WEEK-END EN BARAHONA 26 y 27 Septiembre 2015
Por: Virgilio GautreauxP.
Desde
finales de Marzo de este 2015 no transitaba las calles de mi querida
Barahona. Dos fueron los grandes motivos que me impulsaron para pasar le
fin de semana en la Capital mundial del Cuatribolismo: 1) Visitar al
amigo y hermano Francisco del Rosario Suero Nin-Cucusito; y 2) Asistir
al Festival del Café en la Comunidad de Polo-FESTICAFE-2015.
Carlos
Julián Vidal, Frank Vásquez y yo habíamo acordado juntarnos con
Cucusito tan pronto éste retornara de Cánada luego de su estadía por
motivos de salud. A tales efectos, el fin de semana señalado partimos
Frank y quien suscribe bien temprano del Sábado 27, partimos hacia
Barahona, donde arribamos cerca de las ocho de la mañana. Reunidos con
Carlos Julián, de inmediato nos “encaramamos” en el tercer piso del
hotel Barahona, donde los tiramos un rico mangú encebollado, con huevos y
queso frito, acompañado de un rico café con leche, alimentos éstos que
levaban la etiqueta “Made in Barahona”.
Cumplida
esta parte del “programa”, nos dedicamos los tres a cherchar sobre
gente, casas, calles, lugares y situaciones, como siempre hacemos los y
las barahoneras, cuando estamos en esta ciudad de tantos recuerdos. De
estos conversaos, quien primero se sacrifica es el plan de actividades,
que comienza a sufrir retrasos-incluso-antes de ser puesto en marcha.
Enrumbamos hacia el hogar de Cucusito y su agradable esposa Genara,
quienes desde hacía rato nos esperaban. Otra jornada chersoza se inicia y
entre risotadas y bulla, ellos nos comunican que para el viaje de Polo
al FESTICAFÉ, seremos “reforzados” por Camilo Cury, noticia que nos
llenó de regocijo.
Ya
para este momento, el plan original de llegar temprano a Polo, hace
rato se había ido al carajo. Casi al mediodía partimos, pero ya Carlos
Julián “procesó” su desayuno y nos pregunta que donde queríamos comer.
La respuesta unánime fue: Vamono pá Polo. Subidos en la camioneta de
doble cabina de Vidal, éste nos comunica que en la entrada de Cabral
preparan una excelente comida criolla y venden Frescas, muy frías.
Votamos y a unanimidad nos parqueamos en el Restaurant LA JAVILLA,
atendido por unas atentas jóvenes, quienes nos ofertaron un sabroso
locrio de carne de puerco, unas habichuelas blancas con mucha auyama,
ensalada y aguacate con aceite verde.
Carlos
Julián es un Gourmet (en realidad, es un gran comelón), dijo de
inmediato que el locrio “pega” con habichuelas rojas, no con blancas.
Todos asentimos. Sin embargo al poco rato, estaban tan ricas estas
habichuelas, que por poco peliamos. La primera palangana de locrio fue
exterminada de inmediato, razón por la cual rápidamente trajeron otra.
Carlos Julián atacó nuevamente con fuerza y tuvimos que imponernos para
poder comer un poco más. Le dijimos de todo. Me olvidaba decir que
mientras llegaba la comida, nos tiramos dos Jumbos bien frias.
Al
terminar la ingestión de los alimentos (darnos una gran jartura),
procedimos de inmediato a tomar ricas tazas de café de Polo molido en
pilón, endulzado-por supuesto-con azúcar crema también barahonera.
Al
salir hacia Polo FranK Vásquez, de manera jocosa, certificó que Carlos
Julián conoce todos los lugares de la provincia donde venden buena
comida y Frescas frías. Mientras subimos hacia Polo, Cucusito y Camilo
“compiten” para ver cual habla más, mientras citan simultáneamente
lugares y hechos combinando el pasado, el presente, el futuro, el
infinito y la eternidad !!! Cuando alguno de los presentes quiere
intervenir, ambos-gentilmente-le dicen de manera cortés: déjame terminar
la idea………. y continúan tirando paqueticos.
En
el trayecto Cucusito y Camilo nos van orientando sobre las diferentes
lomas, lugares, cafetales, minas de roca caliza y cursos de ríos.
También nos dicen la ubicación de secaderos, despulpadoras industriales
de café, viejas haciendas, casas residenciales y los nombres de las
comunidades ubicadas a lo largo del trayecto. Sin duda alguna son dos
conocedores de la historia de la aromática fruta de la zona de Polo.
Cuando
arribamos al lugar donde se celebraba el FESTICAFÉ, encontramos un
lugar multicolor y multisónico donde jóvenes de ambos sexos ricamente
engalanados alegraban el ambiente. Este Festival tiene varios años
ejecutandose y tiene la particularidad de ser desarrollado por un grupo
de incansables pioneros, apoyados por una serie de ONGs, empresas,
grupos comunitarios, organizaciones cafetaleras de la región Enriquillo,
organismos internacionales y entidades públicas, entre las cuales
sobresale el Ayuntamiento de Polo y su entusiasta Alcalde.
En
esta 11va. edición del FESTICAFÉ, figuraban como Patrocinadores y
Auspiciadores la Unión Europea, Banco Popular, Cervecería Nacional
Dominicana, el Instituto para el Desarrollo de la Economía
Asociativa-IDEAC, Induban, varias cooperativas cafetaleras y empresarios
particulares. También los Ministerios de Cultura, Educación,
Agricultura e Industria y Comercio, el FEDA, Federación de Municipios,
la Asociación de Municipios de la Región Enriquillo-ASOMURE, la UASD,
Liga Municipal Dominicana, CODOCAFÉ, la Dirección General de Aduanas,
etc. Esta poderosa coalición de voluntades es responsable de garantizar
el éxito de esta portentosa exhibición cultural, donde el café
barahonero es el Rey. Vaya nuestro reconocimiento a los organizadores de
esta actividad que ya forma parte de la agenda nacional.
Conforme
a nuestro programa (¿?) inicialmente estaríamos en FESTICAFÉ un tiempo
prudente, pero ver desfilar por la tarima tantos grupos creativos nos
distrajo bastante. Pero en realidad lo que más nos retrasó fue que
Cucusito y Camilo Cury estaban como “peces en el agua”, rodeados de
cafetaleros, pilones, sobres de café, despulpadores manuales y abundante
folletería sobre el grano. Eso fue telelé, telelé, telelé. No valían
señas, llamados ni nada. Caímos en un gancho, pensamos. Cuando por fin
logramos sacarlos salimos envueltos de FESTICAFÉ oliendo a las
variedades cafetaleras Catimore, Borbón, Típica y Caturra, entre otras.
El
descenso a Barahona implicaba precauciones que no siempre “el piloto”
Carlos Julián cumplió. De todas formas, llegamos enteros al hogar de
Cucusito donde su esposa Genara nos aguardaba con una amplia sonrisa. Ya
sentados y cada uno con una copa de vino se inició una ruidosa fiesta
de risotadas barahoneras. No hubo tema que no fuera discutido. Estábamos
como Tarzán, brincando de rama en rama. De vez en cuando Cucusito y
Camilo dejaban que “la base” hablara.
Genara
viendo que las charlas consumían mucha energía, ofreció unos plátanos
con huevo, que gentilmente rechazamos, pues no queríamos causar
molestias. Ella de manera discreta sancochó unos platanitos, hizo un
guiso de vegetales y frió unas chuleticas. Colocó todo en la mesa y
Raffles se quedó chiquito. En 14 segundos no quedaba nada de una olla de
plátanos. Con esa recarga, se inició una competencia parlanchina, que
el vino se ocupó de catalizar. Al filo de la medianoche todas las
discusiones terminaron en un empate, pues ya nadie recordaba de qué
carajo estaba hablando.
Frank
y yo nos alojamos en el legendario Hotel Guarocuya, establecimiento que
durante muchos años confrontó serios problemas por malas gestiones.
Luego de una titánica labor de rehabilitación y mucho trabajo tesonero
de la nueva Administración, la estructura luce confortable, moderna y
con servicios de calidad.
Este
hotel-almacén de muy buenos recuerdos para varias generaciones de
barahoneros-por su excelente ubicación, paisajes y servicios, de seguro
en los próximos meses irradiará positivamente la zona donde está
ubicado, estimulando el surgimiento de nuevos establecimientos
recreativos y restaurantes, lo cual mejorará positivamente la oferta de
atractivos al creciente número de turistas y visitantes.
Bien
temprano en la mañana del Domingo 27 y luego de un reconfortante sueño,
desde el balcón de mi habitación ubicada en el segundo piso, procedí a
tomar varias fotos del inigualable amanecer barahonero.
Para
mejorar las cosas un barco de buen tamaño se aprestaba a atracar en el
muelle, donde lo esperaba un remolcador. Confieso que inmediatamente
recordé a Don Jaime Olmo y su Remolcador TANAC, bregando con los
numerosos buques que muchas décadas atrás ingresaban a los muelles
barahoneros.
Poco después hice un breve fotorecorrido por la “Barahona vieja”, encontrándola mucho más envejecida que hace seis meses.
Me
dirigí entonces a la casa de mi hermano Toño Batista con el cual
conversé de diferentes temas mientras Tata-su esposa-nos obsequiaba un
aromático café sureño.
Conforme
al “cronograma de actividades” debíamos tener un desayuno ligero, pues
en Los Patos íbamos a batear duro. Fuimos modestos y nos tiramos un
“desayunito light”, acompañado de café con leche barahonero. Para hacer
corto el cuento largo, partimos Carlos Julián, Frank Vásquez y yo por la
carretera costera repleta de paisajes inigualables y recuerdos. Las
Saladillas, Hotel Playa Azul, playa El Quemaíto, Juan Estéban, El
Arroyo, Bahoruco, La Ciénaga, Paraíso, Ojeda y finalmente Los Patos.
Tan
pronto arribamos, ubicamos una mesa estratégicamente ubicada al lado
del río y de TATÁ. Esta señora posee una refrigerador siempre lleno de
Chillos, Meros, Capitán, Colirrubias, etc. Dos Jumbos bien frías nos
dieron la bienvenida. Carlos Julián enseguida ordenó que le abrieran el
freezer y seleccionó varios Chillos fresquecitos de tamaño aceptable.
Tatá oferta servicio de pescado, acompañado de un servicio abundante de
moro de guandules, muchos tostones de plátanos costeros y aguacate
encebollado.
Mientras
la empresa de Tatá procesaba las materias primas, arribaron al lugar
Cucusito y Genara, lo cual nos llenó de júbilo. Inmediatamente Carlos
Julián corrió donde Tatá para ampliar la orden, pues él ya tenía en
mente la cantidad de libras de comida que iba a consumir !!!!!
Tatá
nuevamente sacó 100 en calidad y cantidad. No quedó nada. Para cerrar
todo, nos sirvió entonces y café recién tostado y hubo que repetir.
Satisfechos por ese fabuloso
Week-end en Barahona, procedimos a las 5 y 30 de la tarde a retornar
hacia la capital dominicana, mientras a lo lejos observábamos la hermosa
bahía de Neyba y su azul mar.
















