Santo Domingo - jul. 09, 2025 |
Con su pretendida explicación, el mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta, ha confirmado una tragedia evitable. Decir que Bona Delfa López "no denunció para evitar un escándalo", cuando su hija afirma que fue a la Policía tres veces sin obtener respuesta, es una evasión ponciopilatesca y un insulto a la inteligencia.
En lugar de reconocer las fallas del sistema, el director de la Policía prefiere sugerir que la víctima eligió su destino. Es la vieja táctica de desplazar la culpa hacia los muertos, como si la mujer asesinada por su pareja debiera también cargar con la responsabilidad de su propia muerte.
La frase "se le dio el trato adecuado" suena aún más obscena cuando sabemos que la mandaron a su casa porque "no había sistema". ¿Ese es el protocolo? ¿Ese es el trato que salva vidas?
Este tipo de declaraciones, frías, mecánicas y burocráticas, perpetúan el ciclo de impunidad. La Policía no está para opinar sobre los motivos de las víctimas, sino para actuar.
Lo único que ha hecho Guzmán Peralta es confirmar lo que tantas mujeres ya saben: que si van a una dependencia policial en busca de ayuda, pueden encontrarse con un sistema apagado... y una lápida con su nombre esperándolas.