Por Arturo Martínez Moya
a.martinez[@]hoy.com.do/Tomado de Hoy.com.do
Por
segunda ocasión usuarios de dólares denuncian escasez, listas de espera
en bancos, topes de ventas y acaparamientos. La primera vez fue después
de las elecciones, se demostró que se trataba de un brote especulativo,
porque se resolvió con la venta directa al sistema financiero.
Me ocupo de saber si ahora se trata de lo mismo o de un exceso de
presión en el mercado por la política monetaria. Como los médicos, me
apoyo en el cuadro estadístico relevante, del diagnóstico correcto
depende la medicina y la estabilidad del paciente.
Dividiendo los pesos emitidos por el Banco Central (base monetaria
restringida) por los dólares que tiene guardados (Reservas
Internacionales Netas), tenemos la tasa de cambio que los economistas
llaman “teórica”. Si supera la observada en el mercado, Don Rafael
Herrera hubiese dicho que por el exceso de pesos buscando dólares, para
los economistas la explicación sería que circulan más pesos de lo
necesario y/o que son insuficientes las divisas guardadas.
Pero como la tasa teórica ha estado por debajo de la observada, por lo
menos desde enero a la semana pasada, el cuadro estadístico nos dice que
si hubo escasez, listas de espera, topes de ventas y acaparamientos, no
fue debido a la política monetaria, tampoco por un problema estructural
del mercado. Que fue un brote especulativo, causado por un
aceleramiento de las compras, durante el tiempo de espera para ratificar
en sus puestos a las autoridades monetarias.
Se comprueba revisando las estadísticas de compras de dólares,
acumulado aumentó US$644 millones, un 7.7%, en los meses mayo-julio de
2016, comparado con igual periodo de 2015. Incremento en la demanda que
cambia la dispersión y/o volatilidad de la tasa de cambio observada
respecto a la media, pero sin generar depreciaciones indeseadas del
peso. Pasó de positiva, promediando mensualmente 9 centavos en
enero-septiembre 2015, a negativa con un promedio de 1.2 centavos en los
mismos meses de 2016.
La volatilidad normal de la tasa de cambio forma parte del precio, no
se altera con la venta dólares al mercado para corregir brotes
especulativos, sin embargo, evita que los usuarios paguen un precio
excesivo. Fue lo que sucedió la vez pasada y debe repetirse ahora,
recordando que, no obstante el déficit fiscal, no hubo cambios bruscos
en la tasa de cambio en el periodo 2012-2015, por el régimen de
flotación administrada y US$2,319 millones de reservas netas acumuladas,
que se usaron cuando fue necesario. Costo que es diferencia de dos
rendimientos, el de los certificados emitidos para retirar pesos
inyectados para comprar dólares, y el que ganan las reservas invertidas
en activos de alta calidad.
Como el que vende divisas es el que se beneficia con la burbuja
especulativa, y sabe más que el que compra por el conocido problema de
información asimétrica, “la escasez” que provocó debió desaparecer
cuando se ratificaron las autoridades monetarias. Si queda algún rezago,
lo elimina la venta directa, que se justifica por dos realidades. Uno,
dependemos de importar combustibles, alimentos y de la tasa de interés
denominados en dólares; dos, aceptar que “la dilación” tuvo un costo,
las divisas que se vendan, porque como decía Milton Fredman “There s no
such thing as a free lunch”.