César Medina
lobarnechea1@Hotmail.com/Tomado de Listin Diario
Creo
en la seriedad y honorabilidad de Rafael Acevedo, lo he dicho siempre.
Como igual creo en el prestigio de Gallup y en sus encuestas sin que
ello le confiera carácter de infalibilidad porque las mediciones de
simpatías electorales son siempre susceptibles de contaminarse en el
camino a su publicación.
Pero
más que en Acevedo y en Gallup, creo en la prudencia, en la
inteligencia y en la sensatez de José Luis Corripio, Pepín, suficientes
para no incurrir en el error de prestarse a que sus medios de
comunicación sean utilizados para situar candidaturas o partidos.
Por
tanto, requiere explicación técnica la falla que registra la Gallup en
los resultados de sus dos últimas encuestas para el periódico Hoy…
Porque no es posible que en 44 días las simpatías electorales entre
Danilo y Abinader hayan variado en más de 15 puntos porcentuales cuando
se suma la diferencia hacia arriba y hacia abajo.
En
la encuesta del lunes primero de febrero la distancia entre los dos
candidatos punteros era de 16.1 puntos porcentuales --51. 8 Danilo y
35.7 Abinader--. En la de este lunes 14 esa diferencia remonta a 29.7. O
sea, Danilo 60.3 y Abinader 30.6… Estadísticamente eso no tiene
explicación ni siquiera para un profano en la materia como es mi caso…
Porque nada tan importante ha ocurrido en ese lapso capaz de modificar
de forma tan dramática las simpatías electorales.
El error estuvo en la primera de las dos encuestas, pero ahora ambas están en cuestionamiento... Y Acevedo también.
Pero… aún peor
Cuando el PLD salió a desmentir la encuesta de febrero, dije que era un
error del gobierno y de Danilo haber hecho tal cosa “porque las
encuestas son sólo eso: encuestas”, y vaticiné que en su próxima entrega
se corregiría lo que evidentemente era una falla.
No
tardó mucho para que ocurriera. Anteayer comentaba en televisión que al
parecer se había apresurado la publicación de esta última encuesta como
forma de enmendar aquel error.
Me
equivoqué porque la verdad es otra: Pepín había contratado tres
encuestas para publicarlas entre enero y abril. Al atrasarse la de
enero, hubo que adelantar la de marzo para evitar que se juntaran las
dos últimas porque había que pagarlas se publicaran o no.
Ahora
parece que Gallup cedió a la presión del gobierno, y eso no es verdad.
Pero alguien tiene que pagar el precio de aquel error.
El problema es otro
La diferencia entre Danilo y Abinader siempre se ha mantenido bordeando
los 30 puntos porcentuales, incluso en los peores momentos de Danilo.
Porque
en esos momentos --que llegaron tras el suicidio de un arquitecto en la
sede de la OISOE--, Abinader estaba muy chiquito y su simpatía apenas
rebasaba el 20 por ciento.
Danilo
detuvo su caída en las navidades pasadas, y en enero cuando Gallup
salió a campo en busca de la información para su encuesta de febrero, ya
Danilo había repuntado, tal como lo consigna la propia Gallup en una
medición que hizo con su segundo nombre para un “grupo empresarial”.
Nunca
la reelección estuvo amenazada por Abinader que en sus mejores momentos
apenas ha rebasado el 30 por ciento y ha comenzado a descender de forma
tan peligrosa que hasta pone en riesgo una participación digna.
A eso se debe la rechifla y los improperios contra Gallup y Acevedo.

