Resalta la aprobación del presidente
Medina
Por Juan Bolívar Díaz
La encuesta Gallup-HOY publicada esta semana ratifica la percepción general
sobre el buen desempeño del presidente Danilo Medina en los primeros cinco
meses de su mandato, aún cuando tres cuartas partes de la población desaprueba
la reforma fiscal puesta en vigor.
También resalta que la gran mayoría
de los perredeístas consideran que Miguel Vargas Maldonado es el más
responsable de la crisis que afecta al Partido Revolucionario Dominicano,
resultando el político con mayor rechazo del universo de los encuestados,
seguido por los expresidentes Hipólito Mejía y Leonel Fernández.
Éxito del presidente Medina. Lo más
relevante de la encuesta Gallup-HOY publicada esta semana ha sido la alta
aprobación de la forma en que Danilo Medina se ha desempeñado como Presidente
de la República en los cinco primeros meses de su mandato, a pesar de haber
implementado una reforma fiscal que tiene el rechazo de tres cuartas partes de
la población. El prorrateo de la aplicación del alza impositiva luce un gran
acierto.
La percepción generalizada antes de
la encuesta era que el mandatario tenía buena aprobación, como suele ocurrir al
comienzo de los períodos de gobierno, pero resulta relevante que alcance el
81.3 por ciento de los encuestados y que el 76.4 por ciento considere que Medina
ha dado una idea clara de lo que se propone hacer.
El haber acatado el clamor nacional
por el cumplimiento de la ley que instituye el 4 por ciento del producto bruto
interno para la educación es de los factores que genera tan alta aprobación, ya
que el 87 por ciento valoró como positiva la gestión educativa, seguida por el
71 por ciento a la de salud y el 67 por ciento en el campo económico, aunque se
quema con apenas 50 por ciento de aprobación frente a la corrupción, con el
46 por ciento en relación
al narcotráfico y la seguridad ciudadana y 42 por ciento frente al costo de la
vida.
Llama la atención que el 72 por
ciento de los encuestados encuentre el gobierno de Medina muy diferente o
diferente al de su antecesor Leonel Fernández, pese a provenir del mismo
partido y haber mantenido en sus puestos a la mayoría de los altos funcionarios
del régimen que concluyó en agosto. Aún así el 60.5 por ciento considera el
nuevo gobierno mejor de lo esperado.
La imagen personal de cercanía con
la gente, la austeridad y frugalidad que ha impreso al Gobierno, especialmente
en su entorno, la sencillez con que se moviliza y hasta la humildad de que ha
hecho gala se señalan como factores positivos del mandatario, lo que se
ratifica en el 82 por ciento de los encuestados que expresó opinión favorable
de su persona.
Contrastes en lo económico. No es
sólo que el 76% de los encuestados desaprueba el nuevo paquete fiscal,
incluyendo hasta 68 por ciento de los que se definieron como peledeístas, sino
también que dos terceras partes, 67 por ciento, considera que la situación
económica está empeorando, con un 77 por ciento que cree muy mala y mala la
condición de la economía, y 57 por ciento aprecia que las cosas van por mal
camino.
Otros indicadores de insatisfacción
económica se encuentran en el 94 por ciento que estima que el costo de la vida
va en aumento y en el 79 por ciento que cree lo mismo sobre el desempleo.
También es alta, 80 por ciento, la apreciación de que se incrementa la
inseguridad y el narcotráfico, elementos de primer orden en las preocupaciones
de la ciudadanía. Para los encuestados los tres mayores problemas que más
afectan el país son: el costo de la vida para el 97 por ciento, la inseguridad,
con el 90 por ciento, y 82 por ciento el narcotráfico.
Es relevante que con tan altas tasas
de insatisfacción en materias claves como la economía y la seguridad ciudadana,
el Presidente obtenga tan alta aprobación. Ello implica la responsabilidad de
quien gobernó los ocho años anteriores y las manifestaciones contra el
expresidente Leonel Fernández por su responsabilidad en el déficit fiscal de
casi 200 mil millones de pesos durante el año pasado.
Sobre el desguañangue del PRD. La
encuesta Gallup-HOY también arroja luz sobre el desguañangue de que es objeto
el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), víctima de arrebatos, odios,
resentimientos y hasta violencia desenfrenada, por la inoperancia en que han
devenido sus organismos, dirección unipersonal y renuencia a acogerse al
dictamen democrático.
Las simpatías por el PRD han caído a
los niveles más bajos de mucho tiempo, 22.4 por ciento, sólo comparable a lo
registrado tras la derrota del intento reeleccionista de Hipólito Mejía en el
año 2000, o al 23% que alcanzó en los comicios de 1990, tras la división
protagonizada entre José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta. Se recuperó
para 1994 por un liderazgo como el de Peña Gómez, del que ahora carece.
La caída del aprecio por el PRD, que
marca la encuesta realizada entre el 18 y el 21 de enero, antes de la violencia
del domingo 27 que debe haberlo hundido más, es espectacular en relación a los
votos que obtuvo en la elección presidencial de mayo último, cuando Hipólito
Mejía consiguió el 47 por ciento, luchando contra una coalición de 14 partidos
y contra el gobierno de Leonel Fernández, con todo y caballo de Troya.
Independientemente de los aliados,
el PRD fue el partido más votado con 42.13 por ciento, casi cinco puntos más
que el PLD, que obtuvo 37.73 por ciento. Lo superó en más de 200 mil votos, en
28 de las 31 provincias. En medio de sus luchas intestinas ha caído casi a la
mitad en las preferencias, mientras el PLD marca 14 puntos más, para 51.7 por
ciento.
Los resultados de la Gallup-HOY
confirman la percepción general de la responsabilidad de Miguel Vargas
Maldonado e Hipólito Mejía en la crisis perredeísta, pero sobre todo del
primero. Ambos encabezan las opiniones desfavorables, Vargas con 65 y Mejía 63
por ciento, superando a Leonel Fernández que registra 52 por ciento.
Cuando se preguntó quién era más
responsable de la crisis del PRD, el 26 por ciento señaló a Vargas y el 20 por
ciento a Mejía, pero entre quienes se identificaron como perredeístas el
resultado fue devastador para el primero con 54 por ciento, mientras sólo el 9
por ciento señalaba al segundo, y el 34 por ciento a ambos.
También apunta contra Vargas
Maldonado el 73 por ciento del universo y el 85 por ciento de los perredeístas
que dijeron que las expulsiones del expresidente Mejía y otros dirigentes
profundizan la crisis, y el 58 por ciento que plantea una convención para
solucionar la crisis, que es lo que reclama la mayoría de los dirigentes
perredeístas. Pero el presidente perredeísta llegó al extremo esta semana de
decir a la agencia Efe que aunque el período para el que fue electo concluye en
julio, se prolongará hasta el año próximo porque hemos tenido
catorce meses de ingobernabilidad en el partido.
Es apenas el comienzo
Los méritos alcanzados por el
presidente Medina se ratifican en la actuación de la mayoría de sus
funcionarios, especialmente de los provenientes de su propio equipo, imbuidos
de la mística que él ha impreso al Gobierno y que ha obligado a recogerse a los
ratificados. Ministros claves como los de la Presidencia, Salud y Obras
Públicas están respondiendo con presteza a los requerimientos ciudadanos.
Los concursos transparentes y
equitativos para la asignación de la construcción de miles de aulas, y para las
importaciones de productos agropecuarios, el inicio de la campaña contra el
analfabetismo, y hasta la revisión de contratos otorgados en la transición,
como unos de obras públicas que han implicado una economía de 90 millones de
dólares, y la atención a pequeñas demandas de las comunidades se cuentan entre
los factores que marcan el buen inicio del Gobierno.
Pero tampoco es extraño que un
gobierno tenga buen arranque, de lo que está consciente el propio presidente
Medina, pues cuando se le felicitó por ello recientemente, respondió con mucha
convicción que lo importante no es como se comienza, sino como se termina.
Viendo hacia atrás se recuerda la
aureola de mano de piedra
Durán que se le otorgó en 1978 al campechano don Antonio Guzmán, por los
éxitos iniciales. Salvador Jorge Blanco hasta se paraba en los semáforos y en
las frituras, pero perdió la brújula a medio término con la poblada por los
ajustes económicos de abril
de 1984. Hipólito Mejía tuvo una primera mitad exitosa, cercano a la gente
común, construyendo miles de pequeñas obras por todo el país, y su partido
barrió en las elecciones congresuales y municipales de medio término, para
inmediatamente embarcarse en la reforma constitucional reeleccionista que lo
sepultó. Leonel Fernández vivió años cosechando de lo que sembró al volver al
poder en el 2004.