A pesar del pesimismo…
Por Miguel Guerrero/Tomado de El Caribe
Un
rasgo muy particular del pesimismo dominicano es creer que todo anda
mal incluso en los mejores momentos. Por eso se oyen tantas quejas sobre
la marcha de la economía y la situación del país en especial.
Cuando se
le pregunta a un empresario próspero como se encuentran sus negocios,
por lo regular responde:” más o menos”. Y ni hablar de lo que les diría
cualquier hombre de la calle. Admito que algunas cosas marchan mal y
otras muchas muy mal probablemente. Que no hay una justicia confiable ni
respeto por la ley. Pero de ahí a pretender que la nación no avanza
poco ayuda al esfuerzo público y privado de ensanchar las perspectivas
nacionales.
Lo
cierto es que en comparación con la generalidad de los países sobre los
cuales tenemos cotidiana información, vivir en el nuestro es un
privilegio. Escuché a un político muy conocido por lo sombrío de sus
predicciones, protestar en la radio que la república está jodida. Tal
vez sería injusto de mi parte quitarle la razón porque habrá sin duda
muchos jodidos, él entre ellos, con ánimo además de seguir siéndolo.
Pero a despecho de la enorme dosis de pesimismo que nos envenena, este
país funciona y cada día el panorama se ensancha, con una economía
sólida en crecimiento y gente emprendedora esforzada en seguir
avanzando.
Quizá
el problema radica en la falsa y desalentadora creencia de que cuanto
se hace desde el gobierno es criticable y cuanto se dice en el lado
opuesto es lo correcto, porque no existe nada enteramente malo como
tampoco enteramente bueno, especialmente cuando de política se trata.
A
lo mejor todo lo que necesitamos sea sólo un poco del coraje que nos
falta para sentarnos a vislumbrar, sin condiciones contaminantes, el
país que todos queremos dentro de unos años, dejando a un lado las
diferencias en beneficio de la nación que tanto amamos. Tarea que no me
parece muy difícil si dejamos de pensar que sólo un cambio electoral nos
acerca al porvenir.