martes, 13 de marzo de 2018

ORLANDO DICE... Reelección en PLD

Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do/Tomado de Listin Diario
NO UNA, DOS.- La mayoría de los opinantes de este país considera que los actuales problemas en el PLD se deben a la reelección de Danilo Medina, y razón no le falta. Solo que conviene recordar la otra reelección, la de Leonel Fernández, para completar el cuadro. Reelección por aquí, reelección por allí. 


El Diccionario de la Lengua Española, en la edición número 23, página 1873, define la palabra reelección como “acción y efecto de reelegir” y más abajo reelegir como “volver a elegir”. Elegir a Medina ahora sería reelegirlo, puesto que ya lo fue en dos ocasiones. Pero elegir a Fernández sería la misma situación, pues fue electo en tres oportunidades. Eso es lo que dice la semántica, objetiva como nadie, pues no se mete en política y menos favorece circunstancia. Vale preguntarse, por consiguiente, si el clima interior que se vive en el partido de gobierno, sería el mismo, si las pretensiones de Fernández no estuvieran de por medio. El trance es que si no es uno, es el otro. Los peledeístas, por lealtad a Fernández y a Medina, cayeron en una trampa y no encuentran manera de salir que no sea rompiendo el candado, sabiendo -como saben– que no aparece otro igual o parecido en el mercado…

POR EL PODER.- La cuestión es más complicada, pues no se trata de reelección contra reelección, sino de a qué manos va el poder. Los peledeístas no se sienten conformes con que el partido dirija el Estado, quieren que sea el grupo a que pertenecen. El grupo de Leonel Fernández o el grupo de Danilo Medina. Eso es lo que explica la situación que ahora se revela, en que seguidores de Fernández reciben cheques de 250 mil pesos mensuales, no lo consideran suficiente y compiten por ser dueños de la casa. Lógico. No es lo mismo ministro sin cartera que ministro con cartera. Contra Medina les va bien, pero con Fernández les iría mejor. El caso de Franklin Almeyda, por ejemplo. Cree que es una gracia que se le pague sin que se tenga constancia de su trabajo, y siente que no le afecta una situación, a todas luces inconcebible, de que el gobierno financie su oposición interna. No se da cuenta de que si una vez fue objeto de burla por la candidatura del añillo, ahora lo será más por el “chequecito”. Lo agarraron entre primera y segunda y da igual que se devuelva o que siga. Es out seguro. ¿Cómo justificar el cobro en una administración cuyos funcionarios atacan con encono y que justifican diciendo que siempre fue obcecado en sus posiciones, tanto que Juan Bosch lo llamaba mula? Terrible. Bosch bailando donde no debía o usado de mampara de lo mal hecho...

REACCIÓN PERSONAL.- El contraataque de Roberto Rodríguez de Marchena no parece fuera pensado o preparado en grupo, sino la reacción natural a una ofensa personal y no política. Le llamaron tumbapolvo y denunció como vago al agraviante. Lo acusaron de chequecito y se defendió revelando un cheque grande. Un cuadrilátero excepcional. Chequecito vs. cheque grande, a un solo round y sin árbitro. Aunque no debe extrañar que la afrenta se diera con Franklin Almeyda. No porque Almeyda fuera vocero de la antirreelección, o sea el más activo entre los seguidores de Leonel Fernández en los medios de prensa, y ni siquiera porque gana un bojote de cuarto sin hacer nada. No. Tenía que ser Almeyda porque desde hace un tiempo la gente del gobierno lo tiene más arriba del moño. Dispara a cualquier hora y desde cualquier lugar, llevando el chisme a la más alta categoría política. Fernández no tiene que quejarse de nada, Almeyda lo hace. E incluso de manera irreverente, faltando en cierto modo a la dignidad del jefe de Estado. Como cuando lo mandó a botar la llave de la reelección. Los cercanos al mandatario consideran inapropiado e improcedente ese trato, a todas luces ofensivo. Y quisieran replicar. Solo que se aguantan o los aguantan para no caldear más los ánimos. Una inteligencia superior da cuenta de que molestará, pero no afectará. La sartén tomada por el mango nunca quema…

NI UNA NI OTRA.- Roberto Rodríguez de Marchena perdió la paciencia, no pudo contenerse, y puso a Franklin Almeyda a dar explicaciones que de seguro no habría querido dar nunca. Hasta ahora no hay excusa ni de un lado ni del otro, y que se sepa, tampoco reconciliación. Acaso tregua. Aunque en tregua han vivido los peledeístas desde que la confrontación principal se da entre Danilo Medina y Leonel Fernández. Cada cual ha sabido replegarse en el momento apropiado. Por eso todavía hay partido y hay poder. No obstante, vale recordar que este no es el único lance de Almeyda con seguidores de Medina. Hubo una reunión del Comité Político en que el asistente se tomó un turno libre y se quejó de las comparecencias de Almeyda en la televisión. El tema en discusión no era directamente Almeyda, sino los comunicadores que se dicen peledeístas, que son peledeístas, pero que son más duros y descarnados contra el gobierno que los independientes. Aquella vez se decidió que Almeyda haría sus pronunciamientos en el organismo, como se tiene establecido. Sin embargo, Almeyda nunca tiene en cuenta la regla, no interviene en la discusión interna y prefiere irse a la calle a decir lo suyo, creando las situaciones que ya se conocen, y que fueron los aguaceros que provocaron estos lodos...