Julia Ramírez/Tomado de El Caribe
El presidente del Tribunal
Constitucional considera que ceder a presiones o injerencias foráneas es
un atentado contra la soberanía
(Danny Polanco)
El presidente del Tribunal
Constitucional dejó claro que “cuando la pretensión de desconocer la
fuerza vinculante de las decisiones de la alta corte obedezca a
presiones o injerencias foráneas es un grave atentado a la soberanía
nacional”.
Durante su rendición de cuentas
por el segundo aniversario de la institución, Milton Ray Guevara precisó
que ninguno de los poderes públicos organizados por la Constitución
pueden realizar o permitir la realización de actos que constituyan una
intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de
la República Dominicana o una injerencia que atente contra la
personalidad e integridad del Estado.
“El principio de la no
intervención constituye una norma invariable de la política
internacional dominicana”, dijo. En el desarrollo de su ponencia de casi
una hora, el funcionario judicial puntualizó que no era aceptable para
ningún Tribunal Constitucional que se pretenda enervar su autoridad
queriendo desconocer la fuerza vinculante de sus decisiones.
“La ejecución de las sentencias
del TC constituye una garantía constitucional que se sustenta, además
del principio de la fuerza vinculante, en otros dos principios
fundamentales: la separación de los poderes y la jurisdiccionalización
de la fase de ejecución, de manera que la ejecución de lo juzgado
constituye una parte fundamental del poder jurisdiccional que instaura
la Constitución y la tutela judicial efectiva”, indicó. Advirtió que las
acciones o decisiones de los poderes públicos que desconozca la fuerza
vinculante de las sentencias del Tribunal Constitucional supondrían una
subversión al orden constitucional en los términos establecidos en el
artículo 73 de la Constitución y, por tanto, serían nulos de pleno
derecho.
En la actividad que contó con la
presencia de la presidenta en funciones, Margarita Cedeño, el máximo
representante de la alta corte expresó que las decisiones del
Constitucional “no son tomadas para que participen en un concurso de
popularidad, ni tampoco con la intención de perjudicar, molestar o
mortificar a personas o grupos. “Son el resultado del ejercicio de
nuestra obligación de juzgar”, afirmó.
No fue retroactiva
Reseñó 29 jurisprudencias de 2013, pero prestó especial
atención a la sentencia 168-13, que establece que a los hijos nacidos en
el país de padres extranjeros en tránsito (ilegales) no les corresponde
la nacionalidad dominicana, explicando que en el referido fallo no se
puede hablar de una aplicación retroactiva de la ley porque el TC solo
se limitó a comprobar que Juliana Deguis (la accionante en el caso que
dio objeto a la sentencia) “nunca ha sido dominicana”.
Precisó también que no se puede
invocar la existencia de un derecho fundamentado en una actuación
administrativa errónea. “El Tribunal Constitucional no puede tutelar
derechos inexistentes, ni su función garantista puede ser puesta al
servicio de la subsanación de actuaciones jurídicas inconstitucionales,
por mucho que estas hayan permanecido en el tiempo, pues la nulidad
constitucional no prescribe”, sostuvo.
Indicó que en este caso la
jurisprudencia sentada era la misma que había establecido la Suprema
Corte de Justicia y que los precedentes vinculantes no deben ser
derogados, salvo condiciones especiales o excepciones. Dejó claro que la
categoría de extranjeros en tránsito no fue establecida por la alta
corte, sino que resulta de la aplicación inevitable de la Constitución.
Una esperanza
Puntualizó que en la sentencia se aplicó el principio de la
favorabilidad al ordenar la realización de un plan de regularización
para normalizar el estatus migratorio tanto de Deguis Pierre, como de
todos aquellos extranjeros que, en circunstancias análogas, se
encuentran actualmente en total desamparo legal, puesto que tendrán la
oportunidad de insertarse en la vida económica, social y jurídica de la
República Dominicana. Asimismo, afirmó que actúan con total
independencia, absoluta libertad, transparencia y plena conciencia de
sus responsabilidades.
Terminó su discurso calificando
la labor del TC como estupenda y rindiendo honor a Juan Pablo Duarte. La
audiencia fue bendecida por el rector de la Universidad Católica Santo
Domingo, Jesús Castro, y por el pastor evangélico Ezequiel Molina. Por
la conmemoración del segundo aniversario del TC se realizó una misa en
la Catedral, donde el párroco Nelson Rafael Clark dijo que luego de la
sentencia sobre la nacionalidad esa alta corte ha sido criticada,
difamada y malinterpretada. El religioso indicó que si los jueces han
actuado según su conciencia, libre de politiquería “no tengan miedo y
sigan ejerciendo su labor”. Se entregó una ofrenda en el Altar de la
Patria. l
El Tribunal
incrementó su productividad. De 104 sentencias en 2012, aumentaron a 290 en 2013, lo que representa un 178 % más.
No se puede satisfacer a toda la sociedad
Ray Guevara reconoció que en un
Estado social y democrático de derecho existe una pluralidad de
intereses en tensión que necesariamente ha de encontrar eco en las
decisiones jurisdiccionales. “Es imposible que las sentencias del
tribunal satisfagan plenamente a los contenientes y la sociedad en
general”, dijo. Siguió exponiendo que desde sus primeras decisiones, el
TC se ha revelado como organización ideológicamente plural.