Orlando Gil
@orlandogildice/Tomado de Listin Diario
EL
APOYO.- El encuentro de la semana pasada en Cristal, el restaurante
chino de la Pastoriza, fue de apoyo a Eduardo Sanz Lovatón (Yayo),
aspirante a la senaduría por el Distrito Nacional y fervoroso de que los
candidatos sean escogidos por primarias y no por encuestas.
Aunque
entre los comensales estuvo Alfredo Pacheco, ya un poco pasado del
meridiano, la concurrencia, en su mayoría, fue de jóvenes. Los llamados
Muchachos. El detalle es importante, porque en el PRM se libra una
lucha, que ya no será tan callada, para que se imponga la democracia
interna y se cedan espacios a la nueva generación. El tiempo debiera
ser, pero no lo es, de los hijos y de los nietos. El apellido Lovatón, o
el Raful, o el Arnaud, da PRD por todos lados. Ahora, y como parte de
otra desgracia, PRM. Y lo digo porque en la citada reunión, además de
Yayo, nieto del insigne perredeísta Máximo Lovatón, estuvo Faride Raful,
la hija de Tony, y Wellington Arnaud, el hijo de Winston. Y no debe
olvidarse que el candidato presidencial es Luis Abinader, hijo de José
Rafael...
VIEJA
GUARDIA.- El detalle es importante, insisto, porque la lucha
generacional, que ahora toma alas, debe su razón de ser en lo que se
disimula, pero se ve a leguas: la vieja guardia no quiere ceder los
espacios a los reclutas. En el caso de Sanz Lovatón, el problema no
sería tanto Alberto Atallah, que cuenta con el apoyo de Hipólito Mejía,
sino Milagros Ortiz, quien no estaría interesada en la senaduría del
Distrito Nacional, pero que aunque lo diga, nadie lo cree. Ortiz no
lanza su candidatura de manera personal, abierta y directa, y hasta se
vería feo que lo hiciera, siendo como es la responsable del proceso de
escogencia interna. Pero ya asoman los recelos, y sus supuestas
aspiraciones empiezan a verse como fantasma en una película a blanco y
negro y muda. Los Muchachos, y en particular Sanz Lovatón, respetan sus
canas, mucho más que en el caso de Ortiz es la cabeza entera. Pero no
quisieran verse burlados, fastidiados, después de afanarse tanto, y
sobre todo, de jugar limpio...
DECIRLO,
Y YA.- Milagros Ortiz debiera pronunciarse al respecto, declararse
fuera de competencia, y evitar revueltas y sublevaciones que afectarían
su actual trabajo, pero también las potencialidades de la candidatura
mayor. La de Luis Abinader. Se sabe lo del diputado de jurisdicción
nacional, que quería repetir, según cuentan, y hubo que pararle el
coche. Pero igual las situaciones que se van dando o darán en
demarcaciones del interior del país. Los que fueron en días de gloria
creen que María Santísima está detrás de la puerta y puede auxiliarlos
en su aventura de regreso. Y molestan estas ínfulas, pero no sorprenden,
pues todavía puede decirse, como antes, que pájaro viejo no entra a
jaula. Fello Suberví no estuvo en Cristal, pero sí uno de los suyos,
José Juan Zapata, o Zapata a secas, y de lo que puede inferirse que el
ex síndico está con Los Muchachos. Aunque sería un elemento de
confusión, pues David Collado participaría de la gesta, y entre Collado,
Pacheco y Sanz habría un entendimiento decisivo...
LOS
LOBOS.- Estas cosas se iban contando fuera de ruta, como si no
importaran, y ahora se reconocen cruciales, pues la falta de horizonte
lleva a los jóvenes a dudar de la causa. Más de uno se pregunta: ¿Qué
hacer? Y la respuesta no es pronta ni es clara. Un mar de confusiones,
un territorio de asechanzas. ¿Cómo, pues, lanzarse a las calles a atajar
para que políticos a los que toca retiro enlacen cómodamente?
Aristóteles escribió del zoon politikon, el animal político, y
Maquiavelo se auxilió de la fauna para ilustrar mejor sus apreciaciones,
y los latinos decían -a su vez- que el hombre era un lobo para el
hombre. Ese y no otro es el panorama que se está viendo en el interior
de los partidos, en los cuales la pugnacidad interna supera la
confrontación afuera. Hablaba de jóvenes y de mujeres. No se respetan
las cuotas, pero tampoco se facilita la competencia, y en lo que llevo
dicho del PRM, se intenta la indignidad de ser juez y parte. El nublado
se ve de lejos, y faltan paraguas...