Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
CHISME,
INTRIGA.- Una confrontación lógica, dialéctica, entre Danilo Medina y
Leonel Fernández fue convertida en chisme por sus seguidores y en arma
explosiva como intriga en boca de los oponentes del PLD.
Lo menos que se
esperaba era que se mataran como dos perros rabiosos, o que dividieran
al partido, y que vueltos desechos, sus liderazgos y la organización, el
camino quedara libre para que llegaran al poder Luis Abinader y el PRM.
Sin embargo, y al parecer, el tiro volvió a salirse por la culata. Y no
solo por el diestro manejo de las contradicciones políticas entre
Medina y Fernández, sino por lo forzado de una situación que debía
devenir por sí misma. Medina y Fernández no son novatos en política, y
tienen tanto tiempo en estas luchas que experiencia les sobra para no
dejarse manipular. Ni por propios ni por extraños. No podían irse a los
puños porque interesados los alentaran, como a los muchachos que pelean a
la salida de clases respondiendo a la provocación y agitación de los
compañeros de aula o de escuela. La inteligencia política, y un caso
raro, fue inteligencia emocional, y por lo que se vio el pasado fin de
semana hizo el milagro. Al PLD lo que le conviene es salir bien del
2016, y pensar que lo demás se dará por añadiduraÖ
SOÑAR
DESPIERTO.- Lo malo de soñar despierto es que se trastorna la propia
realidad, y más o menos eso fue lo que sucedió con los oponentes del
PLD. Creyeron que decir muchas veces al día que había problemas entre
danilistas y leonelistas avivaría las diferencias y se provocarían
situaciones que políticamente serían provechosas para la oposición. O
para el candidato o partido que tuviera principalía. El cisma era
inminente, pues los danilistas no aceptarían blindar la Constitución, de
manera que el presidente Medina no pudiera optar por un tercer período,
y a los leonelistas no les quedaría de otra que hacer causa común con
Luis Abinader y el PRM. Incluso se mostró en las redes una gorra que
ilustraba esa posibilidad, y se atribuyó el producto a un ex funcionario
muy cercano a Leonel Fernández. Ese punto del acuerdo, de una nueva
reforma a la Carta Magna, sigue pendiente, imposible de realizarse por
ahora; y sin embargo, en vez de un llamado a guerra interior, se produce
una conciliación, que no necesariamente una reconciliación...
EL
OTRO MAMBO.- La integración de Leonel Fernández a la campaña se debe
más a esas murmuraciones, o cuentos de camino, que a nuevos compromisos
internos. Se vio casi debajo de la patana, pero pudo maniobrar a tiempo,
y tuvo su primera salida el sábado, y difícilmente pueda volver atrás,
mucho más que la respuesta de la calle y de los compañeros fue de
entusiasmo. No puede decirse que esté en condiciones como cuando era
candidato, y su discurso todavía deja que desear, pues en sus
pronunciamientos tiene en cuenta el partido y no al candidato. Pero será
cosa de dar tiempo al tiempo. Empezó recordando obligaciones
conyugales, a lo que le siguió un “gracias mi amor”, adquiriendo
categoría política la ternura entre esposos. Tampoco anduvo solo, y las
actividades serán organizadas por su equipo, por lo que la campaña
oficial tendrá a partir de ahora doble dimensión. La dimensión de Medina
y la dimensión de Fernández. Los peledeístas que querían mambo, ya
tienen mambo. Y no de Omega, sino de Pérez PradoÖ
LAS
OTRAS VISITAS.- La realidad tendrá que ser otra ahora. Conviene más
tener a los leonelistas haciendo campaña a favor del partido, y aparte
como si fueran la res mala, que quejándose en los medios de que no los
toman en cuenta o que su líder fue víctima de acciones impropias de
compañeros. Por ejemplo, ya no dirán que la maldad de Quirino fue
patrocinada por el gobierno, ni acusarán de arrogantes a los danilistas
por no dejarse ayudar. Las “visitas sorpresa” del presidente del partido
a dirigentes que se decían disgustados, con razón o sin ella, serán
importantes. Si todos los peledeístas se incorporan a la campaña, y se
recupera el antiguo esplendor, las murmuraciones, los rumores y las
posibilidades de traición caerán en un abismo del que difícilmente
retornen. Dio trabajo, llevó tiempo, pero al parecer los peledeístas
lograron lo que no se esperaba: unificar sus fuerzas y colocarlas en una
sola dirección. Eran muchas las chivas amarradas en su patio, pero
faltaba la principal, la propia, y esa, por lo que se ve, será atada en
el frente...