Los Ángeles.- Mientras el escrutinio de votos siga y de manera tan ajustada como hasta ahora, aún cabe la posibilidad de un empate entre Donald Trump y Joe Biden. Es improbable, pero no imposible. En ese caso, la decisión quedaría en manos del Congreso y hay precedentes.
Según la Constitución estadounidense, cada una de las dos asambleas que
conforman el Congreso tendrían un papel en el desempate: La Cámara de
Representantes elegiría al presidente y el Senado al vicepresidente. El remoto
escenario favorece a Trump.
En 1800 ya hubo un empate, aunque algo diferente, cuando Thomas Jefferson
recibió el mismo número de votos que Aaron Burr. Después de 36 votaciones, los
congresistas eligieron a Jefferson y, de paso, redactaron la 12ª enmienda, que
es la norma que se aplicaría ante un empate en 2020.
¿CÓMO PODRÍAN EMPATAR TRUMP Y BIDEN?
Llegar a un empate no es complicado.
Los estadounidenses votan de manera indirecta a su presidente a través de
un órgano conocido como Colegio Electoral, compuesto por 538 miembros que
representan a los diferentes estados. El candidato que primero sume 270 se
lleva la victoria, un número abrumadoramente par.
Para que el Colegio Electoral represente a la población de manera
proporcional, cada estado aporta miembros según su población, por eso
California elige a 55 y Montana -casi del mismo tamaño- solo a 3.
En la mayoría de territorios quien gana cada estado se lleva todo, no hay
proporcionalidad, excepto en Maine y Nebraska, que los reparten por distritos.
LAS DOS POSIBLIDADES DE EMPATE AÚN ABIERTAS
Las sumas de 5 estados continúan abiertas y ajustadas, dejando posibilidad
a dos escenarios en los que Trump y Biden empatarían.
Por un lado, si Biden arrebata a Trump los estados de Michigan (ya ganado),
Wisconsin (ya ganado) y Arizona (va liderando), pero todos los demás reeligen a
Trump, ambos candidatos sumarían 269.
Hay un pero: Nebraska reparte sus delegados proporcionalmente y Biden va
ganando en un distrito en el que Trump triunfó en 2016, así que un territorio
de 600.000 habitantes tendría la última palabra.
En el segundo escenario, Biden solo ganaría Georgia, mientras que Arizona,
Carolina del Norte, Nevada y Pensilvania se decantarían por el gobernante
republicano.
¿CÓMO SERÍA EL DESEMPATE?
Habría dos procedimientos.
La Cámara de Representantes elige al presidente. Esta asamblea tiene el fin
de representar a toda la población de Estados Unidos de manera proporcional, no
por estados, y mantiene una mayoría demócrata que, sin embargo, no podría
apoyar a Biden.
La razón es que, según la Constitución, en esta votación espacial los
representantes se reunirían según su estado de procedencia y votarían en
bloque. 50 bloques en total. De esta manera, aunque California aporte más
congresistas, su voto contaría lo mismo que el de Montana y las cuentas
favorecerían a Trump.
El Senado, por su parte, escogería al vicepresidente. Aquí la mayoría es
republicana y, con mucha probabilidad votarían a Mike Pence, el compañero de
fórmula de Trump.
Pero incluso esta circunstancia está en duda, porque hay dos senadores
republicanos que podrían perder su asiento en favor de los demócratas en
Georgia, y eso cambiaría la balanza hacia un empate entre senadores.
¿Y ENTONCES?
Llegaría un ciclo sin fin.
Cada estado escoge a dos senadores para un total de 100, sin
proporcionalidad. El reglamento dice que en caso de empate a 50-50 el
vicepresidente desempata. Pero si no hay vicepresidente porque está empatado y
también los senadores lo están… las deliberaciones serían eternas.
Aunque mucho antes de llegar a ese caótico escenario, probablemente la
elección estaría envuelta en innumerables batallas judiciales y recuentos de
votos. EFE
Javier Romualdo