DE QUIEN RAYOS ES BARAHONA?
Por : Virgilio Gautreaux P.
Forjar a Barahona costó mucho esfuerzo desde sus primeros
habitantes desde finales del siglo XVII, hasta el día de hoy. Durante
el siglo XIX y los primeros años del XX, numerosos exploradores,
científicos y agentes de las grandes potencias y poderosas compañías
internacionales, destacaban el elevado potencial de sus valles, sabanas,
montañas, ríos, recursos minerales, puertos y ensenadas, para servir
de plataforma de generación de riquezas.
Cuando llegaron los capitales, se produjo una sinergia desarrollista
que en relativamente muy poco tiempo convirtió a la provincia de
Barahona en una potencia económica, social y cultural. Esforzados
extranjeros y barahoneros pusieron a parir las montañas y produjeron un
café de fama mundial. El Ingenio Barahona produjo una verdadera
revolución económica y Barahona para la década del treinta tenía un
Banco extranjero, un aeropuerto, acueducto, dos plantas eléctricas, un
puerto mejorado, una buena red de caminos en las montañas, centros
académicos, escuelas de inglés, comerciales y de música, así como
numerosas entidades y clubes culturales.
En adición fruto de la excelente situación económica surgió un
poderoso sector comercial. También aumentó el número de farmacias,
microempresas de todo tipo, agentes comerciales
exportadores-importadores y se produjo una expansión urbana sin
precedentes. Esta explosión socioeconómica demandaba servicios
diversificados, razón por la cual aumenta el número de abogados,
agrimesores, médicos, maestros, agentes comerciales, cónsules de otras
naciones, electricistas, plomeros, albañiles, estibadores, choferes,
marinos mercantes y otras especialidades.
Crecientes exportaciones de café, maderas, guineos, plátanos y otros
rubros, exigieron la expansión del puerto, a la vez que se demandaban
más estibadores y operarios, generándose más empleos.
La demanda en aumento de estos servicios sirvió de base para que se
expandieran las escuelas y centros de formación técnica, por lo cual la
juventud de la provincia pudo superarse y responder a la demanda
expansiva de mano de obra calificada. En relativamente pocos años muchos
técnicos y operarios que fueron traídos del exterior, paulatinamente
fueron reemplazados por personal nativo. Como vemos, con la llegada del
capital a nuestras costas, el valle y la montaña, Barahona dió un paso
al frente.
Una “segunda oleada” financiera que catapultó la provincia fueron las
inversiones para la producción y exportación de Sal y Yeso, que
implicaron la construcción de una serie de infraestructuras modernas en
la comunidad de Las Salinas, la instalación de una línea férrea y la
ampliación del puerto de Barahona, acompañado de equipo de
transportación de yeso y sal. También, dos gigantescas grúas introducían
los minerales en las bodegas de los buques. Más adelante, se explota la
mina de travertino y ónix ubicada en Vicente Noble, a lo cual se unía
también la siembra de algodón en la zona de Enriquillo-Juancho.
Todos estos procesos contribuyeron a convertir a Barahona en un
espacio atractivo para los negocios y para la llegada de personas
calificadas de otras partes del país. Para la década de los años
cincuenta dos autobuses brindaban servicio de transporte desde la ciudad
hasta el Batey Central. Uno de los dos autobuses era de “dos pisos”.
Los choferes se llamaban Martín y Badín. Es bueno señalar que para
mediados de los años treinta en Barahona había vehículos que daban
servicio de taxi. Numerosos choferes transportaban pasajeros hacia la
capital y otros destinos.
En adición a este macro-desarrollo, se conformó una sólida alianza
desarrollista público-privada, que por muchos años contribuyó a
catapultar l Barahona. En efecto, el Ayuntamiento de la Común se
convirtió en un verdadero ariete para impulsar el desarrollo de Barahona
en todos los órdenes. Su sala capitular integrada por empresarios y
personalidades de la sociedad civil era un foro donde las ideas
positivas encontraban buen terreno. En adición, la Gobernación se
convertía en una verdadera “correa de transmisión” ante el Poder
Ejecutivo de cuáles eran las aspiraciones y acciones que demandaban los
barahoneros. Es bueno consignar que en menor escala-pero con gran
tenacidad-los ayuntamientos de Enriquillo, Cabral, Paraíso y Vicente
Noble, entre otros, también desplegaban ingentes esfuerzos por levantar
sus comunidades. Sus libros de sesiones, son una rica fuente de
información.
Como hemos expresado en otras ocasiones, la declinación del modelo
agro-minero exportador comienza a dar muestras de agotamiento a mediados
de los años setenta, lo que requería importantes transformaciones y
procesos de reingeniería de las principales empresas productoras de
azúcar, yeso, sal, plátanos y guineos, renglones éstos con una fuerte
presencia gubernamental. La corrupción, nóminas abultadas, incapacidad y
puestos técnicos en manos de políticos sin visión, llevaron en poco
tiempo la ruina de estas compañías y el desorden a los asentamientos
agrarios productores de plátanos y guineos. Caso similar ocurrió con La
Algodonera y la planta de extracción de Mármol de Vicente Noble.
Es decir, que en muy pocos años, los políticos de la capital y de
Barahona que corruptamente administraban estas empresas, las llevaron
casi simultáneamente al borde del colapso, con enormes números rojos.
Estos consorcios anteriormente grandes generadores de riquezas y
empleo, se fueron al carajo. El silencio arropó los muelles de Barahona,
los tractores dejaron de roturar grandes extensiones de tierra, se
paralizaron las máquinas de Sal y Yeso y La Algodonera dejó de producir.
El
resultado inmediato fue una oleada de despidos y la emigración de
importantes contingentes de técnicos y profesionales hacia el exterior y
otras ciudades de la república. También los jóvenes que se graduaban en
los centros universitarios de la provincia, salían por grupos, a la vez
que los que concluían sus estudios superiores en la capital, Santiago o
San Pedro de Macorís, no retornaban a Barahona, ante la ausencia de
empleos.
En el ámbito privado, el colapso económico y social de la provincia
limitó seriamente las perspectivas de crecimiento de numerosas empresas
comerciales y agroexportadoras. En adición, los frecuentes ciclones y la
presencia de enfermedades, afectaron principalmente la producción de
café, a lo que se añadió un período prolongado de precios
internacionales deprimidos. Un problema poco citado que afecta la
producción cafetalera de la provincia (y algunas partes del país), es el
relevo generacional. Con cada vez más frecuencia, los descendientes de
los otrora exitosos productores de café, se alejan de las fincas y se
dedican a otras actividades. Sin duda alguna, en muchas personas han
cambiado ciertos paradigmas.
El cierre de empresas, el abandono de muchas fincas y el desplome de
empleos productivos, generó una multiplicidad de medios de supervivencia
de bajo perfil que ha sumido a Barahona y sus comunidades en una
especie de “España Boba”, trampa ésta que le ha difícil superar. La
energía que anteriormente distinguía a sus funcionarios públicos, ha
desaparecido. Quienes desempeñan adecuadamente las funciones por la cual
se les paga, son elogiados. Es decir aquellos que hacen lo que tienen
que hacer, se consideran personas excepcionales.
Otro elemento relevante dentro de esta dinámica, ha sido la extrema
concentración del poder político, económico y social que realiza las
élites gubernamentales radicadas en la capital de la república. Esta
deformación anti-democrática está causando graves daños a la nación,
puesto que los jerarcas que controlan el presupuesto nacional, el
congreso Nacional y la toma de decisiones, están desviando hacia
“proyectos favoritos” recursos que debieran distribuirse de forma más
equitativa. A esto se suma, que los grupos que lo controlan todo desde
la capital torpedean y estacan los expedientes y solicitudes de permisos
de proyectos de inversión que Barahona necesita con urgencia.
Ante la indiferencia de muchos, se oxidan en los escritorios de los
ministerios de Turismo y Medioambiente, permisos para la construcción de
complejos hoteleros y establecimientos similares a instalarse en
Barahona, Al parecer los únicos proyectos que joderán el ambiente
mundial son los nuestros.
Mientras tanto con permisos “al vapor” y generosos préstamos
internacionales que contrae el Estado, son construidos múltiples
proyectos viales y energéticos, para favorecer empresas privadas en Las
Terrenas, Jarabacoa, Punta Cana, La Romana, Bávaro, Juan Dolio, Sosúa
y Puerto Plata, que implican grandes movimientos de tierra, secado de
humedales, vertido de contaminantes al subsuelo, gran consumo de agua
potable y alteración de ecosistemas. Los recursos financieros
desarrollistas que se niegan a Barahona, Pedernales, Neyba y Jimaní,
fluyen como un sunami en los polos turísticos favoritos de las élites
políticas radicadas en la capital !!!
La deformación institucional favorece la polarización y concentración
del desarrollo en pocos lugares del país. Quien repase la prensa de los
últimos 12 meses, observará que en todos los rincones del país se han
originado protestas por la forma interesada en que se ejecuta el
presupuesto nacional así como la concentración de gran número de
proyectos con fondos internacionales (que los pagará todo el pueblo
dominicano) concentrados en la capital, los polos turísticos favoritos,
Santiago y La Romana, entre otros.
Todo este proceso de concentración extrema del poder y de las
decisiones más importantes del país en la élite política de la capital,
ha traído-entre otros resultados-una abultada cantidad de
Vice-ministros, Directores Generales, Supervisores, Ministros sin
Cartera, Ayudantes con rango ministerial, Superintendencias y otras
formas de jerarquías, a las cuales hay que buscarle funciones y “líneas
de mando”. Esto ha provocado que atribuciones que anteriormente
desempeñaban los funcionarios regionales y provinciales, ahora lo
desempeñe este nuevo ejército de ejecutivos con pocas funciones. Esto se
traduce en pérdida en la capacidad de acción del funcionariato local.
Esta rígida estructura vertical, provoca embotellamientos y restan
autoridad a quienes deben acudir a la ciudad capital a gestionar
recursos o la aprobación de determinado programa. Los altos funcionarios
no los reciben y muchas veces reciben un trato hostil (casi vejatorio)
de secretarias y mandos medios de los Ministerios.
En este escenario y ante la pérdida paulatina de autoridad del
funcionariato barahonero, que los jerarcas capitalinos toman un conjunto
de decisiones sin consultarlos. De esa forma, nuestro puerto es
entregado a cualquiera que se aparezca con una botija de cuartos en los
despachos de la autoridad Portuaria Dominicana (APORDOM). Ya una vez fue
“arrendado” el muellecito cercano al del Cayo para una desguazadora de
barcos viejos. Barahona se levantó y el proyecto se detuvo. En otra
ocasión para que alguien “se ganara” unos cuartos APORDOM inició la
construcción de un muro que impediría a los barahoneros ver su paisaje.
También se le detuvo. Ahora le “arriendan” el famoso
muellecito a CEMENTOS ANDINO, por 10 años renovables que pudieran llegar
a los 40 años. Si este descabellado acto se ejecuta, el entorno al
muelle se convertiría en un gigantesco parqueo de polvorientas y
ruidosas patanas. La carretera desde la ciudad de Barahona hacia Villa
Central sería circulada por vehículos pesados manejados por conductores
imprudentes. Además del riesgo para transeúntes y vehículos, detrás de
la “parada de camiones” vendrán los tarantines, bares y
tigueraje, que contaminarían para siempre el área bajo la influencia
del nuevo Boulevard que se construye actualmente.
Un elemento relevante es que los muelles de Barahona son de todos
nosotros de los barahoneros y las barahoneras. El dinero de los
arrendamientos nadie sabe donde carajos va. Es decir, cosas nuestras
producen un dinero que nadie sabe su destino, mientras tanto los muelles
se están cayendo a pedazos, llenos de peligrosos hoyos, sin iluminación
alguna, deteriorándose vertiginosamente. El dinero de los
arrendamientos de los muelles debiera quedarse en Barahona para reparar
dichas instalaciones y otras obras de desarrollo comunitario (bancos,
parador, ayuda a los viejos marinos mercantes y estibadores, financiar
becas cortas, etc). Estos fondos pudieran ser administrados por una
entidad colegiada encabezada por las iglesias de Barahona y entidades
comunitarias de la Sociedad Civil (Club Rotario, Club de Leones, Clúster
Ecoturístico, Alianza para el Desarrollo Sostenible de Barahona y
ASOEBA, entre otras).
La pérdida de autoridad local se extiende con las acciones de la llamada “Inmobiliaria”
del Consejo Estatal de Azúcar. Esta “empresa” está vendiendo la tierra
que nos pertenece a todos los barahoneros, al mejor postor. Nadie sabe
qué cantidad de terreno se ha vendido, sus precios y mucho menos dónde
ha ido a parar el dinero que “nuestras tierras” han
producido. Puede ser que muchos terrenos con vocación turística o
productiva estén en manos de especuladores y aventureros vinculados a
jerarcas del anteriormente emporio azucarero. También puede ser que
angurriosos especuladores inmobiliarios hayan hecho coca a la parte más
rica de este patrimonio barahonero. Recordemos que mientras muchos
creemos que los terrenos del viejo aeropuerto son propiedad pública, ya
muchos por detrás “han comprado” parte de estos terrenos.
No bien nos enteramos de estas cuestiones, leemos que en el litoral costero barahonero, EN EL IV POLO TURÍSTICO !!!!! se instaló una grancera cerca de la entrada del camino de Santa Elena, que además contaba con “los permisos” correspondientes
para desguazar y destruir toda la zona circundante. La contundente
respuesta barahonera al parecer detuvo este criminal proyecto, pero aún
los “inversionistas” están aguardando algún descuido de la comunidad
barahonera, para darle un zarpazo a litoral costero barahonero y a su
hermosa foresta.
Quienes visitamos ese divino lugar llamado San Rafael
nos extasiamos con la belleza del paisaje, el fresco y las maravillosas
aguas del río. Muy contentos descendemos del vehículo en la parte
cercana a la playa y al momento se nos acerca una persona que dice ser
empleado del “propietario” del lugar a
cobrarnos. Es decir, que mientras los barahoneros por décadas
respetamos las leyes sobre propiedad pública en las orillas de ríos,
mares y lagunas, un italiano “compró” una parte de la orilla del río y cobra “un peaje” a quienes se estacionen en “su”
terreno. Estas cosas pasan y son del conocimiento de las autoridades
municipales de Paraíso. También lo saben las autoridades de los
ministerios de Turismo, Medioambiente, Interior y Policía y la Justicia
de Barahona.
Foto de Virgilio Gautreaux tomada en Semana Santa del 2009
Concluyendo estas notas también me entero que está proyectado construir una especie de “bancos de transformadores”
o un centro de distribución de energía en las cercanías del cruce
Cabral-Barahona. Es decir, que prácticamente en la entrada de la ciudad
se quiere ubicar un entramado de cables de alta tensión, circuitos,
pararrayos, antenas, numerosos postes y todo tipo de infraestructura que
conllevan este tipo de instalación. Eso sin duda alguna, afectará la
paisajística del área, además de plantear serios conflictos ambientales.
Se contempla además instalar una serie de torres que atravesarían
montañas. De seguro que ya los “desarrolladores” de este proyecto
cuentan con su “licencia ambiental”, mientras que
numerosos proyectos turísticos de Barahona y Pedernales duermen el sueño
de los muertos en ciertos despachos del Ministerio de Medioambiente.
Ahora llegado este punto, uno se pregunta: ¿Quien defiende a Barahona?
Dónde rayos están los funcionarios barahoneros?
Qué dice nuestro Ayuntamiento?
Están enterados nuestros legisladores de que estas cosas están pasando?