Por Mayobanex De Jesús Laurens
Decenas de personas me han estado
llamando a mi celular, al teléfono residencial y en visita al lugar
donde vivo para solidarizarse con mi posición asumida ante el traslado
que se me propuso en la institución donde laboraba recientemente.
Algunos me han abordado respecto a lo
externado por algunas otras personas, de los que muchos tenemos, que no
nos aprecian y que mantienen diferencias personales contra nuestro
accionar en la vida.
En todas las instituciones en las que he
laborado impongo de inmediato un estilo. Establezco la diferencia entre
lo que había y lo que llega, imponiendo el sello del trabajo ético,
responsable, moral y de equipo.
Donde administro o dirijo me gano mi
salario, me limito a la remuneración mensual, protejo los bienes de la
institución e impongo el respeto al trabajo, cumplimiento de horarios y
velo porque se cumplan las normativas institucionales que imperan en la
entidad.
De una cosa estoy claro en la vida: si
quieres tener muchos amigos y ser hasta un potencial candidato en
Barahona, en la institución que dirijas permite el desorden, deja que se
lleven los bienes de la misma y da lo que no es tuyo.
En cambio, si quieres tener pocos amigos
que te aprecien de verdad por lo que eres y tu forma de ser, entonces
impón el orden, controla el uso de los recursos de la institución y
procura administrar con responsabilidad, sentido ético y moral.
Siempre elijo lo externado en el párrafo
anterior. De ahí que me quedo con las amistades que aprecian eso de mi
forma de ser en la vida.
Siempre llevo y llevaré conmigo la frase
de mi difunto padre: “Quien mal obra, mal termina. Quien bien obra
recibe siempre la Gracia de Dios”.