22/02/2024 00:00 | Actualizado a 22/02/2024 00:00
Las recientes elecciones municipales demostraron que el país desprecia a su clase política, y que la reelección del presidente Luis Abinader peligra, si la oposición se unifica.
Los números son fríos: 8.1 millones de votantes inscritos, la abstención fue del 53%, a 4.2 millones de dominicanos, no les interesa ningún partido.
De los 3.7 millones que votaron, sólo un millón 700 mil votó por el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM), dos millones rechazaron su oferta.
Los resultados favorecen una hermosa narrativa sobre el PRM: “barrió” con 121 alcaldías, comprando cédulas y regalando prebendas, según denunciaron observadores internacionales.
Los números, sin embargo, resultan escalofriantes para el PRM; sus 1.7 millones de votos, solo representan el 21% de los 8.1 millones de votantes inscritos, con eso nadie gana.
El domingo, el gobernante PRM sacó el 49% de los votos emitidos. Los opositores, Partido de la Liberación Dominicana (PLD) el 22%, la Fuerza del Pueblo (FP) 15% y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) 2%, sumados son 39%. La alianza “Rescate RD” está 10 puntos detrás del PRM, “no van lejos los de alante, si los de atrás corren bien”, eso dice un dicho popular.
El camino a las elecciones presidenciales de mayo será tortuoso para el gobierno, enfrentando factores que no controla: el desgaste natural del poder, el descrédito por comprar cédulas y las repercusiones de la creciente crisis internacional.
Todo esto puede reducir la ventaja electoral del PRM. El golpe publicitario de un abrazo unitario entre los dos principales líderes de oposición, sellaría la derrota oficialista.
Abinader copió todas esas indignantes practices e intenta reelegirse.
Abinader copió todas esas indignantes practices e intenta reelegirse.ARCHIVO/LD
La oposición puede aumentar sus perspectivas con unidad auténtica.
Si la oposición capitaliza esos factores, unificada detrás del mejor candidato disponible para ellos, derrotará al gobernante PRM.
Un solo ganador
Extraña e inexplicablemente, los resultados de las elecciones municipales del 2020, no estaban disponibles ayer en el sitio web de la Junta Central Electoral (JCE). Sólo puedo comparar los votos de los partidos, en las presidenciales del 2020 con los de las municipales del domingo.
La abstención del 53% revela un decrecimiento de los principales partidos, comparados los resultados de las elecciones las presidenciales del 2020, ambos se están desgastando.
En el 2020 el PRM sacó 2,154,876 votos, el domingo sacó 1,747,822 votos, para una pérdida neta de 407,054 votos, ¿serán los perremeístas desempleados y disgustados?
En el 2020 el PLD sacó 1,537,041 votos, el domingo sólo 786,785, perdió 750,256 votos, decreció un 50%, sin el presupuesto nacional, no hay partido ni líderes.
Combinados, el PLD y el PRM perdieron 1,157,310 votantes, que hoy militan en el nuevo y mayoritario Partido de la Abstención Nacional.
Solo la FP tuvo un ligero, pírrico crecimiento, de 365,230 votos en el 2020, el domingo sacó 520,352 votos, aumentó solo 155,122, el único aumento registrado oficialmente. Con claridad, son los desertores del PLD.
Ciertamente, 155,122 votos no deben subestimarse, en 1986, Joaquín Balaguer derrotó a Jacobo Majluta por 40 mil votos.
Balaguer estudió los números, luego unificó su grupo, incluyendo a su ex vicepresidente y desertor, Francisco Augusto Lora.
Ninguna alianza política desconoce la narrativa de los números.
Matar el ego
Julio Franco, uno de los grandes peloteros de mi batey, hoy municipio Consuelo, reveló que logró sobrevivir en el deporte cuando entendió que debía “matar el ego”.
Esa lección de vida, también es válida en política.
Leonel Fernández y Danilo Medina son dos hijos de nadie que, trabajando unidos en política, ambos alcanzaron la Presidencia de la República.
Ellos perfeccionaron, ampliaron y actualizaron las malas artes de Balaguer, así se mantuvieron 20 años en el poder. Abinader copió todas esas indignantes practices e intenta reelegirse.
Separados, Medina y el PLD perdieron la mitad de su capital político. Fernández fundó un partido nuevo, está ganando. Abel Martínez, el candidato presidencial de Medina, perdió Santiago, su pueblo natal, es improbable que gane en otros pueblos, para las mayorías nacionales, es un perfecto desconocido.
Dentro de poco sabremos si Fernández y Medina son auténticos líderes políticos que ponen al país por encima de sus querellas personales, o dos esclavos del ego.
Si no pueden matar el ego, como Franco, debemos entender sus limitaciones, José José lo explicó: “uno no es lo que quiere, sino lo que pueda ser”.
Si los líderes de oposición no “matan” sus egos y se unifican, la reelección de Abinader es absolutamente indetenible, innegable, “cada pueblo tiene el gobierno que merece”.