Dan de qué hablar/Tomado de El Caribe
Hipólito
Mejía manejó con acierto la incómoda propuesta de representar la boleta
del PRM por Santiago. Temprano había advertido que no se visualiza en
un Congreso, aunque en algún momento compitió para una curul, pero el
argumento tiene sentido.
Ante lo que parecía una insistencia y más aún,
un movimiento, logró zafarse con mucho tacto. Recurrió a dos buenos
motivos: la familia, más la edad. Nadie puede razonablemente pedirle que
contraríe lo que entiende como un imperativo. Más aún, esa candidatura
es de alto riesgo. Su vida política no termina todavía.
Competir en esa
circunstancia podría liquidarlo para siempre. No cayó en el lazo.
Después de mayo 15, es mucho lo que se puede hacer.
