Tomado de El Caribe/Foto de archivo
Todo
parece indicar que el país se encamina hacia la ejecución de un modelo
diferente de administración tributaria. El Gobierno refleja que tiene la
intención de frenar la máquina de crear impuestos, para privilegiar el
cobro de los que ya están establecidos. Es una buena señal.
El discurso
pronunciado el pasado miércoles por el economista Magín Díaz en el
almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, en su rol de
director general de Impuestos Internos, es un indicador de qué se puede
esperar en materia de imposición interna.
Más
que la “visión sobre la administración tributaria: presente y futuro de
la DGII”, como tituló su ponencia, el funcionario utilizó su
intervención en el principal escenario del sector empresarial dominicano
para describir, para hacer un retrato de la cultura tributaria del
país, con un enfoque donde la evasión y la elusión fiscal se utilizan en
ocasiones como mecanismo de competencia desleal en segmentos del
mercado.
Describió
el mal uso y el abuso que algunos sectores les dan a determinadas leyes
que conceden exenciones tributarias. Según el funcionario, la amplitud
de las exenciones existentes estimulan a muchas empresas a elevar
artificialmente la participación en las ventas de los bienes exentos en
el total, para esas empresas quedarse para sí con el ITBIS cobrado que
pertenece al Estado.
También
destacó que exenciones de ese impuesto a determinado sectores estimulan
el contrabando, mediante un cruce de importaciones destinadas a
sectores gravados, pero realizadas e internalizadas por empresas
beneficiarias de incentivos tributarios. Toda una alianza para eludir,
para evitar pagar impuesto.
El
sistema de impuesto único y exenciones para importar vehículos es
igualmente una distorsión que afecta la equidad. Entre 2010 y 2016 se
importaron bajo ese modelo 72 vehículos súper lujosos, incluyendo
yipetas blindadas. Quien tiene para adquirir vehículos de esa categoría,
que cuestan centenares de miles de dólares, no debería optar por
exenciones impositivas.
“Esto
es un privilegio irritante que estimula el incumplimiento tributario
del resto de la población”, dijo con toda la razón del mundo el director
de Impuestos Internos. Realmente, un sistema donde unos pocos pagan
mucho y muchos pagan pocos impuestos, es un modelo dañino, nocivo hasta
para la sana competencia. Los impuestos son imposiciones de los
gobiernos que por lo general generan resistencia, pero una vez aprobados
deben ser equitativos y de cumplimiento general.