sábado, 15 de abril de 2023

UN GRAN REFERENTE: El Político, de Azorin, excelente resumen

El Político
libro de Baltasar Gracián/Tomado de Wikipedia 
El Político (1640), cuyo título completo es El político don Fernando el Católico, es una obra literaria perteneciente a la prosa didáctica de Baltasar Gracián en la que, bajo la forma de una tesis que defiende que Fernando el Católico fue el mayor rey de la monarquía española, se describen sus dotes políticas y sus virtudes como ejemplo a emular para el hombre.

El libro está escrito bajo la forma de un discurso académico unitario, sin división de capítulos, en 222 páginas en formato manual de dieciseisavo, con un diseño tipográfico que ajustó los parágrafos, de longitud semejante, a la mancha de la escritura de la hoja. A pesar de ello hay un esquema compositivo, en el que, tras enunciar de forma abstracta la cualidad del rey, se añade una serie de ejemplos históricos para someterlos a la comparación con los paralelos del rey aragonés. Si el ejemplo aducido es para imitar, Fernando el Católico siempre obtiene ventaja sobre el suceso histórico en su actuación. Si es para rechazar, se constata que el monarca nunca cayó en tal defecto. Se ha propuesto que este esquema tiene paralelos con el del emblema, que comienza su difusión moderna con el humanista Andrea Alciato y se prolonga en émulos a lo largo de todo el Siglo de Oro. El párrafo inicial presentaría a la cualidad o característica política, y funciona como lema o mote; los ejemplos históricos harían las veces de la pictura, o dibujo alegórico; por fin, la conclusión, equivaldría al texto (el epigrama habitual de los emblemas, o la glosa).

Este es el esquema que articula El Político. La monografía de Ángel Ferrari[2]​ defiende que el opúsculo sobre el rey católico responde a un esquema quíntuple de tradición escolástica, típico en la biografía política clásica. En la base de todo el texto habría un esquema aretológico según el cual cinco virtudes animan el cuerpo del monarca (las cuatro cardinales –prudencia, justicia, fortaleza y templanza- más la fe). A su vez, habría también un esquema antropomórfico, pues sobre esas cinco virtudes mencionadas Gracián habría organizado el cuerpo de su obra en cinco partes, correspondientes con las del cuerpo: rostro, brazo, tronco, sexo y piernas. Lo habitual en los textos políticos de la época era representar la figura humana mutilada como símbolo político: el hecho de que el rey Fernando aparezca con todos los miembros daría buena cuenta de las intenciones de Gracián. De la conjunción de esos dos esquemas quíntuples –aretológico y antropomórfico- se derivarían cincuenta determinantes de la figura de Fernando el Católico. José Miguel Oltra[3]​ apunta, sin embargo, que el gusto barroco de Gracián “le conduce a la ocultación deliberada (de esta división múltiple), para deleite de los inteligentes y desconcierto de los demás”. Si bien no se acepta unánimemente esta estructura en cinco partes, habría que recordar que, dada la preferencia de Gracián por la división de sus obras en un número de capítulos múltiplo de 5 (véase El Héroe, El Discreto o el Oráculo manual y arte de prudencia), no habría sido excepcional utilizarlo en El Político.


EL POLÍTICO/AZORIN

I. Ha de tener fortaleza
II .Arte en el vestir
III. No Prodigarse
IV. Tenga la virtud de la eubolia V. Sepa desentenderse
VI. Remediar la inadvertencia VII. No tener impaciencia VIII. Conservarse en el fiel
          IX. Desdén para el elogio
X. Conozca a las gentes que le rodean XI. Acepte con sencillez las distinciones XII. Las contradicciones
XIII. No prestarse a la exhibición
XIV. Esté impasible ante el ataque
XV. El derecho y la fuerza
XVI. El león y la vulpeja
XVII. Los canes y la vulpeja
XVIII. Gracían y la vulpeja
XIX. Saavedra Fajardo y la vulpeja
            XX. Feijoo se ríe de los canes XXI. Manera de insinuarse XXII. Tener algún rasgo
XXIII. Serenidad en la desgracia XXIV. Espíritu y fervor
XXV. Acordarse del capelo de Lerma XXVI. Fingir conformidad
        XXVII. Innovador dentro del 
    XXVIII. La balanza del yo XXIX. El enigma del honor
   XXX .Libros que ha de leer XXXI. Mañas en escuchar XXXII. Los hombres de mañana XXXIII. La faz serena
XXXIV. Retozarlas sin empeñarse XXXV. Los valores nacientes XXXVI. Huir de la abstracción.
         XXXVII. La fuerza contenida XXXVIII. Del discurso y su preparación XXXIX. Realzar las circunstancias
XL. La lectura de los clásicos
XLI. Juicio sobre las personas
XLII. Renunciar en sazón
XLIII. Elogio del tiempo
XLIV. Evitar el escándolo
XLV. No dudar de sí
XLVI. Elegir el retiro
XLVII. Valor de las máximas y final Epílogo futurista
                 Azorín fue el seudónimo con el que publicó muchas obras y el nombre bajo el cual se recuerda a José Ruiz Martínez, nacido en Alicante, España, en 1873 y fallecido en 1967.
A Azorín se debe el término "Generación del 98", grupo al cual perteneció al lado de escritores como Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, después de incursionar en el anarquismo y la izquierda en su juventud. De su obra