viernes, 24 de octubre de 2025

JOSÉ JOAQUIN JOGA: La reforma fiscal que el país necesita

JOSÉ JOAQUÍN JOGA E.
24/10/2025 00:00 | Actualizado a 24/10/2025 00:00
Una verdadera reforma fiscal no se mide por cuánto se cobra, sino por cuánto mejora la vida de la gente.

“No se trata de más impuestos, sino de más eficiencia, más control y más visión.”

Silencio en palacio, ruido en la sociedad

 En medio del ruido social y el silencio político, la palabra reforma fiscal flota como un fantasma que todos mencionan y nadie define. La gente, los medios y los empresarios se hacen la misma pregunta: ¿vendrá la reforma fiscal? Hasta ahora, el presidente no ha tratado ese tema con el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, lo que genera incertidumbre sobre el rumbo económico. En un contexto de déficit presupuestario, aumento de la deuda y mayores demandas sociales, el silencio oficial se interpreta como una espera prolongada… o la evasión de un debate que tarde o temprano llegará.

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Una reforma necesaria, pero bien orientada

La República Dominicana necesita una reforma fiscal, pero no improvisada ni meramente recaudatoria. No se trata solo de ingresar más, sino de gastar con calidad y responsabilidad. Urge revisar el gasto corriente, evaluar los subsidios, auditar a fondo la nómina pública y transparentar el uso del dinero de todos. El norte debe ser claro: priorizar la inversión de capital y limitar el gasto improductivo. Una reforma fiscal bien diseñada no solo mejora la eficiencia del Estado, sino que garantiza la paz social, la estabilidad económica y la confianza en el futuro.

Integral y progresiva

El principio es la equidad: quien más gana, paga más. No podemos sostener un modelo donde los que menos tienen cargan con los mayores sacrificios. La reforma debe ser integral y progresiva, y fortalecer la justicia tributaria y la transparencia. 

También debe revisar exenciones y privilegios que favorecen a grandes grupos, mientras miles de mipymes cumplen sin recibir apoyo. 

Según la DGII (último dato disponible), la evasión del ITBIS ronda el 36.7% y la del Impuesto sobre la Renta cerca del 62%. Además, la presión tributaria dominicana ronda el 14% del PIB, muy por debajo del promedio latinoamericano de 21%. 

En países como Costa Rica (23%), Uruguay (27%) y Chile (20%), ese mayor nivel proviene de impuestos progresivos sobre rentas altas y patrimonios, no de gravar el consumo popular. 

Si la República Dominicana elevara su presión tributaria del 14% actual al 20% del PIB, equivalente al promedio regional, el Estado podría recaudar cerca de RD$538,000 millones adicionales al año (sin crear nuevos impuestos). 

Ese monto permitiría duplicar la inversión pública, eliminar el déficit presupuestario y reforzar la estabilidad social y económica del país. Por eso, el aumento de ingresos debe recaer en los que más ganan y no en los sectores vulnerables, fortaleciendo así la equidad, la confianza y la estabilidad social.

Corregir, no castigar

Una buena reforma no castiga al ciudadano común ni al productor nacional; al contrario, los protege. Si se enfoca en reducir la evasión, ordenar el gasto corriente y aumentar la inversión productiva, se convierte en base de un crecimiento más justo y sostenible. Modernizar la estructura tributaria y administrativa debe asegurar que cada peso se traduzca en mejores servicios, infraestructura, educación y seguridad, pilares fundamentales de la estabilidad social y la convivencia pacífica.

La oportunidad de hacer las cosas bien

La pregunta ya no es si habrá reforma, sino cuál necesita el país: una que ponga orden, promueva la equidad, elimine excesos y trace una ruta clara hacia el desarrollo. No se trata de recaudar más, sino de gobernar mejor: con visión, justicia y compromiso. 

Solo así, la reforma fiscal dejará de ser una promesa y se convertirá en un pacto de equidad, paz y estabilidad para toda la nación. ¿Tendremos la voluntad política de hacerlo realidad?