Kim se casa por tercera vez en Florencia con el rapero, padre de su hija North
Florencia. REUTERS Pablo Scarpellini Los Angeles/Tomado de Elmundo.es
Las Kardashian son uno de esos
clanes que se han ido perpetuando en las revistas del corazón sin que
les pueda atribuir un mérito específico para haberlo conseguido. No son
actrices, ni cantantes, ni miembros de la aristocracia de ningún reino
europeo, pero su presencia ha sido martilleante en el batallón de medios
sensacionalistas que pueblan Estados Unidos de costa a costa. Les ha
bastado con estar ahí, voluptuosas, exageradas, manirrotas y con ese
punto vulgar que conecta con muchas de las conciencias que las
contemplan con admiración y un deje de desprecio al mismo tiempo.
Son cinco hermanas -y un varón,
Rob-, Kourtney, Kim, Khloe, Kendall y Kylie, «las chicas k», hijas de
otra k, para remate, de Kristen, y descendientes -las tres primeras- de
un abogado armenio, Robert Kardashian, que supo hacerse millonario a la
sombra del escabroso juicio de O.J. Simpson. Aquel caso de asesinato en
1995 le hizo famoso.
Mucho después y ya con el
patriarca criando malvas -falleció en 2003 por un cáncer de esófago- las
chicas se pondrían manos a la obra a exponer sus miserias ante el mundo
con uno de los ‘reality shows’ más populares de Estados Unidos,
‘Keeping up with the Kardashians’, un espectáculo que se sigue emitiendo
ocho temporadas después.
Ahora, por si no hubieran
generado la suficiente atención, la mayor y más conocida, Kim, se casa
con el rapero Kanye West (hoy) en la que se ha venido a llamar la boda
del año por sus varias escalas y su incontenible alharaca. Al parecer, a
Kardashian le hacía ilusión casarse en el Palacio de Versalles, aunque
le denegaron el permiso y tendrá que conformarse con una fortaleza en
Florencia. Eso sí, pudo agasajar a sus 200 invitados con un tour privado
por el lujoso palacio a las afueras de París ayer por la tarde, para
después volar hasta Italia en su jet privado.
De acuerdo a las múltiples
fuentes, West y su futura esposa no han reparado en gastos. Como
aperitivo, el vestido estilo Maria Antonieta que lució la novia para su
despedida de soltera el pasado jueves, con unas flores bordadas
dominando el conjunto. Después corrió el champán a raudales en una
visita privada a la Torre Eiffel. Una noche inolvidable para Kim y sus
hermanas antes de los grandes fastos. Allí estarán todas, unidas por la
hipérbole.