Tomado de El Expreso del Sur

Lo grande del caso es que los ciudadanos y
las ciudadanas, en vez de sentir vergüenza ajena, unos se echan a reír
ante descomunal desconsideración a la moral pública, otros a observar
indiferentes, y los que son más, a preocuparse por la situación.
Hemos visto autoridades pasarles indiferentes
por el lado al individuo, y en ocasiones he llegado a pensar que se tomarían
medidas, pero no, sigue campante y sonante como "si tal manguera",
como dice el pueblo.
Somos de opinión que alguna autoridad
debería tomar "carta en el asunto" y sacar de las calles a alguien,
que aunque enajenado mental, es una vergüenza y un atentado al pudor público.
Ojalá que alguien escuche esta voz.