lunes, 3 de septiembre de 2012

VIRGILIO GAUTREAUX! Intectual barahonero expone crónica histórica de la Perla del Sur y su proceso degenerativo económico en el tiempo

DE QUIEN RAYOS ES BARAHONA?


Virgilio Gautreaux
Por : Virgilio Gautreaux P.
Forjar a Barahona costó mucho esfuerzo desde sus primeros habitantes  desde  finales del siglo XVII, hasta el día de hoy. Durante el siglo XIX y los primeros años del XX, numerosos exploradores,  científicos y agentes de las grandes potencias y poderosas compañías internacionales, destacaban el elevado potencial de sus valles, sabanas, montañas, ríos, recursos minerales, puertos y  ensenadas, para servir de plataforma de generación de riquezas.

Cuando llegaron los capitales, se produjo una sinergia desarrollista que en relativamente muy poco tiempo convirtió a la provincia de Barahona en una potencia económica, social y cultural. Esforzados extranjeros y barahoneros pusieron a parir las montañas y produjeron un café de fama mundial.  El Ingenio Barahona produjo una verdadera revolución económica y Barahona para la década del treinta  tenía un Banco extranjero, un aeropuerto, acueducto, dos plantas eléctricas, un puerto mejorado, una buena red de caminos en las montañas, centros académicos, escuelas de inglés, comerciales  y de música, así como numerosas entidades y clubes culturales.

En adición fruto de la excelente situación económica surgió un poderoso sector comercial. También aumentó el número de farmacias, microempresas de todo tipo, agentes comerciales exportadores-importadores y se produjo una expansión urbana sin precedentes. Esta explosión socioeconómica demandaba servicios diversificados, razón por la cual aumenta el número de abogados, agrimesores, médicos, maestros, agentes comerciales, cónsules de otras naciones, electricistas, plomeros, albañiles, estibadores, choferes, marinos mercantes y otras especialidades.
Crecientes exportaciones de café, maderas, guineos, plátanos y otros rubros, exigieron la expansión del puerto, a la vez que se demandaban más estibadores y operarios, generándose más empleos.
La demanda en aumento de estos servicios sirvió de base para que se expandieran las escuelas y centros de formación técnica, por lo cual la juventud de la provincia pudo superarse y responder a la demanda expansiva de mano de obra calificada. En relativamente pocos años muchos técnicos y operarios que fueron traídos del exterior, paulatinamente fueron reemplazados por personal nativo. Como vemos, con la llegada del capital a nuestras costas, el valle y la montaña, Barahona dió un paso al frente.

Una “segunda oleada” financiera que catapultó la provincia fueron las inversiones para la producción y exportación de Sal y Yeso, que implicaron la construcción de una serie de infraestructuras modernas en la comunidad de Las Salinas, la instalación de una línea férrea y la ampliación del puerto de Barahona, acompañado de equipo de transportación de yeso y sal. También, dos gigantescas grúas introducían los minerales en las bodegas de los buques. Más adelante, se explota la mina de  travertino y  ónix ubicada en Vicente Noble, a lo cual se unía también la siembra de algodón en la zona de Enriquillo-Juancho.
Todos estos procesos contribuyeron a convertir a Barahona en un espacio atractivo para los negocios y para la llegada de personas calificadas de otras partes del país. Para la década de los años cincuenta dos autobuses brindaban servicio de transporte desde la ciudad hasta el  Batey Central. Uno de los dos autobuses era de “dos pisos”. Los choferes se llamaban Martín y Badín. Es bueno señalar que para mediados de los años treinta en Barahona había vehículos que daban servicio de taxi. Numerosos choferes transportaban pasajeros hacia la capital y otros destinos.

En adición a este macro-desarrollo, se conformó una sólida alianza desarrollista público-privada, que por muchos años contribuyó a catapultar l Barahona. En efecto, el Ayuntamiento de la Común se convirtió en un verdadero ariete para impulsar el desarrollo de Barahona en todos los órdenes. Su sala capitular integrada por empresarios y personalidades de la sociedad civil era un foro donde las ideas positivas encontraban buen terreno. En adición, la Gobernación se convertía en una verdadera “correa de transmisión” ante el Poder Ejecutivo de cuáles eran las aspiraciones y acciones que demandaban los barahoneros. Es bueno consignar que en menor escala-pero con gran tenacidad-los ayuntamientos de Enriquillo, Cabral, Paraíso y Vicente Noble, entre otros, también desplegaban ingentes esfuerzos por levantar sus comunidades. Sus libros de sesiones, son una rica fuente de información.
Como hemos expresado en otras ocasiones, la declinación del modelo agro-minero exportador comienza a dar muestras de agotamiento a mediados de los años setenta, lo que requería importantes transformaciones y procesos de reingeniería de las principales empresas productoras de azúcar, yeso, sal, plátanos y guineos, renglones éstos con una fuerte presencia gubernamental. La corrupción, nóminas abultadas, incapacidad y puestos técnicos en manos de políticos sin visión, llevaron en poco tiempo la ruina de estas compañías y el desorden a los asentamientos agrarios productores de plátanos y guineos. Caso similar ocurrió con La Algodonera y la planta de extracción de Mármol de Vicente Noble.

Es decir, que en muy pocos años, los políticos de la capital y de Barahona que corruptamente administraban estas empresas, las llevaron casi simultáneamente al borde del colapso, con enormes números rojos. Estos  consorcios anteriormente grandes generadores de riquezas y empleo, se fueron al carajo. El silencio arropó los muelles de Barahona, los tractores dejaron de roturar grandes extensiones de tierra, se paralizaron las máquinas de Sal y Yeso y La Algodonera dejó de producir.
El resultado inmediato fue una oleada de despidos y la emigración de importantes contingentes de técnicos y profesionales hacia el exterior y otras ciudades de la república. También los jóvenes que se graduaban en los centros universitarios de la provincia, salían por grupos, a la vez que los que concluían sus estudios superiores en la capital, Santiago o San Pedro de Macorís, no retornaban a Barahona, ante la ausencia de empleos.

En el ámbito privado, el colapso económico y social de la provincia limitó seriamente las perspectivas de crecimiento de numerosas empresas comerciales y agroexportadoras. En adición, los frecuentes ciclones y la presencia de enfermedades, afectaron principalmente la producción de café, a lo que se añadió un período prolongado de precios internacionales deprimidos. Un problema poco citado que afecta la producción cafetalera de la provincia (y algunas partes del país), es el relevo generacional. Con cada vez más frecuencia, los descendientes de los otrora exitosos productores de café, se alejan de las fincas y se dedican a otras actividades. Sin duda alguna, en muchas personas han cambiado ciertos paradigmas.

El cierre de empresas, el abandono de muchas fincas y el desplome de empleos productivos, generó una multiplicidad de medios de supervivencia de bajo perfil que ha sumido a Barahona y sus comunidades en una especie de “España Boba”, trampa ésta que le ha difícil superar. La energía que anteriormente distinguía a sus funcionarios públicos, ha desaparecido. Quienes desempeñan adecuadamente las funciones por la cual se les paga, son elogiados. Es decir aquellos que hacen lo que tienen que hacer, se consideran personas excepcionales.

Otro elemento relevante dentro de esta dinámica, ha sido la extrema concentración del poder político, económico y social que realiza las élites gubernamentales radicadas en la capital de la república. Esta deformación anti-democrática está causando graves daños a la nación, puesto que los jerarcas que controlan el presupuesto nacional, el congreso Nacional y la toma de decisiones, están desviando hacia “proyectos favoritos” recursos que debieran distribuirse de forma más equitativa. A esto se suma, que los grupos que lo controlan todo desde la capital torpedean y estacan los expedientes y solicitudes de permisos de proyectos de inversión que Barahona necesita con urgencia.
Ante la indiferencia de muchos, se oxidan en los escritorios de los ministerios de Turismo y Medioambiente, permisos para la construcción de complejos hoteleros y establecimientos similares a instalarse en Barahona,   Al parecer los únicos proyectos que joderán el ambiente mundial son los nuestros.

Mientras tanto con permisos “al vapor” y generosos préstamos internacionales que contrae el Estado,  son construidos múltiples proyectos viales y energéticos,  para favorecer empresas privadas en Las Terrenas, Jarabacoa, Punta Cana, La Romana, Bávaro, Juan   Dolio, Sosúa y Puerto Plata, que implican grandes movimientos de tierra, secado de humedales, vertido de contaminantes al subsuelo, gran consumo de agua potable y alteración de ecosistemas. Los recursos financieros desarrollistas que se niegan a Barahona,  Pedernales, Neyba y Jimaní, fluyen como un sunami en los polos turísticos favoritos de las élites políticas radicadas en la capital !!!

La deformación institucional favorece la polarización y concentración del desarrollo en pocos lugares del país. Quien repase la prensa de los últimos 12 meses,  observará que en todos los rincones del país se han originado protestas por la forma interesada en que se ejecuta el presupuesto nacional así como la concentración de gran número de proyectos con fondos internacionales (que los pagará todo el pueblo dominicano) concentrados en la capital, los polos turísticos favoritos, Santiago y La Romana, entre otros.

Todo este proceso de concentración extrema del  poder y de las decisiones más importantes del país en la élite política de la capital, ha traído-entre otros resultados-una abultada cantidad de Vice-ministros, Directores Generales, Supervisores, Ministros sin Cartera, Ayudantes con rango ministerial, Superintendencias y otras formas de jerarquías, a las cuales hay que buscarle funciones y “líneas de mando”. Esto ha provocado que atribuciones que anteriormente desempeñaban los funcionarios regionales y provinciales, ahora lo desempeñe este nuevo ejército de ejecutivos con pocas funciones. Esto se traduce en pérdida en la capacidad de acción del funcionariato local. Esta rígida estructura vertical, provoca embotellamientos y restan autoridad a quienes deben acudir a la ciudad capital a gestionar recursos o la aprobación de determinado programa. Los altos funcionarios no los reciben y muchas veces reciben un trato hostil (casi vejatorio) de secretarias y mandos medios de los Ministerios.

En este escenario y ante la pérdida paulatina de autoridad del funcionariato barahonero, que los jerarcas capitalinos toman un conjunto de decisiones sin consultarlos. De esa forma, nuestro puerto es entregado a cualquiera que se aparezca con una botija de cuartos en los despachos de la autoridad Portuaria Dominicana (APORDOM). Ya una vez fue “arrendado” el muellecito cercano al del Cayo para una desguazadora de barcos viejos. Barahona se levantó y el proyecto se detuvo. En otra ocasión para que alguien “se ganara” unos cuartos APORDOM inició la construcción de un muro que impediría a los barahoneros ver su paisaje. También se le detuvo. Ahora le “arriendan” el famoso muellecito a CEMENTOS ANDINO, por 10 años renovables que pudieran llegar a los 40  años. Si este descabellado acto se ejecuta,  el entorno al muelle se convertiría en un gigantesco parqueo de polvorientas y ruidosas patanas. La carretera desde la ciudad de Barahona hacia Villa Central sería circulada por vehículos pesados manejados por conductores imprudentes. Además del riesgo para transeúntes y vehículos, detrás de la “parada de camiones” vendrán los tarantines, bares y tigueraje, que contaminarían para siempre el área bajo la influencia del nuevo Boulevard que se construye actualmente.

Un elemento relevante es que los muelles de Barahona son de todos nosotros de los barahoneros y las barahoneras. El dinero de los arrendamientos nadie sabe donde carajos va. Es decir, cosas nuestras producen un dinero que nadie sabe su destino, mientras tanto los muelles se están cayendo a pedazos, llenos de peligrosos hoyos, sin iluminación alguna, deteriorándose vertiginosamente. El dinero de los arrendamientos de los muelles debiera quedarse en Barahona para reparar dichas instalaciones y otras obras de desarrollo comunitario (bancos, parador, ayuda a los viejos marinos mercantes y estibadores, financiar becas cortas, etc). Estos fondos pudieran ser administrados por una entidad colegiada encabezada por las iglesias de Barahona y entidades comunitarias de la Sociedad Civil (Club Rotario, Club de Leones, Clúster Ecoturístico, Alianza para el Desarrollo Sostenible de Barahona  y  ASOEBA, entre otras).

La pérdida de autoridad local se extiende con las acciones de la llamada “Inmobiliaria” del Consejo Estatal de Azúcar. Esta “empresa” está vendiendo la tierra que nos pertenece a todos los barahoneros,  al mejor postor. Nadie sabe qué cantidad de terreno se ha vendido, sus precios y mucho menos dónde ha ido a parar el dinero que “nuestras tierras” han producido. Puede ser que muchos terrenos con vocación turística o productiva estén en manos de especuladores y aventureros vinculados a jerarcas del anteriormente emporio azucarero. También puede ser que angurriosos especuladores inmobiliarios hayan hecho coca a la parte más rica de este patrimonio barahonero. Recordemos que mientras muchos creemos que los terrenos del viejo aeropuerto son propiedad pública, ya muchos por detrás “han comprado” parte de estos terrenos.

No bien  nos  enteramos de estas cuestiones, leemos que en el litoral costero barahonero, EN EL IV POLO TURÍSTICO !!!!!     se instaló una grancera cerca de la entrada del camino de Santa Elena,  que además contaba con “los permisos” correspondientes para desguazar y destruir toda la zona circundante. La contundente respuesta barahonera al parecer detuvo este criminal proyecto, pero aún los “inversionistas” están  aguardando algún descuido de la comunidad barahonera, para darle un zarpazo a litoral costero barahonero y a su hermosa foresta.

Quienes visitamos ese divino lugar llamado San Rafael nos extasiamos con la belleza del paisaje, el fresco y las maravillosas aguas del río. Muy contentos descendemos del vehículo en la parte cercana a la playa y al momento se nos acerca una persona que dice ser empleado del “propietario” del lugar a cobrarnos. Es decir, que mientras los barahoneros por décadas respetamos las leyes sobre propiedad pública en las orillas de ríos, mares y lagunas, un italiano “compró” una parte de la orilla del río y cobra “un peaje” a quienes se estacionen en “su” terreno. Estas cosas pasan y son del conocimiento de las autoridades municipales de Paraíso. También lo saben las autoridades de los ministerios de Turismo, Medioambiente, Interior y Policía y la Justicia de Barahona.
Foto de Virgilio Gautreaux tomada en Semana Santa del 2009
Concluyendo estas notas también me entero que está proyectado construir una especie de “bancos de transformadores” o un centro de distribución de energía en las cercanías del cruce Cabral-Barahona. Es decir, que prácticamente en la entrada de la ciudad se quiere ubicar un entramado de cables de alta tensión, circuitos, pararrayos, antenas, numerosos postes y todo tipo de infraestructura que conllevan este tipo de instalación. Eso sin duda alguna, afectará la paisajística del área, además de plantear serios conflictos ambientales. Se contempla además instalar una serie de torres que atravesarían montañas. De seguro que ya los “desarrolladores” de este proyecto cuentan con su “licencia ambiental”, mientras que numerosos proyectos turísticos de Barahona y Pedernales duermen el sueño de los muertos en ciertos despachos del Ministerio de Medioambiente.

Ahora llegado este punto, uno se pregunta: ¿Quien defiende a Barahona?
Dónde rayos están los funcionarios barahoneros?
Qué  dice nuestro  Ayuntamiento?
Están enterados nuestros legisladores de que estas cosas están pasando?