POR ALEJANDRO SANTANA
Dando respuestas a quienes el pasado sábado en el programa Acción Mañanera sabatina, cuestionaban, nuestro punto de vista a la decisión de ese tribunal, en torno a la negativa de ser inscriptos en nuestro registro civil a haitianos de ascendencia dominicana
Esbozamos que no todo lo de derecho es legal, humano y razonable, toda vez que la cosa juzgada evacua resoluciones de hombres que tienen el supremo privilegio de dictar lo que su “conciencia”, les dicte.
Por ser juez, no se es justo, no siempre se actúa con justicia, y por tal razón salen sentencias como la emanada por el tribunal constitucional en torno al caso haitiano.
Y de manera particular contra la joven Juliana Seguís Pierre, que había sometido un recurso de amparo ante ese tribunal que legalmente no debió conocer ese caso pues pertenecía a otra instancia jurídica.
Los jueces de ese tribunal en desconocimiento de la historia dominico haitiana evacua una sentencia aberrante que ha levantado un gran debate publico donde intelectuales, periodistas, juristas y eclesiásticos han vertido sus puntos de vista.
Desde los a años de 1700 y 1800, hemos tenido conflictos raciales, con los haitianos, Francia los tuvo en su oportunidad cuando un haitiano fue fusilado por reclamar el derecho a pisar el mismo suelo que los blancos Europeos.
En ocasiones hasta para hablar de comercio habría que dar un vistazo a la historia pues esta llena de acontecimientos y hechos que conociéndolos nos harían evacuar sentencias mas justas y humana.
Siempre hemos tenido la lucha por la igualdad, la legalidad y los derechos, pues siempre han sido inculcados de manera caprichosa.
Voy a insertar párrafos de dos artículos publicados por los medios nacionales, uno de Juan Bolívar Díaz y otro del obispo emerito de la iglesia Episcopal Telésforo Isaac.
A parte de ellos han objetado la sentencia los doctores Eduardo Jorge Prats, Cristóbal Rodríguez Gómez, Olivo Rodríguez Huerta, Luis Gómez y Ramón Antonio Veras. La han respaldado el director general de Migración, así como por el cardenal Nicolás López Rodríguez y monseñor Agripino Núñez Collado. En cambio el obispo emérito de la iglesia Episcopal, Telésforo Isaac, la ha condenado en los términos más enérgicos.
La Corte Interamericana
En su sentencia del 2005 cuando conoció el caso de dos niñas descendientes de haitianos a las que el Estado se había negado a reconocer como dominicanas a pesar de que sus madres ya tenían cédula y documentación nacional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dispuso que fueran inscritas y compensadas por el Estado.
En su sentencia la CIDH dejó establecido que los hijos no pueden heredar la ilegalidad de sus padres. Textualmente indicó que “El estatus migratorio de una persona no se transmite a sus hijos”, y que “La condición de nacimiento en el territorio del Estado es la única a ser demostrada para la adquisición de la nacionalidad”.
En miles de casos habrá tres y hasta cuatro generaciones de personas de un mismo tronco familiar “residentes ilegales”, que constituirían un verdadero apartheid que seguiría transmitiendo la ilegalidad a sus descendientes. Tendrán que decirle que ya no son dominicanos a personas hasta de 80 años que nacieron en el país, en una aplicación retroactiva de una nueva interpretación de la Constitución.
La insólita sentencia del tribunal constitucional
Por TELESFORO ISAAC
La decisión del Tribunal Constitucional del 25 de septiembre, 2013, sobre la nacionalidad dominicana, nos trae a la memoria algunas actuaciones históricas, en que “se tomaron el toro por los cuernos”; mas ahora, en los anales de la humanidad sensible, se consideran, y en efecto, son perniciosas, deshumanizante y contrarias a lo que es practicable, justo y consensuado en las naciones que componen la familia del globalizado mundo llamado Tierra.
La sentencia del TC, desconcierta; por un lado hay quienes ven como bueno y válido lo decidido; pero muchos otros ven que el dictamen es motivo de un “tollo en la legislación sobre migración”.
Aunque los jueces del Tribunal Constitucional, de los 13 dos fueron disidentes y votaron contrarios lo hicieron por sus conocimientos históricos de la realidad dominicano haitiana que habitamos una isla, regularizada por fronteras, pero no estructuralmente dividida.
La realidad demanda de los que tienen la facultad de dictar sentencia y conocer los actos de leyes a ser más humanos, razonables y hasta sensibles con sus semejantes.