro. Las que aseguran segunda
vuelta, más que música a los oídos de la oposición, y las que niegan esa
posibilidad, la quinta de Beethoven en la más magistral de sus
interpretaciones. Aunque vale resaltar un elemento común a todas ellas.
El cuidado, o el escrúpulo, o la distancia.
Ninguna
se atreve hasta ahora a poner a Abinader por delante de Medina, y con
el poco tiempo que falta, difícilmente se arriesguen…
IR POR MÁS.- La
campaña oficial que asumió desde el principio la consigna de ir por más,
en relación al candidato presidencial, se afana en estos días finales
por igual suerte para los aspirantes al Congreso Nacional y los
municipios. Si Danilo Medina tiene los números que le atribuyen las
encuestas ¿a qué redoblar esfuerzos en sus recorridos por todo el país?
La explicación es que no solo busca sus votos, sino también para
senadores, diputados y alcaldes de su partido. ¿Cómo renunciar a la
mayoría en las cámaras si sus propósitos en un segundo mandato no podrán
alcanzarse a menos que los bloques de senadores y diputados del PLD
sean decisivos? Lo dijo públicamente, y por si hiciera falta, Leonel
Fernández se refirió al asunto en la ciudad de Nueva York. Dijo,
orientó, demandó que los peledeístas voten morado entero. Y lo hizo
porque conoce, al igual que el Presidente, la situación que se da en
algunas demarcaciones de votar morado arriba, pero no abajo. Esto es,
marcar al candidato presidencial en la boleta uno, pero no hacer lo
mismo en las boletas congresual y municipal…
VA Y VUELVE.- El gobierno
parece tenerlo todo, pero en algunas plazas del interior hay candidatos
de oposición que serán huesos duros de roer. Lo justo sería declararlos
vaca de la Virgen y dar esas demarcaciones por perdidas. Pero el PLD no
actúa así, y su experiencia es todo lo contrario.
Nunca
se da por vencido, y lo que no consigue el candidato por gestión
propia, le llega de fuera. Observadores al igual que interesados se
extrañan de que el presidente y candidato vaya tanto a este o al otro
pueblo, y debieran ponerle ojo al Cristo, pues a veces abandona la cruz y
se dedica a la campaña como en agonía. Por ejemplo ¿cuántas veces a
Bonao? Parece que en la llamada Villas de las Hortensias a la oposición
no le están dando agua en jarro pichao, que sus posibilidades son
crecientes y que podría perderse o la provincia o el municipio. Dicen,
que a mí no me lo crean, pues hay fanfarrones que disparan antes de
llegar a la cantina para infundir miedo con balas de salva. Aunque si el
presidente y candidato va y vuelve, algo huele y de seguro no es
pescado…