La política es una de las pocas actividades regidas por leyes sociales en la que hasta las condiciones subjetivas llegan a convertirse en realidades necesarias para alcanzar las metas propuestas. No hay lugar para los deseos, mucho menos, deseos momentáneos surgidos de las profundidades de espíritus que naufragan en aguas de mares indefinidos.
La historia está ahí. En los movimientos sociales, y los partidos políticos los son, una vez que los precursores han cumplido con el papel señalado por la historia, otros líderes, otros dirigentes, son los llamados a consolidar, son los llamados a dar la pelea, a dar el salto definitivo a la victoria procurada.
La historia bíblica nos cuenta que Moisés fue llamado para que sacara al pueblo judío de Egipto, país en el que ya tenía cuatrocientos años esclavo, y se le encomendó la misión de llevarlo hasta la tierra de la leche y de la miel. Moisés cumplió con su cometido, llevó al pueblo hasta las fronteras de la Tierra Prometida, pero sólo hasta ahí. No más.
Cuando llegó el momento en que el pueblo tenía que vérsela con el enemigo, un enemigo curtido en la guerra, obviamente otro tenía que ser quien lo dirigiera. El mando del ejército pasó al guerrero, al que conocía del arte de la guerra, al que sabía lo que había que hacer para conquistar la Tierra Prometida. Ese guerrero fue Josué.
Repito, y no me cansaré de repetirlo, en la provincia de Barahona se sabe cuáles son los líderes y dirigentes que históricamente han conducido al PLD victoria tras victoria electoral, y ante un perredé, ducho en estrategias políticas para reconquistar el Poder, no se puede estar inventando.
Consideramos que la etapa de la previctoria fue cumplida satisfactoriamente por los dirigentes encargados de la misma, y los resultados están ahí: Danilo de manera abrumadora alcanzó la candidatura del PLD en la provincia de Barahona.
Llevaron al Partido a la frontera de la Tierra prometida, pero ahora, para la segunda etapa, la de la guerra en contra del adversario, o enemigo si se quiere, se requiere de una recomposición del mando que garantice la victoria que es lo que, en definitiva, quieren todos los peledeístas.
Consideramos que la etapa de la previctoria fue cumplida satisfactoriamente por los dirigentes encargados de la misma, y los resultados están ahí: Danilo de manera abrumadora alcanzó la candidatura del PLD en la provincia de Barahona.
Llevaron al Partido a la frontera de la Tierra prometida, pero ahora, para la segunda etapa, la de la guerra en contra del adversario, o enemigo si se quiere, se requiere de una recomposición del mando que garantice la victoria que es lo que, en definitiva, quieren todos los peledeístas.
Cuando se observa la composición del Comité Provincial de Campaña de Barahona se constata lo acertado de su conformación.
Ahí está al frente el aguerrido Eddy Mateo, y en las estructuras sensibles, aquellas que garantizan el triunfo, están los dirigentes que siempre han hecho posible la victoria al peledé.
Ojalá sea ratificado por el Candidato y por el Comité Nacional de Campaña.
Para hablar de la conformación de este comité de campaña se deben conocer las interioridades que determinaron la colocación de uno y de otro en las distintas posiciones. Nada se hizo al azar ni violentando las normas que rigen la política partidaria del peledé.
Hacerlo sin tener este conocimiento, es hablar por hablar. Lo demás es sólo deseo, es lo que alguien quisiera que fuese, pero nada más.
Ahí está al frente el aguerrido Eddy Mateo, y en las estructuras sensibles, aquellas que garantizan el triunfo, están los dirigentes que siempre han hecho posible la victoria al peledé.
Ojalá sea ratificado por el Candidato y por el Comité Nacional de Campaña.
Para hablar de la conformación de este comité de campaña se deben conocer las interioridades que determinaron la colocación de uno y de otro en las distintas posiciones. Nada se hizo al azar ni violentando las normas que rigen la política partidaria del peledé.
Hacerlo sin tener este conocimiento, es hablar por hablar. Lo demás es sólo deseo, es lo que alguien quisiera que fuese, pero nada más.